Sociología general I

1. ¿Qué es la Sociología?

2. Hombre y sociedad

3. Los orígenes de la Sociología

4. Los padres fundadores

5. La sociedad, objeto de estudio de la sociología

6. cultura, persona, sociedad

7. Sociedades humanas y sociedades animales

8. La sociología y la sociedad industrial

9. La actividad de los sociólogos

10.                   El método científico

11.                   La sociología como disciplina científico

12.                   Teoría e investigación empírica

13.                   La sociología y los valores

14.                   Objeto y temas de estudio de la sociología

1.INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA

I. Problemas de definición de la sociología.

No siempre es fácil comprender qué es la Sociología, porque se trata de una disciplina que se ocupa de algo muy sutil y difícil de captar, pero muy importante. Se ocupa de lo social, de los fenómenos sociales, de las realidades sociales. De los sociólogos se espera que hagan pronósticos sobre lo que va a ocurrir en la sociedad, o que diagnostiquen problemas sociales. Que propongan soluciones a los elementos de malestar propios de nuestras sociedades.

La sociología es una ciencia muy reciente. Sus orígenes se remontan a pensadores como Augusto Comte, Emilio Durkheim y Max Weber, que escribieron sus principales obras en el siglo XIX y a principios del siglo XX. Es una ciencia que aún no ha tenido oportunidad para desarrollarse y poder ofrecer resultados.

La sociología, en un sentido general, es el resultado de aplicar los procedimientos propios del método científico al estudio de los fenómenos sociales; los sociólogos aplican un conjunto de teorías y técnicas de investigación para estudiar, explicar e intentar predecir las relaciones sociales y los procesos de interacción que tienen lugar en el ámbito de las estructuras sociales.

II. Imágenes actuales sobre los sociólogos y la Sociología.

     Las imágenes colectivas sobre el sociólogo reflejan opiniones bastante encontradas. Es visto con “recelo” y “esperanza salvadora” con la que antes se veía al médico o al sacerdote. La gente forma expectativas que acaban en formas más o menos explícitas de agresividad cuando no se satisfacen. Tanto la imagen sacerdotal como la profética, incluso como recurso explicativo general, tienen un tronco común con algunas orientaciones que caracterizaron sus primeros pasos, a causa de las propias ideas de Augusto Comte (1798-1857), que creía que la Sociología estaba llamada a ser una especie de “nueva religión” de la nueva era industrial.

     Lo cierto es que la persistencia de diferentes visiones entre los propios sociólogos, nos permiten comprender que entre los ciudadanos existan confusiones y ambivalencias sobre el papel del sociólogo y lo que de él se espera. Así como la misma imprecisión existente sobre las posibilidades y perspectivas ocupacionales de este campo científico.

III. Elementos para la comprensión de la Sociología como disciplina científica.

     De la Sociología se ha llegado a decir que es una ciencia que ha entrado en crisis sin haber alcanzado la madurez, que la tarea de los sociólogos sólo consiste en dedicarse a la “demostración pedante de lo obvio”, avalando con datos empíricos y citas pedantes cosas de sentido común. Algunos intérpretes la han visto como una ciencia al servicio del poder y otros la han visto como un instrumento de emancipación y de cambio revolucionario del orden establecido.

     Los problemas de la Sociología son en buena medida los de toda ciencia joven que no se ha desarrollado. El recurso a la “cuantitofrenia” y a la utilización de jergas especializadas es algo frecuente en casi todas las comunidades científicas. En el fondo muchas de sus críticas, no sean sino elementos comunes que caracterizan a casi todos los “grupos científicos”.

     La pluralidad de percepciones entre los sociólogos, ha llegado a alcanzar tal punto que en nuestros días deberíamos de hablar de las distintas sociologías. Swelser decía que hay una gran cantidad de escuelas que se yuxtaponen y a veces luchan entre sí. La existencia de diferentes enfoques y la diversidad de los campos de especialización, hace más difícil ofrecer una visión de conjunto sobre sus características y contenidos.

     Lo importante en una ciencia no sólo es el esfuerzo definidor, sino la capacidad para ofrecer resultados concretos y prácticos. La obsesión por las definiciones ha pasado hoy a un plano  secundario. Junto a la actual tendencia al abandono de las discusiones sobre el concepto de la Sociología, el debate metodológico continúa animando una gran cantidad de discusiones sociológicas.

     Este abandono ha dado lugar a una atención creciente por los problemas y las cuestiones sociales concretas e inmediatas. Incluso se ha popularizado algunos enfoques microsociológicos. La tendencia a situarse en los bordes de la Sociología es, uno de los factores que definen la sutileza de las relaciones con los enfoques y métodos de otras ciencias sociales. Esta tendencia hacia el “autoanálisis”, no ha conducido sino a provocar el “enclaustramiento” dentro del propio ámbito de su comunidad profesional.

     Toda esta preocupación por la realidad de la Sociología, ha dado lugar a que algunos sociólogos crean que es su propio objeto de estudio. Una intelección precisa, no es posible sino a partir de la comprensión y explicación de su propia génesis en toda su complejidad.

IV. La explicación sociológica.

     Los sociólogos tenemos que ser capaces de mejorar nuestra comunicación y el sentido de nuestra propia ubicación en el conjunto social. Por ello lo más prioritario es lograr abrir más la Sociología a la sociedad, evitando su cierre en círculos profesionales. El posible fallo de la Sociología está en la eventual incapacidad para lograr su adecuada comprensión y aceptación social, para demostrar su utilidad. Y ello se logra profundizando con rigor científico en los actuales elementos de crisis en las comunidades de hombres. Hay que lograr una explicación social de esta disciplina para su mayor comprensión.

¿Cuándo aparece la Sociología? En nuestro tiempo histórico y al hilo del surgimiento y desarrollo de la sociedad industrial.

¿Porqué aparece la Sociología? Por que se han alcanzado las condiciones de madurez adecuadas: una sensibilidad y atención a lo social y unas condiciones intelectuales adecuadas (liberación de dogmas y mayor reflexión intelectual.

¿Cómo surge la Sociología? Por un proceso secuencial de evolución de los saberes sociales en una dirección de avance hacia una mayor especialización (autonomía de las ciencias políticas de la religión, aparición y desarrollo de la economía y surgimiento de la Sociología).

¿Para qué surgió? A corto plazo para enfrentarse de una manera científica (cuestión social) y a medio y largo plazo para intentar construir una ciencia específica de la sociedad en cuanto tal.

¿Con qué orientación? Con una orientación basada en los supuestos y planteamientos propios del método científico.

Para dar respuesta al reto de lograr una clara definición de la Sociología es necesario:

1.   Partir de un estudio profundo de la relación hombre-sociedad. Para entender la razón de ser de la Sociología hay que precisar el papel que juega lo social en la evolución del hombre.

2.   Comprender cuales son los rasgos del período histórico en que aparece la Sociología; y esto desde una doble perspectiva:

·         La de los cambios sociales  que se producen en este período.

·         Desde las nuevas mentalidades que se difunden en esta época, y la forma en que el hombre va ir orientando su actividad intelectual para dar respuesta a los múltiples interrogantes que vienen urgidos y por las nuevas circunstancias históricas y sociales en que vive.

3.   Es necesaria una explicación cabal sobre que es y supone la ciencia moderna, aclarando el grado en que los esquemas y procedimientos del método científico pueden resultar aplicables al estudio de la realidad social.

Sociología entendida como el resultado de aplicar, en un determinado contexto histórico, los procedimientos de conocimiento propios del método científico al estudio de los fenómenos que acontecen en la esfera de lo social.

Con unas explicaciones sencillas y con una definición básica, se puede lograr un 1ª acotamiento de nuestra esfera al tiempo que se proporciona varias pistas para una mejor comprensión de la realidad de la Sociología. Pero no se logra un completo esclarecimiento de nuestro objeto de estudio específico.

Para entender la Sociología no basta una mera definición, se necesitan otros elementos de comprensión. Lo que necesita es ser explicada y no sólo definida. No puede ser descrita sólo empírica y descriptivamente, sin mayores indagaciones sobre sus posibilidades, perspectivas de futuro y sobre su dinámica. La Sociología forma parte de un conjunto más amplio de ciencias sociales  y se ocupa de un campo de realidades humanas del que también se ocupan otras ciencias del comportamiento. Sin embargo, la Sociología tiene un campo temático específicos con unos enfoques metodológicos particulares. El campo temático puede ser descrito en un sentido general como “lo social”. Lo que tienen en común todos los enfoques sociológicos es la atención a ese matiz o dimensión específica de lo social en las relaciones y comportamientos humanos.

   La concurrencia de factores constituyeron los elementos histórico-sociales a partir de los que fue posible el desarrollo de una nueva rama del saber. Pero, junto a todos estos elementos de carácter externo a la Sociología, para que dicho desarrollo se produjera fue necesario una evolución específica, de carácter interno. Así, como ha señalado Eisenstadt y Curelaru, el desenvolvimiento pleno de un “enfoque sociológico” propio implicó:

·         El desarrollo de una problemática específica diferenciada de la propia de orientaciones filosóficas, ideológicas o reformistas.

·         El desarrollo de las grandes teorías sociológicas interpretativas del orden social.

·         El desarrollo de específicas cuestiones sobre aspectos concretos de la vida social, la organización o de la conducta.

·         La conexión de estas orientaciones con perspectivas de investigación científica y con conceptos analíticos.

En definitiva, una comprensión explicativa de la Sociología exige hacer referencia a la misma forma interna en que el pensamiento social ha evolucionado hacia una comprensión de una problemática social específica en términos susceptibles de ser objeto de comprobaciones y verificaciones empíricas, a partir de unos marcos teóricos interpretativos adecuados y con conceptos analíticos pertinentes.

    

2.HOMBRE Y SOCIEDAD

     El hombre necesita de la sociedad para nacer en una familia, para vivir en grupo, para desarrollarse. Ni el hombre ni la sociedad humana pueden ser comprendidos ni explicados independientemente.

I. La naturaleza de lo social.

     El hombre es un ser social. Siempre ha vivido en sociedad como un hecho natural. Un hombre no puede nacer fuera de la sociedad. Una vez nacido hay que comprender la importancia que el aprendizaje de costumbres, de modos de comportarse, de relacionarse y comunicarse, tiene para todo ser humano, desde los primeros meses de vida. Todo ello forma un conjunto de pautas y patrones de conducta social, sin los cuales, se podrían ver reducidos a una condición diferente a la que actualmente entendemos como humana.

