ACILBUPER - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES DE SANTIAGO DEL ESTERO N°3/10 - 2001 - www.acilbuper.com.ar

 

CARLOS V

Cuatro imágenes alucinadas del poder

 

Por Manuel E. Landsman

 

Jóvenes e intelectuales santiagueños que han transitado los discursos y las obras de innumerables orígenes ecuménicos (pero sobre todo de obras de divulgación de los países centrales), no pueden menos que sorprenderse e incluso disgustarse ante el caso de nuestra provincia y su estilo de gobierno (encarnado este último en la figura interminablemente reelecta de Carlos Arturo Juarez).

Algunos de estos jóvenes, de mirada atenta, prestos a la sátira desde la sospecha incontrastable, visualizan oscuros nubarrones en el futuro en esta comunidad democrática, pluralista y económicamente progresista (o al menos la que en el contexto nacional hace mejor los deberes).

Claro, como joven e intelectual, alejado de los problemas concretos de los más pobres (la gran mayoría) y de la realidad histórica de nuestra condición dependiente (de la Nación, del FMI, e incluso de la propia masa que encarna una tradición cultural y política clientelar y reaccionaria), ve las cosas desde su ángulo pequeño-burgués-ilustrado. Y critica: Torpe, contradictoria, aveces, sin fundamento, la entereza y justeza del designio trazado por esta realidad u otra de la cual parece nada saber, o de la que se niega a reconocer como la única y mejor.

Pero, entonces, ¿qué és lo que sabe, o creé saber desde el fondo de esos otros relatos ilustrados que dispersaron su cabeza?, ¿qué creé conocer detrás de esos vidrios empañados de su realidad ficcional?. Se diría que delira su historia, más que encarnar una ideología, delira como un paranoico la incomprensión de su pesadilla. De buen grado adherimos aquí, al método paranoico de conocimiento inaugurado por Dalí.

Podemos describir cuatro imágenes negativas, o insoportables del poder, que extraídas de la experiencia real-mágica podemos reconocer sin ningún obstáculo. La primera, podríamos llamarla la del padre-patrón (1). Que se impone como figura paterna sobre los que supuestamente sólo son otros ciudadanos, pero en condición de gobernados. Resulta tanto repulsivo el desprecio de un hijo hacia su padre natural, como el fingido cariño de un falso "padre" sobre su "prole", la que no puede experimentar esto de otro modo que como una mentira, una farsa, un engaño. Como la de esos militares que adoptaron hijos de desaparecidos durante el proceso. Estos intelectuales se niegan a reconocerse como hijos culturales del matrimonio Juárez, y por lo tanto, inevitablemente desheredados y escindidos de sus hermanos, los "pobres", quienes si se sienten (o dicen) adoptados por esos progenitores. Así los gobernados se dividirían entre los hijos legítimos e hijos renegados. Esto sin considerar la situación de cada gobernado como la de un infante que "necesita" de un padre que lo "guíe" y lo someta a su arbitrio en toda materia ("El Cartero"). Esta es una primera imagen del poder como molestia íntima, casi filial y hasta, afectiva.

La segunda imagen es un poco más terrible, tiene la espada vengadora y la cruz imperial en sus manos. Y viene a colación por lo que en algún momento alguien creyó una casualidad del destino, de que el nombre "Carlos V", dado a un hotel (2) luego a una Unidad Básica del peronismo (3) corresponden, a la fuerza de la representación, en calidad de mensaje, de un signo que tiene valor de símbolo, redundante y sin tapujos, poder que no se oculta, que se manifiesta con toda su magnificencia ("Carlos" por el nombre del gobernador y "V" por su quinto mandato). Equiparando su gobierno a la de una monarquía absolutista del siglo XVI (4) en pleno hoy. Metáfora, metonimia, condensación y desplazamiento de sentido. Polisemia.

El emperador Carlos V ¿y la emperatriz Nina I? Libre delirio de este soñador alucinado, habitante de otro siglo, súbdito indócil, hereje.

Descendiendo a las profundidades de su pesadilla llega a las puertas del mismo infierno al descubrir el signo de "la bestia" del Apocalispsis, las letras de su falso padre, de un innoble emperador, como una horrible imagen sin sentido, el número de CARLOS ARTURO JUAREZ (5).

