regresa a pagina principal www.acilbuper.com.arregresa a pagina principal www.acilbuper.com.arregresa a pagina principal www.acilbuper.com.ar ACILBUPER - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES DE SANTIAGO DEL ESTERO N°2/10 - Enero 2000 - www.acilbuper.com.ar
Fe  de  vida  y  Salud Pública*

¿debemos salvarnos por la abstracción o de la abstracción?

 
por Viviana Jozami
 

Los factores que intervienen en la articulación y transformación de los modelos médicos  -centrados inicialmente en la dinámica del sub-modelo individual instituido en los países capitalistas “avanzados”- operan en las políticas de salud de los países capitalistas metropolitanos, de los dependientes y de los denominados “socialistas de estado”. La expansión del proceso, más que exclusión, tiende a generar una apropiación y transformación de otros saberes y prácticas a partir de su subordinación ideológica y técnica al Modelo Médico Hegemónico.

            Los conflictos que se plantean en los niveles de decisión -el Estado o las organizaciones corporativas privadas, con diferentes posiciones respecto de lo económico, lo político y lo social- tienden a ser resueltos de una manera complementaria, favoreciendo los procesos de producción y reproducción económico política, reforzando la hegemonía del Modelo e incluso, determinando y reorientando las actividades médicas particulares.

            En consecuencia, si se trata de describir y explicar el conjunto de relaciones que intervienen en un campo, los modelos deberían plantearse desde una perspectiva metodológica relacional, que considere las interacciones hegemónicas/subalternas para visualizar los procesos de reapropiación y rearticulación generados a partir de las transacciones de los grupos subalternos. Recordemos que el concepto de hegemonía no supone la exclusión de otras tendencias sino la subalternidad de las mismas, y que la hegemonía puede operar desde la subalternidad; de hecho, lo hace, de diversas maneras. (1)(2)(3)

            Por otra parte, si  los modelos se conforman mediante rasgos considerados estructurales que hacen a su constitución y permanencia, entonces: los caracteres estructurales deben  pensarse en términos de potenciación puesto que no es sólo el rasgo sino el efecto de estructura el que da la pauta de la intervención metodológica del modelo. De este modo se puede ver que el biologismo como rasgo estructural del Modelo Médico Hegemónico se expresa no sólo en la práctica clínica, sino en la práctica epidemiológica y se manifiesta a través de dos características importantes de destacar: el uso de series de corta duración histórica y el uso más extendido que se hace de las variables biologizadas (sexo y edad) respecto de otras variables, evidenciando el dominio de una concepción según la cual lo biológico no tiene historia (tomado como una constante autónoma respecto de las posibles determinaciones sociales además de no considerar las series históricas largas) impidiendo así  asociar los procesos histórico-sociales que inciden en la situación salud/enfermedad. De este modo, sin ignorar la urgencia para la epidemiología en la orientación de acciones para detectar los grupos de riesgo, lo que se cuestiona es la tendencia a la naturalización  de los procesos, que conduce a su simplificación al opacar parte de sus determinaciones.

            Este enfoque permite ver que el biologismo y la ahistoricidad se confirman por otro rasgo estructural del Modelo Médico: la asociabilidad. Aunque suene paradójico marcar este rasgo -cuando se hizo un fuerte énfasis sobre lo social en las discusiones e investigaciones sobre la medicina en América latina durante los años sesenta y setenta, amén del aporte de Ramón Carrillo en la década del cincuenta- no debe confundirse “lo social” con su incorporación concreta al aprendizaje y a la práctica médica dentro del sistema de formación de médicos vigente.

Fe y Saber, entre creer saber y saber creer, la alternativa no es un juego

            La situación de la Salud Pública de la Provincia, sin llevar el planteo a consideraciones exclusivamente éticas, exige en primera instancia ensayar el pensamiento crítico para desentrañar la red de relaciones sociales e ideológicas que la práctica médica genera y que no objetiviza como tal porque tiende a pensar su práctica en términos casi exclusivamente técnicos, lo que lleva -a veces- a suspender de humanidad a los sujetos de su práctica.

            Las metáforas que saturan el espacio, ya sean las de “globalización”, “descentralización”, “atención primaria”, “autogestión”, “promoción”, “prevención”, etc., sumadas a la sofisticación teletecnocientífica y farmacéutica, impiden ponderar las complejas relaciones entre las acciones que se recomiendan en los campos de la salud  y de la  educación referidos a la totalidad social.  La hegemonía del Modelo Médico  no anula la diferencia sino que la potencia puesto que vive de ella. Su asistente mass-mediático, la espectacular “máquina de hacer dioses”, disemina categorías performativas en “criptas CD-Roomizadas” con una visión hedonista del mundo mientras convive con la necesidad santiagueña de la estrategia y las tácticas locales  para una lucha cuerpo a cuerpo en el campo de la salud.

            El diseño estratégico debe involucrar un análisis de la violencia simbólica que el lenguaje médico genera (efecto estructura) asociada a la evaluación del riesgo  concomitante según los distintos niveles de complejidad -paralelo al intento de complicar los términos “trabajo médico” en otra representación  “novedosa” de lo social-  como preludio para una evaluación de los costos/beneficios, la asignación de los recursos materiales y sociales, su conducción y gestión.

            A pesar de cualquier crisis, es posible que el compromiso responsable de todos los sectores sociales en el caso de asumir tremendo desafío, decida sobre la inversión “lógica” de los pares opuestos complementarios: el usuario como proveedor y el proveedor como usuario de los Servicios  en  el proceso salud/enfermedad,  y anuncie  un  por-venir  a la Salud Pública, lo que no deja de tener implicancias éticas o políticas(4).

Referencias:

1)       JACQUES DERRIDA

a)       “Márgenes de la Filosofía”. Cátedra, Madrid, 1980.

b)       “Fe y Saber. Las dos fuentes de la <religión> en los límites de la mera razón” (Seminario de Capri). Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1997.

2)       JUAN CÉSAR GARCÍA. “La articulación de la medicina y la educación en la estructura social”. Mimeo, OPS, Weashington D.C., 1977.    

3)       EDUARDO MENÉNDEZ “Morir de alcohol. Saber y hegemonía médica”. Alianza Editorial, México, 1982.

4)       MAX WEBER. “Política y Ciencia”.

*    Fe de Vida”. Un apóstrofe más a las notas de Joan Manuel Serrat, siempre oportuno.               

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