     La importancia que lo social tiene en la conformación de la propia realidad humana contrasta, con la poca atención recibida. El tardío descubrimiento de este como campo temático es una de las razones por las que la Sociología no empieza a desarrollarse hasta el s. XIX. No parece suficiente la explicación de que una reflexión sobre lo social no se pudo producir hasta  que no se desarrollaron los planteamientos propios del método científico y hasta que la realidad de la “sociedad civil” fue contemplada diferente al Estado, al margen de todo lo que se comprendía  en la esfera del poder político.

     La mayor parte de los “padres fundadores”  no dedicaron sus esfuerzos a aclarar  lo que constituye la realidad de lo social. Podríamos pensar que lo tardío de esta reflexión estriba en su carácter básico. La evidencia de que los hombres estamos entrelazados en una compleja red de grupos primarios identificables en los distintos ámbitos de la vida social, constituye una realidad tan obvia en nuestros días que no deja de resultar sorprendente que hasta una época reciente no se haya prestado la atención que se merece.

     Resulta razonable la explicación de que ha sido la misma importancia de lo social la que ha retardado  el desarrollo consciente de una reflexión sobre esta problemática hasta el momento histórico de la revolución industrial, en que el vertiginoso ritmo de los cambios sociales, empezó a hacer tambalearse la firmeza de muchas de las concepciones tradicionales y los esquemas estructurales con que el hombre había contado.

Lo social constituye la verdadera sustancia medular de estudio de la Sociología.

     La Sociología investiga las fuerzas que permiten a los seres humanos mantenerse unidos a las “moléculas sociales” donde se hallan prácticamente desde  el momento de su concepción. Se han desarrollado 2 grandes campos de atención en la Sociología: la estática social (estructura social) y la dinámica social (cambio social). También se puede profundizar en el estudio del “vínculo social” (Nisbet) a través de los distintos elementos que lo componen (la interacción social, los agregados, la autoridad social, los roles, los status, las normas, etc.).

    

II. El papel de lo social en el desarrollo humano.

     La dimensión social del hombre no se limita a la simple constatación de que el hombre es un ser que vive en sociedad, sino que la cuestión central estriba en dilucidar cuál es el papel que juega esta dimensión social en la naturaleza humana en conjunto. El hombre no es el único ser social, pero cuando decimos que “la vida humana es vida social” estamos empezando a aclarar cuál es el papel de lo social para el ser humano.

     La evolución dibuja una línea de creciente complejización de los sistemas, con un paso de lo simple a lo complejo, tanto por medio de la vía del desarrollo interno, como por la vía de la agregación. La tendencia a la unión en conjuntos más amplios y complejos, puede considerarse, como una tendencia general que se encuentra inserta en la propia lógica de la vida. Los etólogos han subrayado que en la naturaleza animal son más abundantes los casos de cooperación y asociación que los de confrontación y destrucción.

     Las formas sociales de agregación tienen un papel adaptador, para encontrar respuestas a problemas con los que no es posible enfrentarse eficazmente de manera individual.

     Se puede decir que “ las formas de organización societal son una manera  de adaptación por medio de las cuales ciertos tipos aumentan  sus posibilidades de sobrevivir y multiplicarse”. Ha adquirido gran importancia el hecho de que sólo unas pocas especies hayan podido adaptarse al medio y sobrevivir. Algunas especies han logrado esta adaptación precisamente merced  a su sociabilidad. Como ha señalado Perinat, la sociabilidad se han decantado a través del largo itinerario de la evolución de las especies.

     La interrelación entre los factores biológicos y culturales en el proceso adaptativo de la evolución humana está siendo, objeto de una atención cada vez más preferente. Se va a reivindicar la necesidad de una perspectiva “coevolucionaria” para “explicar cómo la biología humana y la cultura son generalmente adaptativas en el mismo sentido, y cómo ambas han podido interactuar en la evolución de los atributos humanos”.

     Los sociobiólogos irán más allá en sus análisis poniendo el acento en el papel de la herencia genética en la dinámica de lo social, como verdadero motor de la sociabilidad. Uno de los principales mentores actuales de la Socio-biología, Edward Wilson, ha insistido en señalar que “el parentesco juega un papel importante en la estructura de grupo y sirvió, en un principio, de principal fuerza generadora de la sociedad”. En el parentesco verá la explicación del fenómeno del altruismo.

     Hamilton ha utilizado el concepto de coeficiente de parentesco, como la fracción de genes mantenida por descendencia común, para referirse a la aptitud inclusiva. Esta sería la suma de las aptitudes compartidas (genéticamente). Cuanto mayor es el coeficiente de parentesco en un grupo, mayor es el componente de solidaridad colectiva. Por ello las mayores orientaciones altruistas se dan en sociedades donde hay un alto grado de identidad genética (hormiguero).

     Las interrelaciones y dependencias mutuas entre los procesos biológicos y culturales de la evolución han sido objeto de atención. Schwartz y Ewald han señalado que la forma más frecuente de influencia cultural en este proceso biológico lo constituye la selección de pareja. La significación genética de estas decisiones culturales referidas al emparejamiento, consiste en que ciertas combinaciones genéticas son excluidas, o sus posibilidades reducidas o aumentadas. Los resultados genéticos están basados en la acción cultural, por lo que una cultura deberá ser vista “como un factor de la evolución biológica del hombre”.

     Varios estudiosos han resaltado como “ los factores culturales han desempeñado un gran papel en la evolución física de la humanidad en un complejo de influencias mutuas”. Por ejemplo, el desarrollo de algunas herramientas tuvo como consecuencia el que muchas funciones que anteriormente se habían realizado con los dientes, se llevasen a cabo  por medio de esos instrumentos, por lo que los grandes dientes se hicieron innecesarios y se fue reduciendo su tamaño.

     En las especies sociales las mutaciones genéticas tienen más probabilidades de consolidarse, en virtud del mayor grado posible de intercambios grupales. Podemos decir, que el “misterio  del vínculo social” hunde sus raíces en la propia lógica de lo viviente, en la tendencia a la agregación general de las especies. De igual manera, hay que ser conscientes de que en el desarrollo de los componentes sociales de las especies han jugado un papel fundamental los propios procesos de selección natural (mayores probabilidades de supervivencia), cobrando más importancia el componente social a medida que más evolucionadas están las especies. Ello nos lleva a reconocer la importancia decisiva de las interrelaciones entre el hecho biológico y el hecho social.

III. La concepción del hombre como ser social.

     Durante mucho tiempo se ha venido considerando que la base de esta concepción del hombre, como ser básicamente social, estaba en la famosa definición aristotélica del hombre como “animal político por naturaleza” (ZOON POLITIKÓN). El hombre según Aristóteles es un ser naturalmente sociable, y el que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto del azar es un ser degradado o un ser superior a la especie humana.

     Otro pensador, Darwin (1809-1882) nos ayudará indirectamente a esta comprensión. Hay 2 ideas de la “teoría de la evolución” que nos ayudan a comprender ciertas dimensiones de la dinámica humana y del papel social:

·         La idea de equilibrio ser vivo-naturaleza, como dialéctica de interacciones mutuas.

·         La idea de que el proceso de evolución se ha producido en virtud de una dinámica de constantes adaptaciones y desadaptaciones.

La realidad es que el efecto de la mayor parte de las mutaciones genéticas son aleatorias, casi siempre dañinas y el individuo no sobrevive. En algún caso son beneficiosas y son el origen de una nueva especie. En la perspectiva general de la evolución de las especies, la aparición del hombre puede considerarse en parte como resultado de factores de azar (mutaciones genéticas, cambios geológicos, alteraciones climáticas, etc.). Pero también la aparición y desarrollo de los humanos no puede explicarse si no es a partir de un conjunto importante de innovaciones que sólo han sido posibles, en virtud de la propia condición humana como especie social. Además de sus capacidades para desarrollar diferentes formas de organización y cooperación y sus mecanismos de acción colectiva, un conjunto de utensilios y medios con los que adaptarse mejor al medio natural.

El hombre puede considerarse como fruto de un doble proceso de evolución biológica y de evolución social.

     Los hombres presentaban bastantes rasgos de una típica inadaptación al medio que parecía destinada a desaparecer. Sin embargo, supieron hacerse fuertes a partir de su debilidad física y pudieron sobrevivir, en virtud de su carácter social y transmitir una cultura (conjunto de conocimientos, formas, técnicas y hábitos sociales que eran aprendidas como un depósito común de las comunidades). A partir de este depósito nuestros antepasados pudieron enfrentarse con algunas ventajas al reto de la adaptación al medio, y pudieron hacerlo cada vez mejor. Cultura y sociedad son las claves que nos permiten comprender no sólo la adaptación del ser humano a la naturaleza, sino la misma naturaleza de éste, hasta un punto que el hombre, tal como es en la actualidad, sólo puede ser concebido “ como producto de su sociedad y su cultura”.

     Lo social en el hombre forma parte indispensable de su propio proceso de adaptación como especie, que fue capaz de superar social y culturalmente sus carencias.”La cultura” es para el hombre, en un sentido sociológico, un ambiente artificial creado por él mismo, que ha ido enriqueciéndose y que es transmitida a todo individuo desde su nacimiento a través de diversos procesos de socialización y aprendizaje. A todo este proceso se califica como “hominización”. Sin la sociedad y la cultura, los hombres no llegaríamos a ser lo que somos. Una sociedad es un agregado organizado de individuos y la cultura es la forma en que se comportan,  su modo de vida.

La sociología actual ha llegado a la conclusión, de que la idea de un “individuo aislado es una ficción filosófica”, ya que el ser humano es por propia naturaleza, un ser básicamente social, por que lo social constituye parte de lo que es ser hombre. Sin sociedad el hombre no existiría, no sería inconcebible.

IV. Rasgos característicos de lo humano.

     La comprensión del proceso adaptativo del hombre tiene que completarse con una indagación sobre el otro polo del binomio: el individuo. Así, dentro de una perspectiva general en la que se parte de considerar lo social como el contexto en que se hace posible lo humano, hay que plantearse hasta que punto lo social (condición compartida con otros seres vivos) puede considerarse como una condición suficiente para explicar dicho desarrollo humano.

     La naturaleza de lo humano debe ser entendida como algo que se completa con otras cualidades  añadidas que permiten dar más cumplida explicación del complejo proceso de hominización. Todo esto da lugar a que la cultura y la sociedad presentan unas características diferentes a las de otras especies. Lo que diferencia al hombre es su libertad, su disposición voluntaria para cooperar y actuar altruistamente con sus semejantes, y su capacidad de realización de trabajos creativos e inteligentes mediante una serie de herramientas y útiles que ha ido perfeccionando progresivamente a lo largo del tiempo.