Otra fatal casualidad, u otro delirio irreconciliable con el mundo real, fruto de su mente enferma y alucinada que solo encuentra lo que allí puso previamente, su voluntad dañina y malintencionada. Paradoja del poder cuando se vuelve contra uno mismo, hacia quien tiene el poder de decir (se quemó la comida al escribir esto, por ejemplo). Cuando desenmascarado muestra aún otro rostro y nunca, ninguno es el verdadero. Tercera imagen del poder, místico y demoníaco. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Nuestro padre, emperador de un territorio dónde nunca se pone el sol, es también el amo de las tinieblas. Nuestro futuro, ciervos del infierno, limitados a un paseo por el río de los muertos (Dulce thánatos).

Por si esto fuera poco, ese cuerpo sufriente, apesadumbrado y derrotado vislumbra una cuarta imagen del poder. Femenino e invisible. Poder Depredator (6). Cuarta imagen del poder, no oculto, pero invisible, que se enuncia, su poder es eminentemente enunciativo, puro discurso de poder. Su nombre debe estar siempre presente, en boca de todos sus funcionarios en actos públicos. Nadie debe soslayar su presencia invisible y piadosa, desmesurada y ejemplar, por delante y por detrás del gran hombre, incorrupible y ubicuoa. La Eva-diosa santiagueña. La falsa madre, emperatriz, divinidad...

Suena el despertador, el joven intelectual despierta de febril delirio. Instala su curriculum y libreta de anotaciones en la mochila, toma la bicicleta de velocidad docta y parte a engrosar ejércitos de desocupados alucinados.

  Postcriptum

 

El poder no es una imagen, aunque haya un poder de imaginar. El poder no tiene nada que ver con esas autoridades políticas e institucionales, estas son el resultado de las líneas de fuerzas que vienen desde abajo, desde posiciones más imperceptibles, que sostienen y recrean esas imágenes huecas, y perpetúan modelos de dominación, que hacen insoportable el poder sobre los cuerpos concretos. El poder es molecular, como lo expuso genialmente Foucault, y actúa en todo el campo social y en todo momento. Queda por analizar, lo que en el ejercicio de las imágenes, en las representaciones colectivas del saber, se efectivizan en ejercicios agenciados de poder específicos y locales. Esto es, en cada escuela, en cada taller, en la policía, en sindicatos, y hasta en bailantas, esta distribución jerárquica y totalizadora de la dominación se reconstruye en todo momento.

Las representaciones íntimas de cada sujeto privado son re-envestidas por la imagen de un sujeto inferior, intelectual y socio-económico. Justificando toda arbitrariedad, falta de respeto e intolerancia hacia los semejantes. Léase todo tipo de discriminación y paternalismos, patoterismo y patronismo. Los espacios privados son confundidos y avasallados por la soberanía totalitaria del terrorismo público. Los derechos civiles son susceptibles de evaluación y tratamiento monárquico, al propiciar la confusión del espacio público por el del soberano, y reemplazar una justa reparación de derecho público dañado, por la venganza personal del déspota.

 

 

Santiago del "Etereo" 19-05-01

 

Notas

(1) Carta al pueblo de Santiago del Estero, Navidad del 2000. Nina y Carlos Juárez. Nuevo Diario de Santiago del Estero. En ella se hace manifiesto el sentimiento de paternidad hacia los habitantes de Santiago del Estero.

(2) Hotel "Carlos V", propiedad de su nuevo aliado y empresario, dueño de medio Santiago, Ick, amo del azar y de la necesidad - Mono bingo y Nuevo Banco-. Alianza aristocracia-burguesía capitalista.

(3) "Carlos V", nueva sede de la juventud peronista de Sumampa. Ver Art. De Nuevo Diario.

(4) Emperador (1500-58) de España (I) y de Alemania (V), hijo de Felipe el Hermoso y de Juana La Loca.

(5) "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es un número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis". (Apoc. 13-18)

(6) "Depredador", es un film de ficción dónde un ser que tenía la capacidad de hacerse

invisible a voluntad, liquida a un ejercito altamente preparado. El cine como manifestación mitológica contemporánea, es una muestra palpable de las múltiples representaciones del mal para la sociedad actual. La indestructibilidad del mal debe ser conjurado por el cine, para que el indefenso público-mortal pueda conciliar su sueño con la almohada.

 

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