     Los estudios sobre las sociedades de primates nos han permitido conocer, que en estas sociedades existen determinadas formas de protoculturas  muy elementales que orientan los comportamientos grupales. Si observamos el comportamiento social de algunas comunidades muy primitivas (tribus de los Ikung) podremos entender las características de una sociedad humana muy elemental. Entre estos 2 tipos de sociedades y  las nuestras se pueden adivinar ciertas líneas de continuidad. Por ello podemos entender cómo las sociedades humanas han podido ir evolucionando poco a poco a lo largo de los años, dando respuestas a los retos de la adaptación al medio, hasta llegar a complejas sociedades.

     En este largo proceso, el hombre ha hecho de la sociedad su verdadero “nicho ecológico” y se ha hecho a sí mismo con su sociedad. El hombre es un ser social que tiene otras cualidades como su capacidad creativa, que ha dado lugar ha que se le haya calificado como “homo faber”. En la naturaleza hay otros seres que hacen construcciones (castores y sus presas), pero lo que diferencia al hombre es que puede hacer trabajos y tareas más complejas y progresivamente perfeccionadas. El ser humano tiene para esto 2 capacidades específicas que son la clave de su evolución:

·         Cerebro que le permite una actuación más inteligente

·         Mano más idónea para manipular y fabricar instrumentos y realizar con ellos tareas más diversificadas

Pero lo importante es que la invención de útiles y herramientas realizadas de esta manera no es un acto individual, sino una tarea social, de grupo y son depositadas en el acervo común de las sociedades a través de la cultura. De esta manera, los 2 elementos básicos que hicieron posible la evolución de los hombres, se complementaron con los 2 medios a través de los que las herramientas se transmiten a lo largo del tiempo: la cultura (depósito común de conocimientos) y la sociedad (como ámbito para la realización global de las tareas). Por todo ello, pueden ser considerados como los cuatro pináculos sobre los que ha sido posible la evolución humana. Mediante la capacidad grupal de trabajo y de acción, los hombres han logrado alterar la relación originaria con la naturaleza y ha ido controlando la naturaleza y ha ido controlando la naturaleza, readaptándola a la medida de sus necesidades.

En esta dinámica de adaptación a la naturaleza el hombre ha ido progresando, como especie social, en un largo proceso evolutivo de desarrollo cultural, que ha sido básicamente un proceso creativo, un resultado de la capacidad expresiva de la libertad humana.

Esta concepción  sobre el proceso evolutivo del hombre, a través de sus capacidades sociales y “hacedoras” ha sido desarrollada, entre otros, por Carlos Marx en su teoría sobre la productividad  -del hombre como ser de praxis-, como ser dotado para un trabajo inteligente, libre y creativo.

En una perspectiva general, podemos decir que la conformación social de los hombres ha acabado influyendo en su propia evolución como especie y que lo social se ha convertido en un requisito básico para su misma supervivencia como especie social, ya que fuera de ella el hombre es un ser inviable. Y en el proceso evolutivo, a través del que la sociedad se convierta en una necesidad radical para el hombre, se puso en marcha, a su vez, un mecanismo fundamental de orientación del cambio biológico y mental.

Por el momento parece razonable suponer que los homínidos sufrieron 2 variaciones adaptativas en sucesión:

·         La vida en el campo abierto y el consumo de semillas.

·         La caza mayor que indujo a un mayor aumento de mentalidad y organización social, que llevó a los homínidos a través del umbral hacia la fase evolutiva autocatálica y más próxima a la internalización. En esta etapa surgieron las cualidades humanas más distintivas.

Lo que sucedió fue (concluirá Wilson) que el cambio mental y social llegó a depender más de la reorganización interna y menos de las respuestas a las características del ambiente circundante. La evolución social, en resumen, había adquirido su propio motor.

Sin embargo, la realidad es que el debate sobre la manera en que se ha producido la evolución social, y sobre la forma en que ha influido en nuestra conformación como especie, carece aún de suficientes fuentes de información precisa. En el proceso de evolución social existen t6odavía muchas lagunas informativas, pero que no nos impiden comprender el doble proceso de adaptación: de la especie al medio, a través de los sistemas sociales, y del individuo a la sociedad, por medio de la “cultura”.

En un contexto, de cierta complejización de las fronteras entre los distintos tipos de conductas sociales, la cultura, aparece como el verdadero elemento explicativo del carácter social humano, de forma que, el hombre sólo puede ser entendido como fruto de un tipo de cultura desarrollada a partir de la evolución de formas sociales específicas.

En el hombre, lo social adquiere una dimensión bastante especial, en la medida en que no es posible concebir al hombre sin su sociedad, por que no sólo deviene un ser inviable durante los primeros años de su vida, sino que resultaría un ser distinto al actual. En definitiva puede decirse que la cultura es la que ha conformado la personalidad humana, y la que ha permitido su supervivencia y desarrollo.

3. LOS ORÍGENES DE LA SOCIOLOGÍA

     El hombre fuera de la sociedad, sin ser socializado en los patrones de su cultura, deviene un ser indefenso y sería un ser diferente a lo que entendemos por hombre.

I. El contexto social de la Sociología.

     Después del florecimiento de la cultura griega, la reflexión sobre el carácter esencial de lo social casi se perdió a lo largo de siglos. Durante un extenso período de tiempo, los hombres vivieron en comunidades bastante estables. Pero todo este mundo estático y sometido en el orbe occidental a los poderes de la Iglesia y la Corona, empezó a resquebrajarse en el s. XVIII bajo el impulso de impresionantes procesos de cambio que abrieron el camino a una ciencia específica de la sociedad. El siglo XVIII marcó el desarrollo de cambios de todo orden, que dieron lugar al inicio de una nueva era histórica. Entonces aparecieron nuevas ideologías y enfoques políticos, surgió la ciencia moderna, y bajo su influencia se desarrollaron un conjunto de disciplinas sociales, entre las que se encontraba la Sociología. Fueron los tiempos del Renacimiento, de la Ilustración y el inicio de una nueva forma de pensamiento científico.

     La apertura de la mente humana a nuevas ideas fue acompañada  de importantes cambios políticos. Con Maquiavelo y el surgimiento del Estado Moderno apareció una nueva manera de entender la Política, hasta entonces dictada por la Iglesia Católica. No como un saber amoral, sino como saber científico. La revolución liberal, que fue desarrollándose de manera paulatina en Inglaterra, y la Revolución Francesa, hicieron posible que el siglo XIX se iniciara bajo el signo de una nueva era: la era de la razón, los derechos humanos y del pensamiento científico y secular.

     A los cambios de ideas y los cambios políticos  sucedieron los económicos. Los conceptos de capital y de salario transformaron de manera sustancial las relaciones de producción.

     La Revolución Industrial condujo, al inicio de un nuevo ciclo histórico, que puso en marcha enormes recursos productivos y dio lugar a una transformación radical del orden social. Millones de personas se fueron trasladando hasta los núcleos urbanos. Los nuevos obreros industriales se hacinaron en los barrios proletarios, en unas condiciones penosas de vida. En poco tiempo la llamada “cuestión social” se convirtió en un foco de atención prioritario de todo el pensamiento social, desde los teóricos socialistas, hasta Papas como León XIII, que en su encíclica “Rerum Novarum” denunció las consecuencias negativas del nuevo orden económico. Algo fallaba en aquel nuevo contexto social. La sociedad estaba en crisis. Por ello, pensadores de uno y otro signo volvieron su atención  al estudio de lo social. Éste fue el clima en el que surgió la Sociología, con la intención de ocuparse de los problemas generados del hilo de esta intensa construcción y reconstrucción del orden social.

     En 1839 Augusto Comte propuso públicamente calificar a la nueva ciencia como Sociología. Aunque su propuesta tardó en ser aceptada como ciencia y se desarrollo con lentitud pero la 1ª piedra había sido puesta. La Sociología surgió en el curso de una especialización de los saberes, en unas sociedades cada vez más complejas y cambiantes.

1º- política (con el desarrollo del Estado Moderno y burguesía)

2º- economía (bajo el impulso de las nuevas mentalidades mercantilistas)

3º- sociología (que intenta llegar al núcleo de las propias relaciones sociales globales)

     El nacimiento de la sociología por el impacto creciente de los “problemas sociales” que la Revolución industrial había desencadenado. “La cuestión social” y la conciencia vivida de los cambios sociales pusieron el problema de la sociedad en el punto de mira. Y había que ocuparse de ello con un espíritu secular y científico propio de la nueva época, sin prejuicios, con rigor y método. No es extraño que sea en las épocas de grandes cambios sociales, en las que se producen mayores crisis, sean las que toman más fuerza la reflexión social. Por ello fue en el tránsito de la sociedad estamental a la industrial, en la que surgió y se desarrolló la Sociología como disciplina científica autónoma. Se fue creando un clima propicio para la difusión de nuevas mentalidades, al tiempo que el cuestionamiento de la sacralización del viejo orden allanó muchas de las dificultades para el cambio.

     En este período tuvo lugar un crecimiento desmesurado de la población y un fenómeno paralelo de urbanización, dando lugar a continuos desplazamientos masivos de población. A estos cambios se unió el surgimiento de nuevas clases sociales, como consecuencia de la nueva configuración del orden económico (fábrica), así como un conjunto  de transformaciones industriales, consecuencia de la innovación tecnológica, que dieron lugar a continuos procesos de especialización laboral y división del trabajo.

     Los intensos cambios sociales y económicos, las nuevas formas de organización política y los nuevos inventos impregnaron toda una época por una especial preocupación por el orden social. Esta misma sensibilización por la mutación y el cambio social dio lugar a que la reflexión sociológica apareciera muy influida, por una clara preocupación por los temas de la destrucción y reconstrucción del orden social.

II. La acuñación de un nuevo concepto. ¿Cómo surgió la Sociología?

     La acuñación del término Sociología por Comte emparentó los primeros pasos de esta disciplina con sus concepciones, lo que dio lugar a que su aceptación fuera limitada en sus comienzos. El recurso a la doble genealogía latina (socious) y griega (logos) será explicada como recordatorio de las “2 fuentes históricas de donde surge la civilización moderna”, esto revelaba las pretensiones espirituales de Comte, que quería presentar un nuevo tipo de religión, ya que entendía la Sociología como una rama del conocimiento con una clara vocación de transformación del orden social.

El desarrollo de la humanidad se producía conforme a una lógica que él conceptualizó como la “Ley de las tres etapas”:

·         Teológica o ficticia

·         Metafísica o abstracta

·         Científica o positiva

Es decir, la nueva ciencia en la concepción comtiana no se orientaba a perseguir el saber por el saber, sino que aspiraba a un conocimiento que hiciera posible la previsión, y que sirviera de guía para la acción. Esta forma de entender la Sociología ha querido ser vista como la principal causa de la fuerte lectura “ideológica” de la que fue objeto desde el 1º momento la “Sociología de Comte”. Pero también fue planteada por otros padres fundadores como una fuente inspiradora de soluciones  científicas a los problemas sociales.

Para Comte el desarrollo de la Sociología sólo era posible a partir del desarrollo de otras  ciencias, lo que, puede ser visto no sólo desde un punto de vista de superioridad, sino también de dependencia. Se comprende que tras un período marcado por tantas ambiciones, después de la muerte de Comte, la Sociología se encontrase ya emplazada en una fase de cierto “retraimiento utópico”.

III. Los complejos tiempos históricos de la Sociología

El período de “ilusión profética” no duró y ya desde principios del siglo XX la mayoría de los Sociólogos se orientaron por caminos más prácticos, concretos y parcelados. La persistente obsesión de una parte de los sociólogos por continuar empeñados en intentar la clarificación del estatuto de esta disciplina, unida a la tendencia a cerrarse en círculos internos de continuo  autoanálisis, la hace vivir situaciones de crisis que nos retrotraen a los momentos fundacionales. Una cierta situación de crisis constituye el contexto necesario en el que encuentra los estímulos más importantes para su propio desarrollo.

La misma explicación de lo social, como área temática al margen de la reflexión sobre el Estado, fue posible en contextos sociales cambiantes y marcados por la vivencia de experiencias de crisis. En poco más de un siglo y medio de existencia, la Sociología ha vivido un continuo autorevisarse, con una acusada  vocación por aparecer como “algo nuevo”. Es lo que algunos han calificado como el síndrome de la “novedad” de la Sociología.

La tendencia de muchos sociólogos a ser polivalentes y “especialistas” en casi todas las principales áreas temáticas y a ser expertos de toda la historia de la Sociología, constituye una llamativa curiosidad en el mundo científico de nuestros días. Debido a esta forma de proceder, apenas se ha producido un desarrollo autónomo y diferenciado entre la teoría sociológica y  lo que es su propia historia.

En ocasiones los sociólogos actuales y pasados son mezclados y combinados sin complicaciones. Uno de los efectos que produce esto es el dar una apariencia de “vitalidad asombrosa” a algunas teorías sociológicas, y de significativa intemporalidad a la historia del pensamiento sociológico, en general. En muchos libros sociológicos se encuentran referencias o citas en presente  de autores fallecidos, como si fueran “nuestros contemporáneos primitivos”.

Esta forma de utilización de las teorías sociológicas ha intentado ser explicado, por el carácter inspirador de las aportaciones de los clásicos. Como ha señalado Lewis A. Coser, si  fuera una disciplina tan acumulativa (como la Física) no sería tan necesario estudiar a los clásicos. Sus descubrimientos más importantes  se encontrarían en los libros de texto. Pero en una perspectiva más amplia, el recurso a los clásicos continuará siendo necesario.

Hay que reemplazar la atención a la Sociología como problema, por un quehacer científico concreto y práctico capaz de ocuparse de los verdaderos problemas de la sociedad.

IV. Sociología y presociología

     La antigüedad de la observación y la reflexión sobre la sociedad ha querido ser situada por algunos autores en los mismos orígenes de la civilización occidental. Pero hay que plantearse es si produjeron de forma diferenciada respecto a otras ramas del saber. Es decir, lo que hay que precisar es cuándo se automatizó la atención a lo social de los ámbitos de lo político, de lo moral y de lo religioso, y cuando se produjo un enfoque analítico en esta área de conocimiento orientado por metodologías que puedan ser calificadas realmente como científicas.

     Como Popper recordará, el mero interés en un campo determinado de la realidad no es condición suficiente para el desarrollo de un área de conocimiento específico. En este sentido la Sociología  se encuentra en una situación de menor desarrollo como ciencia. La datación precisa de los inicios de la Sociología no puede ser objeto de una interpretación absolutamente lineal y clara. No tuvo un tiempo de nacimiento completamente “ex novo”, coincidente con la acuñación del término en 1839. Comte cuando presentó este término no hizo otra cosa que buscar una palabra para referirse a la nueva ciencia que con el nombre de Física social venía postulando desde sus escritos de 1822 y 1825.

     La “física social” fue descrita por Comte como “la ciencia que tiene como objeto propio el estudio de los fenómenos sociales”. El empleo público de la palabra Sociología en 1839 bien poco añadió a estos planteamientos de fondo, y sólo fue justificada como una forma de evitar la confusión surgida a causa del uso del término de Física social por determinadas personas.

     La sociología no surgió de la nada, sin antecedentes. Los enfoques precursores de la Sociología, o la “presociología”, pueden ser rastreados en varias instancias concretas, desde las que se produjo una atención a la problemática antes de que Comte diera nombre a la nueva ciencia. Pero en todas estas aproximaciones faltaba una sistemática propia, una definición clara de un objeto de estudio específico y, en la mayor parte de los casos, los enfoques que caracterizan el método científico. El desarrollo de los enfoques propios del método científico dio lugar a nuevas formas de estudio de lo que acontecía en la esfera de la sociedad. Pero esto tampoco fue suficiente, por ello, para que surgiera la Sociología de forma plena, fue necesaria una delimitación clara de un objeto de estudio. Hubo 2 pasos importantes:

     1. La diferenciación entre las esferas de lo político y de lo social, o sea, con el descubrimiento de la realidad de la “sociedad civil”.

2.   Cuando se empezó a analizar la “sociedad civil” al margen de los criterios de “debe ser”.

El “descubrimiento de la realidad de la sociedad civil” es un fenómeno cuya adecuada significación no se puede entender si no es en un preciso proceso histórico relacionado con la emergencia de nuevas clases sociales y nuevas formas de organización social y económica. El mismo concepto de “sociedad” fue formulado durante el ascenso de la burguesía moderna, como concepto de la verdadera “sociedad” en oposición a la corte. (SOCIEDAD ------------ CORTE)

     La comprensión del proceso intelectual que condujo a la aparición de la Sociología no pueda divorciarse del complejo contexto de referencias históricas asociadas a la emergencia de la sociedad burguesa. Esta excesiva “vinculación” del término Sociología a Augusto Comte explica en buena medida que otros grandes pensadores sociales rechazaran inicialmente para su misma obra el calificativo de Sociología. Cuando ya se ha producido una importante consolidación científica, social y académica de la Sociología, no faltan los que creen  que si todavía  se continúa utilizando esta palabra es “porque no ha habido oportunidad de sustituirla por otro término más apropiado”.

     La “invención” de la palabra, aunque contribuyó a abrir un nuevo camino, no supuso sin más el nacimiento real de una nueva ciencia que mereciera dicho nombre. La cuestión concerniente a la datación de los orígenes de la Sociología debe ser considerada, de momento, a partir de estas matizaciones.

4. EL DESARROLLO DE LA SOCIOLOGÍA.

LOS PADRES FUNDADORES

     Entre los padres fundadores de la Sociología se incluyeron también los nombres de otros teóricos relevantes, como Simmel, Spencer, Pareto, etc., que deben situarse en un contexto intelectual más amplio. La influencia de los padres fundadores actualmente continúa siendo muy considerable, por lo que su estudio resulta útil para la actualidad de nuestros días porque muchos de los problemas que plantearon todavía continúan vigentes. La actualidad de diversos enfoques de los fundadores se debe a 3 razones:

1.   La gran estatura intelectual de algunos de estos pensadores.

2.   Al insuficiente grado de desarrollo de la Sociología durante el último siglo.

3.   A la actualidad de muchos de los problemas sociales que les preocuparon.

El conocimiento del pensamiento de los padres fundadores continúa siendo imprescindible para comprender qué es la Sociología.

I. Los precursores de la Sociología.

     La pretensión de Comte de entender la Sociología como “la culminación de todo el pasado intelectual de la humanidad” conectó originariamente a esta disciplina con una amplia tradición de pensamiento acumulado. Hay diversas lineas de influencia:

1.   Montesquieu, estudió y comparó diversas instituciones y procesos sociales, sentando las bases del enfoque de las “tipologías ideales”.

2.   Otra línea de influencias vino desde dos puntos:

·         Hobbes y Spinoza, intentaron explicar todos los fenómenos entre ellos los sociales con un enfoque racional y científico.

·         Filósofos alemanes, como Leibniz y Fichte que abrieron la distinción entre “sociedad civil” y "El Estado”.

3.   Hubo varias  aportaciones:

·         El grupo escocés, que desarrolló los enfoques de la economía política clásica. Adam Smith, Adam Ferguson y John Millar. Sus principales aportaciones fueron los análisis sobre la división del trabajo, y  la “fragmentación social” que genera los esbozos sobre una teoría del conflicto social, así como el estudio de las clases sociales y  la evolución social, desde los procesos sociales concretos.

·         La influencia positivista y empirista de los ingleses  como Francis Bacon, David Locke, David Hume y George Berkley, que con su obra “De Motu” (1713) se establecieron analogías sugerentes entre la fuerza moral y psicológica.

·         También se hizo notar la impronta de casi todos los pensadores de la ilustración como Turgot y sus teorías sobre el progreso y el conflicto. Concordet y su intento de trazar las leyes naturales de la evolución y el progreso del espíritu humano, como John Malthus fundador de la demografía. Quetelet utilizó el término “física social” para referirse a sus estudios de “estadística social”.

II. Saint Simon

     Saint Simon (1760-1825) es considerado como el precursor más directo de la Sociología. Sus padres le sometieron a un intenso programa de instrucción, que luego Saint-Simon prolongó por su cuenta durante muchos años, hasta alcanzar una gran cultura enciclopédica. Participó en la guerra de la Independencia, en la Revolución Americana y en la Revolución Francesa. La obra de Saint-Simon es un conjunto de cuadernos, cartas, folletos, y proyectos generalmente sin terminar. Prácticamente todas sus aportaciones intelectuales se produjeron a partir de 1805, tenía 45 años y se encontraba en la pobreza más absoluta, después de haber dilapidado su fortuna.

     El gran objetivo de Saint-Simon fue reorganizar la sociedad sobre las bases de la ciencia y la industria, para alcanzar una sociedad sin clases por el camino de una renovación ético-religiosa. La desaparición de los Estados nacionales europeos, con un nuevo sistema político y una Europa fraternalmente unida, son algunas de las ideas que aparecen desgranadas en las diferentes obras de Saint-Simon.

     No sólo es un precursor del positivismo y la Sociología, sino también un avanzado del industrialismo moderno y un precursor del europeísmo y del socialismo. Sus obras más importantes de carácter sociológico fueron:

-          “Reorganización de la sociedad europea”

-          “El organizador”

-          “Del sistema industrial”

-          “Catecismo de los industriales”

-          “Nuevo cristianismo”

-          “Fisiología social”

Saint-Simon planteó la necesidad de constituir una ciencia de la sociedad basada en una filosofía positiva, en hechos observados y discutidos, calificada por él como fisiología social. A esta tarea se  dedicó durante toda su vida, recurriendo durante sus  últimos años a la ayuda de dos jóvenes (Augustin Thierry y Augusto Comte). Pero con ambos acabó mal, aunque fueron herederos de muchas de sus ideas e instituciones de una de las mentes más fértiles.

     Saint-Simon creyó que la ciencia se convertiría en el nuevo poder espiritual de la nueva época, haciendo posible que la humanidad entrase en el tercer gran período de su historia.

III. Augusto Comte

     Es considerado como el padre de la Sociología no sólo por acuñar la expresión, sino por haber realizado también la 1ª propuesta sistemática de esta nueva ciencia. Comte en contrapunto con Saint-Simon dio un sesgo más conservador y más enfatizador del orden social  a la Sociología. Después de su etapa con Saint-Simon inició una etapa que él denominó “de higiene cerebral”, para liberarse de la influencia de ideas ajenas.

     La idea básica de Comte era que todas las ciencias formaban una jerarquía, de forma que cada eslabón dependía del anterior. En la base estaban las matemáticas y en el vértice estaba la Sociología (física social). La pirámide estaba construida de acuerdo a la propia complejidad de los fenómenos estudiados. De acuerdo a esta explicación, la Sociología era la última ciencia en surgir, porque previamente había sido necesario el desarrollo encadenado de las restantes, hasta completar un edificio general del conocimiento, cuya cumbre estaba coronada por la “ciencia de las ciencias”, la nueva síntesis del conocimiento a cuya construcción estaba contribuyendo Comte.

     La sociología era vista como una ciencia que venía a remediar los problemas del hombre y la sociedad, contribuyendo a reordenar científicamente la sociedad después de un período de transformaciones. La exaltación del papel de la sociología le llevó a Comte a considerarla prácticamente como una nueva religión laica de la humanidad.

     Uno de los puntales básicos del  planteamiento comtiano fue “LA LEY DE LOS TRES ESTADIOS”, una interpretación también ascendente de la evolución de la humanidad en función del progreso interconectado “del conocimiento”, de la “realidad social” y del “desarrollo del individuo”.

1.   Etapa teológica. La explicación de las cosas y los acontecimientos se realiza en referencia a “seres o fuerzas sobrenaturales e invisibles”, (unidad básica era la familia y eran sociedades agrarias).

2.   Etapa metafísica. Se explican recurriendo a “entidades e ideas abstractas”, (se afianza la autoridad civil y el Estado frente al poder espiritual).

3.   Etapa positiva. Se establecen las leyes de relaciones entre los hechos a partir de la observación. (sociedad industrial)

Comte trataba de llegar a un conocimiento de las leyes naturales que permitieran anticipar el curso de los hechos “ver para prever”. Este sentido inspirará toda la obra de  Comte, ya que quería contribuir al progreso de los conocimientos y  posibilitar la entrada de la humanidad en la etapa positiva. Dos movimientos impulsan hoy a la sociedad: Uno de organización y uno de desorganización. Estos 2 procesos darán lugar a 2 ópticas sociales:

·         Dinámica social

·         Estática social

Comte se situó en la perspectiva del orden social, reivindicando la necesidad de un “consenso universal”. Desde esta óptica, las aportaciones concretas de Comte al conocimiento de la estructura social y a los procesos de cambio son muy limitadas.

 Distinguía 3 planos en la sociedad:

·         El individuo ( consideraba objeto de análisis sociológico)

·         La familia (unidad social básica ligada por una unidad moral diferenciadora)

·         Las combinaciones sociales (la más alta era la humanidad)

Desde un punto de vista metodológico Comte no aporta nada, más allá de la reivindicación global del método positivo, según el cual los conceptos debían someterse a los hechos y todos los fenómenos sociales debían ser estudiados como fenómenos sujetos a leyes generales. Pero no identificó este método con las matemáticas ni la estadística. Para alcanzar el conocimiento positivo proponía acudir a la observación, basado en la búsqueda de “series sociales evolutivas” y tipos ideales de evolución, como en la “ley de los tres estadios”.

Podemos decir que las 3 aportaciones de Comte fueron su concepción positiva, la ley de los 3 estadios y la pretensión de que la Sociología fuera una guía para la acción. Hay quien sostiene que su mayor aportación fue el invento de la palabra Sociología.

IV. Emilio Durkheim y el desarrollo de la investigación social.

     La historia de la Sociología como la entendemos hoy empieza con Emilio Durkheim, que no se limitó a hablar de una nueva ciencia y sus posibilidades. Él hizo Sociología empeñándose en investigaciones concretas y desarrollando procedimientos de investigación específicos. Nació en Francia en una familia judía y apartándose de las creencias religiosas. Desde 1896 publicó la revista  “l’annee sociologique” y luego “Anneles sociologiques”, en torno a las cuales aglutinó a un importante círculo de estudiosos sociales. Sus obras más importantes fueron:

·         “La división del trabajo social”

·         “Las reglas del método sociológico”

·         “El suicidio”

·         “Las formas elementales de la vida religiosa”

Durkheim tomó parte en algunos acontecimientos políticos y se definió como partidario  de un socialismo encaminado a lograr la regeneración de la sociedad a partir de los propios principios morales “ descubiertos por una sociología científica”. Durkheim sentía una gran preocupación por temas como la solidaridad grupal, por el orden social, por la anomia, la crisis de creencias, etc.

Uno de los principales hilos conductores de toda su obra fue el estudio de la ecuación individuo- sociedad, a través de la indagación sobre la verdadera entidad de lo social. Para Durkheim la sociedad constituye una realidad por si misma, que tiene sus propias leyes y que es previa a los individuos concretos que la constituyeron. Creía que si la Sociología no era capaz de identificar y explicar el “factor social” habría que preguntarse por su propia razón de ser como disciplina independiente.

Para él, la sociedad era una “realidad específica que tiene carácter propio”. Pero lo social no sólo tiene una entidad propia, sino que también desempeña un papel central para hacer del hombre lo que es. El hombre es hombre en la medida que está civilizado. Gracias a la sociedad el hombre se eleva de lo animal a la humanidad. La “fuerza colectiva” es la que ha hecho posible neutralizar “las energías no inteligentes y amorales de la naturaleza”. El carácter prevalente y superior de la sociedad no es para Durkheim solamente una cuestión fáctica, es una realidad del orden moral. A partir de esto Durkheim llega a una conclusión de carácter metodológico: si se quiere comprender lo social no se debe partir de los individuos aislados, ni de los métodos psicológicos utilizados para este fin, sino de otros métodos diferentes orientados a comprender “lo que pasa en el grupo”. Por ello consideraba la Psicología y la Sociología como ciencias con enfoques tan distintos como sus respectivos objetos de estudio.

Primero insiste en la especifidad del ámbito de lo social, en segundo lugar reclama su carácter prevalente, en tercer lugar subraya la existencia de leyes propias de la mentalidad colectiva y, finalmente, concluye fijando su atención en los hechos sociales. La Sociología es entendida como la ciencia que se ocupa de los hechos sociales, los cuales son “maneras de obrar, de pensar y de sentir exteriores al individuo, y están dotados de un poder superior por el cual se le imponen”.

El concepto institución se refiere a “todas las creencias y a todas las formas de conducta instituidas por la colectividad”. La Sociología para Durkheim podría definirse como “la ciencia de las instituciones, de su génesis y de su funcionamiento”. Una vez delimitado el objeto de estudio (los hechos sociales y las instituciones) precisará las reglas metodológicas para su estudio y, a demostrar con investigaciones concretas el funcionamiento práctico de su enfoque.

Las reglas para la observación y estudio de los hechos sociales se centrarán en la necesidad de considerarlos como datos observables. Las 3 reglas básicas para su tratamiento son:

1.   evitar todas las premoniciones o prejuicios

2.   tomar sólo como objeto de investigación  los fenómenos definidos por sus caracteres exteriores comunes

3.   evitar todo subjetivismo

Para comprender la aportación de Durkheim hay que considerar su papel como investigador social a través de sus obras.

La división del trabajo” es un estudio sobre las formas de solidaridad en la sociedad moderna. En ella analiza la forma de cohesión a que da lugar la moderna división del trabajo, estableciendo su tipología sobre las dos formas de solidaridad: La solidaridad mecánica (sociedades arcaicas) y la solidaridad orgánica (sociedades industriales). Durkheim cree que en las orgánicas al reeplazar la coacción física hay más riesgos de desagregación.

“El suicidio” es un estudio sociológico sobre la cohesión social, en el que el comportamiento suicida es analizado como un fenómeno social, explicable en función de las variaciones en la estructura social. En este libro se une la teoría y la investigación empírica, combinándose con tipologías, estudios comparativos de series de datos y con explicaciones teóricas.

“Las formas elementales de la vida religiosa” estudió la función social de la religión en la “creación, refuerzo y conservación de la solidaridad social” a partir del análisis de un fenómeno religioso primitivo: El toteísmo.

     Para Durkheim la virtualidad de la Sociología era que podía aportar las bases de un conocimiento metódico y riguroso para la solución científica de los problemas sociales. Porque el problema social fundamental no era para él una cuestión económica, sino un problema de consenso social, de comprensión de la superioridad moral de la sociedad.

V. Carlos Marx y la Sociología dialéctica.

     Es una de las grandes figuras intelectuales que ha llegado a alcanzar una mayor influencia práctica en el plano político y cultural. Fue sobretodo un agitador y un abanderado de los nuevos ideales socialistas. Lideró la Liga Comunista, y participó en la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores. Nació en 1818 en la Prusia renana, en el seno de una familia protestante de origen judío. A partir de su estancia en Paris durante los años 1844-45 Carlos Marx se orientó hacia el estudio del pensamiento de los economistas y hacia la investigación de la sociedad en sus aspectos económicos. En su obra “El capital”  intentó desvelar la lógica y la dinámica del sistema de producción industrial- capitalista.

     El hecho de que Marx nunca utilizó el término “sociología”, dio lugar a algunos analistas a poner en cuestión considerarle como uno de los “padres fundadores”. Pero la causa fue el alto grado de identificación que se establecía entre la “nueva ciencia” y los planteamientos de Comte y sus discípulos, que operaban casi como una organización religiosa.

     Marx puede ser considerado como el inspirador de una de las principales corrientes: la que pone un mayor énfasis en las ideas de conflicto y antagonismo para explicar la dinámica social, en contraste con los enfoques de otros padres de la Sociología que pusieron el acento en las facetas del orden y la armonía social. En suma, podemos decir que el hecho de que Marx desarrolla una teoría concreta del devenir social, a partir del análisis de los procesos de producción económica, no dificulta que su aportación pueda considerarse como una de las grandes contribuciones al acervo teórico de esta disciplina. Marx desarrolló su trabajo como investigador social en torno a 2 grandes temas interrelacionados:

1.   Se orienta al descubrimiento de “la ley económica de la evolución moderna”, es decir, la ley de la evolución del capitalismo. “Trabajo, salario y capital”(1849). “Crítica de la economía política”(1859).

2.   El de los procesos específicos de conflictos de clases. “Las luchas de clases en Francia”. “El 18 brumario de Luis Bonaparte”. “La guerra civil en Francia”. El manifiesto comunista”.

Lo que Marx pretendía era descubrir la estructura y funcionamiento de los sistemas de producción a través de la dinámica histórica generada por los antagonismos y conflictos de clases que engendraban. Marx situó sus estudios en 2 planos interdependientes: el de los hombres concretos y el de los procesos históricos. Marx pensaba que la sociedad no debía de considerarse como un sujeto abstracto al margen del individuo. Pero entendía a los individuos como seres sociales, que desarrollan su verdadera naturaleza en la sociedad.

Marx intentó analizar la dinámica de los procesos históricos a partir de la dialéctica de antagonismos y alineaciones a que daban lugar las contradicciones y carencias de los distintos sistemas de producción. De lo que se trataba, era de poder llegar a conocer científicamente las leyes del desarrollo de la sociedad, determinando los principales factores que daban lugar a la génesis del cambio y la dinámica social. Este factor para Marx era el “conflicto de clases”, como verdadero motor de la historia, en cuanto reflejaba las contradicciones y alineaciones implícitas en los sistemas de producción. En esta síntesis del pensamiento de Marx podemos establecer 5 postulados básicos:

1.   El carácter central de las relaciones de producción

2.   La dialéctica de interacción entre la infraestructura socio-económica y la superestructura jurídico-política.

3.   La dialéctica realidad social-conciencia.

4.   La dialéctica de las contradicciones conflictos-cambios, en las que las revoluciones son vistas como expresión de las necesidades de ajuste de los sistemas sociales, una vez que se llega a un “punto crítico” de ruptura.

5.   La perspectiva de evolución social en la historia humana, a partir de una tipología básica de los 4 modos de producción (el asiático, el antiguo, el feudal y el burgués).

Lógicamente en la obra de Marx existen lagunas, carencias y puntos oscuros que han sido puestas de relieve por muchos de los analistas que han revisado críticamente sus aportaciones.

VI. Max Weber.

     Max Weber es uno de los “padres fundadores” cuya obra ha tenido una mayor influencia en la Sociología actual. Se ocupó de muchos temas, especialmente en el campo de la Sociología política, de Sociología del conocimiento y de los análisis sobre estratificación social. La suspicacia de Weber ante los “sistemas” estaba relacionada con criterios metodológicos de fondo, que le llevaron a rechazar la idea de cualquier explicación completamente cerrada y acabada. Su convicción era que los “conceptos” eran incapaces de reproducir con fidelidad todo el complejo contenido de lo real.

     Weber nació en Alemania, durante su vida se implicó en varios movimientos políticos, organizó la Asociación Alemana de Sociología, dirigió un grupo de hospitales durante la I guerra mundial. Murió en Munich en 1920 sin poder ver publicada su gran obra “Economía y Sociedad”, y que  pudo ver  la luz en 1922. Las obras de Weber pueden agruparse en 4 grandes bloques.

1.   Los estudios de metodología, de crítica y de filosofía (ensayos acerca de la teoría de la ciencia).

2.   Las obras de carácter histórico como diversos estudios sobre derecho romano.

3.   Las obras de sociología de la religión, entre las que destaca “la ética protestante” y “el espíritu del capitalismo”, aunque también realizó estudios sobre el confucionismo, el taoísmo, el hinduismo, el budismo y el judaísmo antiguo.

4.   Su obra sociológica más importante, publicada con el título de “Economía y sociedad”.

Algunos creen que Weber se situó enfrente de las tesis de Marx, otros intérpretes piensan que desempeñó un papel complementario. Weber intenta “rellenar el materialismo económico de Marx con materialismo político y militar”, porque no acepta la pretensión del materialismo histórico de establecer una secuencia universal única”.

Pero hay que tener en cuenta que los dos van a coincidir en atribuir un carácter prevalente al estudio del capitalismo, aunque Marx enfatizó los factores económico-materiales y Weber el ámbito de las ideas y creencias.

Los estudios de Weber sobre la dinámica de la sociedad capitalista partieron de 2 consideraciones:

1º- Por una parte utilizó un enfoque metodológico que excluía las explicaciones unicausales e intentaba, aunar criterios propios de las llamadas ciencias del espíritu, y de las ciencias de la naturaleza.

2º- Por otra parte intentó separar y distinguir en sus análisis el plano del poder político, diferenciando las ideas de los intereses, con la finalidad de poder destacar el papel de las ideas en la vida social.

Los análisis y concepciones discreparon de los de Marx en:

·         Para Weber el capitalismo no tenía un sentido tan negativo como para Marx.

·         Las clases sociales y el conflicto de clases no fueron vistas por Weber solamente en términos económicos, sino en un contexto complejo (factores ideológicos, culturales, de prestigio social, de poder político, etc.).

·         Para Weber la autoridad y el poder político no eran un mero reflejo de las condiciones infra-estructurales, como en Marx, sino que obedecían a una lógica propia que influía en lo económico.

·         Para Weber las relaciones entre la esfera de la infraestructura económica y de la superestructura ideológica no eran unívocas ni unidireccionales.

El libro de Weber “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” es un magnífico ejemplo de investigación sociológica orientada a establecer el nexo de unas relaciones causales. Weber partió de la observación de un dato concreto: que el capitalismo se desarrolló en occidente y de una manera más rápida en los países protestantes. El siguiente paso fue inventariar los rasgos que definen el espíritu capitalista, encontrando una gran adecuación entre el espíritu capitalista y algunos rasgos de la ética protestante, especialmente los que hacían referencia al “libre albedrío”. Por ello llegó a la conclusión de que la angustia por seguir los designios de Dios llevaba a los Calvinistas a ver su trabajo como una actividad bendecida por Dios. Así los calvinistas tenían “la seguridad de que la desigualdad repartición de los bienes en este mundo es obra de la providencia divina”. En otras civilizaciones se daban las condiciones necesarias para el surgimiento del capitalismo pero no tenían nada similar a la ética calvinista. Ello le permitió llegar a la conclusión de que el factor religioso tuvo una importancia decisiva, como factor causal, en la génesis del capitalismo occidental. Por lo tanto el capitalismo como modelo de proceso social no podía explicarse solamente a partir de factores económicos.

Weber concluirá su libro afirmando que ahora debería investigarse la manera como el ascetismo protestante fue influenciado, por la totalidad de las condiciones culturales y sociales, singularmente económicas en cuyo seno nació.

     Weber propuso un enfoque que calificó de “método comprensivo”, que intentaba abarcar e integrar los ámbitos de lo objetivo y lo subjetivo en una perspectiva histórica concreta, que estuvieran objetivamente trabadas en sus relaciones de causalidad, planteadas en términos de probabilidad. El llamado método comprensivo de Weber integraba 3 elementos o planos de análisis:

1.   EL OBJETIVO (con sus relaciones de causalidad)

2.   EL SUBJETIVO (con sus dimensiones de significatividad)

3.   HISTÓRICO (como gran horizonte científico)

Weber definió la Sociología como “una gran ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos”. Las herramientas fundamentales del análisis Weberiano:

1.   La acción –será definida como una conducta humana siempre que el sujeto o los sujetos de la acción en lacen en ella un sentido subjetivo. La “acción socia”, por lo tanto es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto está referido a la conducta de otros orientándose por esta en su desarrollo.

2.   La relación social – es una conducta plural que, se presenta recíprocamente referida y consiste en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable.

3.   Una interpretación causal correcta de una acción concreta –significa que el desarrollo externo y el motivo hayan sido conocidos de un modo certero y al mismo tiempo comprendidos con sentido en su conexión.

Los “tipos” son instrumentos metodológicos que permiten una mejor y más adecuada comprensión de la realidad, proporcionando determinados marcos de referencia. Hay 2 clases de tipos:

1.  Los tipos puros, que intentan establecer una ordenación “racional” de la realidad.

2.  Los tipos ideales que no se dan en toda su pureza en la realidad, pero sirven para arquetipizar esa realidad.

Weber ilustró su concepción construyendo un buen número de tipologías.

Weber fue una de las grandes figuras intelectuales de nuestro tiempo que más ha influido en la Sociología actual, ya que intentó llegar a conocimientos definitivos, sino que aplicó su mente a estudiar las más diversas cuestiones relacionadas con lo social, acumulando conocimientos, hipótesis y propuestas metodológicas para abordar el estudio de una realidad tan compleja como la sociedad humana.

5. LA SOCIEDAD, OBJETO DE LA SOCIOLOGÍA

I. ¿Qué es la Sociología?

     Las sociedades actuales son sociedades de masas, en las que lo colectivo, las dimensiones sociales, tienen un peso como nunca antes habían tenido en la historia. Las sociedades de nuestros días son enormemente complejas y dinámicas.

     Las sociedades, al igual que los organismos vivientes, tienen una estructura, y cada parte de ella cumple un papel o una función útil para el conjunto. Existen diversos tipos de grupos sociales, distintas clases sociales, diferentes modelos de comportamiento social y modos estandarizados de interacción, así como un conjunto de Instituciones sociales que cumplen funciones específicas (la familia, la escuela, etc.).

     La Sociología se ocupa de estudiar su estructura, sus cambios y sus problemas. Para ello dispone de un conjunto  de técnicas de investigación (encuestas, sondeos de opinión...) y una cuantas hipótesis y formulaciones teóricas a partir de las que es posible encuadrar y dar sentido a los estudios realizados.

II. La estructura social.

     La idea más elemental que subyace en el concepto de estructura es que la realidad no es un caos. Una de las influencias más importantes en la conformación del concepto de estructura en la Sociología provenga de una de las tradiciones de pensamiento (la hegeliana-marxista) en la que ha existido una más nítida imagen estructural de la sociedad. El concepto de estructura implica 3 elementos: la idea de un conjunto, la existencia de unas partes que componen ese conjunto y una disposición ordenada de relaciones de conjunto. Los contenidos de este concepto son más concretos y complejos y pueden encontrase en cualquier sociedad.

     En la Sociología actual se han formulado diferentes definiciones del concepto de estructura vinculadas a distintas teorías:

-          Organicismo, utilizó el concepto de estructura social de una forma sencilla, entendiendo  que la sociedad era un “organismo social” que podía contemplarse de la misma manera que un biólogo analiza un organismo viviente.

-          Funcionalismo, realizó uno de los esfuerzos más elaborados en este campo. Talcott Parsons conectó la definición del concepto de “Sistema”, añadiendo que “un sistema de acción concreto es una estructura integrada de elementos de la acción en relación con una situación”.

Se define la estructura como” un sistema de relaciones pautadas de actores en cuanto a la capacidad de éstos para desempeñar roles los unos respecto a los otros”.

Las ideas aceptadas que están en la base de la definición del concepto de estructura social son 4:

1.   La estructura social es entendida como un sistema de relaciones sociales regulares, que prevalecen a los individuos concretos y los anteceden.

2.   Los contenidos de las estructuras sociales son “esquemas de acción pautadas”.

3.   Las estructuras sociales implican distintas formas estandarizadas de relaciones de ordenamiento, de jerarquías y dependencias de unos individuos y grupos respecto a otros.

4.   La estructura social general de una sociedad está formada por un conjunto de subestructuras. Como la estructura de clases, de poder, ocupacional, etc.

La estructura social hace referencia a los elementos más permanentes e invariantes de lo social. Pero las estructuras sociales concretas también están sometidas a procesos de cambio histórico. La hipótesis de una estructura rígida no se da en la realidad, ya que tiene un carácter dinámico. El concepto de estructura tiene un correlato directo en el concepto de cambio social, o como algunos teóricos sociales prefieren decir, la estática social y la dinámica social. También es el marco en que debemos situar el estudio concreto de los diferentes aspectos.

III. Los grupos sociales.

     El grupo social es la realidad más inmediata y central para la Sociología. La dimensión social del hombre se proyecta desde su infancia en el ámbito de un conjunto de grupos diferentes. La sociedad está formada por una tupida red de grupos sociales, en los que los individuos se encuentran implicados en diferente grado. Los grupos sociales son la unidad básica de la sociedad, y su estudio no se abordó hasta el siglo XX. Porque los “padres fundadores” estaban preocupados  por los grandes problemas y los procesos sociales globales. Lo que centraba su atención en las visiones macroscópicas de la sociedad. Lo individual se creía que era más propia de otras disciplinas como la Psicología.

     La 1ª formulación seria sobre la importancia de los grupos sociales la planteó H. Cooley (1864-1929), con su énfasis en los llamados grupos primarios. En segundo lugar hay que tener en cuenta que los grupos sociales son realidades diferentes a las “categorías sociales” y a los “agregados estadísticos”.

 Las “categorías sociales” tienen un sentido meramente clasificatorio: hacen referencia a personas  que tienen las mismas características, realizan los mismos roles sociales, etc.

     Un “agregado estadístico” es un conjunto de personas que pueden ser clasificadas estadísticamente de acuerdo a algún atributo, característica o elemento lógico de ordenamiento.

 En algunos casos  las “categorías” y los “agregados sociales” pueden proporcionar ciertas características comunes a partir de las que acaban por surgir grupos, pero en sí mismos no son grupos. Cuando hablamos de grupos sociales nos referimos a unidades sociales con unos contornos determinados y unas características bien precisas. Para que un grupo social exista como tal, se necesita:

1.   motivos (sentimientos)

2.   tareas  (actividades)

3.   alguna comunicación (interacción)

Cuando se da esto, existe un grupo y tiene la virtualidad de influir u orientar recíprocamente las conductas y  las opiniones de quienes pertenecen a él. Los grupos sociales pueden ser clasificados de acuerdo a un gran número de criterios. Sin embargo la que tiene un mayor grado de alcance científico es la distinción entre grupos primarios y secundarios.

Los grupos primarios se definen por 4 rasgos:

1.   el tamaño

2.   el tipo de relaciones

3.   el sentido de conciencia  grupal

4.   la importancia para sus miembros

El grupo primario se considera como la más universal forma de asociación existente. En ellas las personas realizan la mayor parte de sus tareas y obtienen la mayor parte de sus gratificaciones. Por ello no es exagerado afirmar que en los grupos primarios está el magma profundo de lo social. Los grupos primarios son elementos fundamentales de socialización, de interiorización y refuerzo de los patrones culturales, a la vez que constituyen un ámbito privilegiado para desenvolver las motivaciones personales y para la orientación de la conducta. La relevancia de los grupos primarios para la Sociología estriba en un triple orden de razones:

1.   Cumplen las funciones sociales fundamentales (en la socialización de los individuos, en su control social, en el estímulo para la eficacia).

2.   Tienen una importancia estratégica en el proceso  de investigación sociológica, no sólo por razones cuantitativas, sino por otras razones metodológicas y de fondo. Constituyen verdaderos microcosmos sociales.

3.   Los grupos primarios son vistos como el mejor marco de religamiento social, de comunicación humana y de práctica de la solidaridad, que hace posible un mayor equilibrio psico-social y que permite un ajuste y una integración social general más satisfactoria.

Las grandes civilizaciones requieren cada vez organizaciones más amplias y criterios de centralización que producen resultados contrarios a los de los grupos primarios, lo que da lugar a fenómenos de incomunicación, falta de control, poca integración, etc.

El grupo secundario es el modelo que se corresponde a las organizaciones a gran escala, en las que las relaciones sociales están formalizadas y reguladas  en diferentes grados. Las características  que definen los grupos secundarios son prácticamente las contrarias de los grupos primarios. En estos grupos las relaciones son impersonales, los vínculos generalmente son contractuales, la cooperación se produce de forma indirecta, existe un alto grado de división y diferenciación de tareas y roles sociales. Los principales grupos secundarios son las organizaciones formales, las clases sociales, las entidades sociales macroscópicas.

     En la realidad concreta, se produce un entramado complejo de relaciones propias de los grupos primarios y de los secundarios. Se ha sugerido que la distribución entre estos grupos tiene un cierto carácter ficticio, ya que lo que tiene verdadera entidad es el concepto de grupo primario, definiéndose el secundario sólo como el que no es primario.

La diferenciación entre grupos primarios y secundarios es una distinción conceptual de indudable interés y alcance sociológico, más allá del carácter y el valor de unos y otros tipos de relaciones sociales, las organizaciones formales y burocráticas son una de las realidades caracterizadoras de las sociedades de nuestro tiempo, a las que la Sociología debe prestar la atención que se merece.

IV. Las instituciones sociales.

     Lo que caracteriza a las instituciones sociales es que cumplen funciones necesarias para la propia existencia de la sociedad como tal. Algunos sociólogos han hablado de un conjunto de prerrequisitos funcionales, que resultan imprescindibles para que todo sistema social tenga “un orden persistente”. Los elementos fundamentales de la sociedad  se centran en 4 elementos:

1.   Unos sistemas de reproducción y socialización básica de los individuos (familia, sistema educativo)

2.   Unas estructuras económicas, adquisitivas, instrumentales y de división del trabajo

3.   Un sistema de poder, de articulación territorial y de utilización legítima de la fuerza (instituciones políticas)

4.   Un sistema de creencias, de religión o de integración de valores

A partir de estas instituciones básicas surgen otras instituciones y formas de articulación social que completan el mapa de la estructura social. Especial significado tienen  las clases sociales. Las instituciones sociales no son compartimentos estancos, sino piezas de un entramado social complejo, que presentan un sinfín de interrelaciones. Por ello cuando hablamos de instituciones sociales estamos hablando de la estructura social.

     La familia es la institución social básica y uno de los grupos primarios fundamentales, cumple un gran número de funciones sociales insustituibles, que van desde la procreación y la 1ª socialización hasta la proporción de afecto y apoyo social, sin olvidar sus funciones económicas, como unidad básica de consumo. Pero no tiene las mismas formas y características en todos los sitios (ahora en nuestras sociedades algunas funciones pasan a ser realizadas o a ser compartidas por otras personas). La creciente importancia de los “grupos de pares” (personas de la misma edad como los amigos) está dando lugar a cambios en el proceso socializador. Las formas varían y a partir de ello puede decirse que los elementos comunes son 4:

·         La existencia de una relación conyugal regulada de acuerdo a ciertos patrones.

·         Un sistema de filiación  de acuerdo al cual los hijos son considerados parte de la familia.

·         Un hogar o habitación en común.

·         Un patrimonio o conjunto de bienes y recursos comunes que permiten subsistir a la familia.

Algunos autores reclaman el carácter social e histórico de la familia, sosteniendo que sus formas cambiantes se explican por los propios procesos de transformación en los sistemas sociales. Un hito importante en el proceso de evolución de la familia fue el surgimiento del modelo patriarcal, el cual concentraba un gran número de funciones sociales y era prácticamente autosuficiente. Sin embargo la dinámica de las transformaciones sociales y económicas hicieron que se impusiera un nuevo modelo de familia nuclear, compuesta por los cónyuges y un reducido número de hijos.

     La  familia, en este nuevo contexto ha perdido sus viejas funciones y algunas han pasado a desempeñarse por la sociedad. La dinámica social está dando lugar a un cambio en sus formas y a una tendencia de reducción de sus funciones. Al igual que la dinámica socio-económica también conduce a nuevas readaptaciones en la familia debido a los contextos sociales.

Junto a la familia uno de los ámbitos fundamentales de plasmación social institucional es el que tiene que ver con las relaciones de poder y autoridad, que son constantes culturales que hay en cualquier sociedad. La experiencia demuestra que en todo grupo social en el que se mantengan relaciones de interacción durante un cierto tiempo, acaban surgiendo relaciones de dependencia, de subordinación y de dirección que influyen tanto en la orientación de los comportamientos colectivos del grupo, como en la eventual distribución de tareas. Toda esta dinámica social, el poder ha sido una constante que se ha traducido en distintas formas de organización política, desde los ámbitos más elementales de la aldea hasta agregaciones superiores del Estado y poderes de índole supranacional.

Pero las relaciones de poder no se agotan en el campo de lo político, sino que se extienden a las relaciones económicas y sociales. Los diversos mecanismos de poder y autoridad operan de manera diferente, en unos casos están muy formalizados y en otros se encuentran asociados  al desempeño de determinados papeles sociales (profesor). Un aspecto de las relaciones de poder es el que tiene que ver con la distinción entre su efectividad y su legitimidad, es decir, con el grado en que es aceptado como un poder legítimo.

 La distinción entre los conceptos de autoridad y poder es:

·         El poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera  que sea el fundamento de esa probabilidad.

·         La autoridad es definida como la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado, para mandatos específicos.

Los motivos por los que se acepta un poder como autoridad son muy diversos. Hay 3 tipos de dominación según Weber:

1.   La dominación legal es la moderna. Está basado en el principio de legalidad, de forma que la obediencia se produce a  “ordenaciones impersonales y objetivas”. Todos están sometidos a un orden preciso de reglas y deban actuar dentro de ellas.

2.   La dominación tradicional está basada en patrones de obediencia patriarcal propios de sociedades tradicionales donde se acostumbran desde la infancia a obedecer.

3.   La dominación carismática descansa en la autoridad ejercida por una personalidad de especiales dotes de carisma, a la que se obedece por sus cualidades, y no en virtud de las costumbres impuestas o de una  legalidad establecida.

Estos 3 modelos responden a contextos históricos y sociales específicos. Pero en nuestras sociedades es posible identificar elementos de estas 3 modalidades en muchas relaciones de poder y autoridad.

V. Las clases sociales.

     La forma social de nucleamiento institucional más importante es la que tiene que ver con la desigualdad, con el agrupamiento de los seres humanos en distintas clases sociales que establecen entre sí relaciones de poder y subordinación. En todas las formas de agrupación social conocidas en la naturaleza existen diferentes formas de jerarquización, pero en las humanas las distintas posiciones de poder, de riqueza y prestigio no forma parte de una lógica natural primaria, asociada a rasgos identificables a primera vista.

     Las desigualdades humanas son básicamente de carácter social. Todas las sociedades humanas conocidas han sido sociedades desigualitarias, en las que han existido formas más o menos complejas de dependencia social y política y grados más o menos acusados de reparto diferencial de los recursos y riquezas. La evolución de las sociedades dio lugar a que la posición social de los individuos cada vez estaba más ligada al lugar que se ocupa en la estructura  jerárquica. La desigualdad social no es un fenómeno natural, sino un fenómeno social. De ahí que las formas de desigualdad y los agrupamientos sociales en que se manifiestan sean tan variadas como las formas de organización social que se han producido a lo largo de la historia.

     Por ello la desigualdad debe ser entendida como un fenómeno de carácter histórico y cultural. Las distintas influencias culturales en la conformación de las formas de organización social, han dado lugar a los distintos modelos de estratificación conocidos.

     Para la Sociología la desigualdad social y las clases es un foco de atención, pero no se ha llegado ha establecer criterios analíticos comunes. Incluso se han utilizado 2 conceptos diferentes de referencia en el estudio de las desigualdades: el de clase social y el de estrato social.

La palabra “clase” tiene diferentes significados y es el contexto el que determina el sentido de la palabra. A la hora de interpretar la diversidad de significaciones del concepto de clase social, hay que tener presente un triple orden de cuestiones:

1.   El concepto de clase social es un concepto cargado de importantes connotaciones políticas e ideológicas.

2.   Hay que tener en cuenta que el concepto casi siempre aparece asociado a alguna teoría específica, por lo que su interpretación no puede divorciarse de la comprensión de determinadas concepciones, que implican visiones muy concretas de la sociedad.

3.   El concepto de clase social se encuentra referido a contextos socio-históricos muy precisos, situados en determinadas coordenadas de tiempo y espacio

En términos muy elementales la idea que connota el concepto de estratificación social es la de una disposición de diversas capas diferentes en posiciones de infra-ordenación y de supraordenación. Según Sorokin los 3 tipos principales de estratificación social, eran la estratificación económica, la política y la ocupacional, con lo que coincide con el criterio de Max Weber. En la estratificación social Weber reivindicó la autonomía de los 3 ámbitos de estratificación.

Para Weber “los fenómenos de la distribución de poder” dentro de una comunidad están representados por las “clases”, “los estamentos” y los “partidos”. Si aceptamos esta perspectiva de considerar la clase (lo económico), el status (la posición social) y el poder (lo político), como elementos básicos de estratificación social, el análisis se complejiza y nos obliga a fijar nuestra atención en muy diversos aspectos de la estructura social.

Hay que tener claro que el concepto de estratificación social no debe confundirse con el de estructura de clases, ya que con este segundo nos estamos refiriendo a una forma específica de la estratificación social, que se da en sociedades muy concretas y en contextos históricos y culturales específicos.

Hay otros 2 conceptos fundamentales para el análisis sociológico de la desigualdad social: el de clase social y el de estrato social.

     El término clase social no connota otras ideas que las de “clasificación” o “tipología”. Se trata de un término flexible, con el que es posible referirse a realidades muy diversas, y que no prejuzga inicialmente ninguna idea ni valoración concreta. Sin embargo, el término ha adquirido unas connotaciones políticas y teóricas en el que la aportación marxista fue fundamental. La expresión clase social tiene su origen  en el término latino “clasis”, que los censores romanos utilizaron para referirse a los distintos grupos contributivos en los que se dividía a la población, de acuerdo a la cuantía de los impuestos que pagaban.

     La plena utilización del término, en el sentido actual, empezó a desarrollarse en el siglo XVIII, no llegando a ser un vocablo de uso corriente en los círculos intelectuales y  en el movimiento obrero hasta el mismo siglo XIX. Para Bottomore, los principales puntos de coincidencia, de entre la diversidad de enfoques sobre las clases sociales son 2:

1.   Que los sistemas de jerarquías sociales que son las clases, son un artificio o producto humano sometido a cambios de carácter histórico.

2.   Las clases sociales en contraste con las castas o los estados feudales, son grupos económicos en un sentido más exclusivo.

Hay ciertos postulados generalmente admitidos en la Sociología actual, que entroncan la dinámica de las clases sociales al proceso de evolución social y son:

·         La subsistencia humana se basa en la producción que es la actividad social básica e imprescindible.

·         Los sistemas de producción, en cuanto van evolucionando, suponen una división creciente del trabajo.

·         La división del trabajo implica la existencia de distintos papeles sociales que tienen que ser desempeñados necesariamente.

·         En tal sentido, todo sistema de producción implica que a los hombres les son atribuidos papeles que suponen el establecimiento de determinadas relaciones sociales (subordinación, dependencia, dominio...)

·         La posición relativa de los distintos  grupos sociales en la red de relaciones de producción implica la división social en clases. Las clases, vienen condicionadas por las relaciones sociales y estas varían en función de la organización social de la producción.

El análisis de las clases no puede desvincularse de una consideración global de la sociedad y de los procesos sociales dinámicos que en ésta se producen. Lo que implica que, junto a su base estructural, en cualquier estudio sobre las clases sociales no pueden olvidarse las dimensiones políticas de la estratificación social.

     Lenski nos dirá que “los miembros de toda clase de poder comparten ciertos intereses comunes y estos intereses constituyen una base potencial de hostilidad hacia otras clases, ya que lo que une a los miembros  de una clase es su posesión común, la fiscalización o utilización de algo que afecta sus oportunidades de satisfacer deseos o aspiraciones”:

     La teoría marxista irá más allá, al señalar que en la sociedad capitalista  el factor fundamental que determina una desigual distribución de los privilegios estriba en el poder de explotar el trabajo ajeno. Para Marx la historia del hombre es la historia de las formas en que éste organiza sus relaciones para lograr sobrevivir y mejorar las condiciones de su existencia en una infatigable lucha por controlar la naturaleza (relaciones entre los hombres y las cosas).

     La evolución en las formas de organización de la producción determina la evolución de la situación de las clases, de forma que para el análisis de cualquier estructura de clases será preciso no sólo la utilización de herramientas conceptuales, sino también una adecuada y completa comprensión del conjunto de cambios sustanciales que experimentan históricamente los sistemas productivos.La evolución de los sistemas productivos conlleva un conjunto de caracterizaciones en la estratificación social que dan lugar a distintos modelos o pirámides de estratificación social.

     Para Ossowski las “proporciones comunes a todas las concepciones de la sociedad de clases” pueden sintetizarse en los siguientes 3 puntos:

1.   Las forman un sistema de grupos del orden más elevado en la estructura social. Lo cual supone que las clases sociales forman parte de un sistema en que las clases quedan caracterizadas a partir de sus relaciones con los demás grupos del sistema

2.   La división de las clases atañe a las posiciones sociales vinculadas con los sistemas de privilegios y de discriminaciones no determinadas por los criterios biológicos.

3.   La pertenencia de los individuos a una clase social es relativamente estable.

Las relaciones que establecen las clases sociales entre sí son básicamente de 2 tipos:

·         Relaciones de ordenamiento de acuerdo a alguna magnitud social que permita gradaciones clasificatorias.

·         Relaciones de  dependencia que puede ser:

a. Dependencia orgánica, grupos complementarios.

b. Dependencia negativa, por  intereses de éxito o fracaso.

Ossowski complementará estos 3 postulados básicos con las siguientes 4 características más concretas de las clases.

1.   La disposición vertical de las clases, lo que supone posiciones superiores e inferiores debido a un sistema de privilegios.

2.   La diversidad de los intereses de las clases estables.

3.   La coincidencia de clase no sólo se trata de la coincidencia de pertenecer a una clase, sino también del puesto ocupado por esta clase en la jerarquía clasista.

4.   El aislamiento de clase, la falta de contactos sociales estrechos, así como sus consecuencias.

Una parte de los sociólogos que se ocupan del tema de la desigualdad social utilizan el concepto de estrato social, en vez de clase. Esto es debido a que el concepto “estrato” tiene unos referentes más laxos, que dan lugar a clasificaciones en forma de un continuo escalonado.

La teoría de los estratos sociales se fundamenta y apoya en las siguientes instancias:

·         La idea de complementariedad funcional de las distintas clases a partir de los cometidos económicos que realizan.

·         La idea durkeimniana de la funcionalidad social de la división del trabajo.

·         La teoría de la estratificación social por el status de Weber. Teoría de la que, se relegan a segundo plano matices importantes y sobretodo, la idea de posibilidad alternativa de otros modelos estratificacionales

·         La realidad empírica de los comportamientos sociales estratificados a partir de unas coordenadas socio-históricas muy específicas.

El punto de diferenciación más sustancial entre la teoría de las clases y la de los estratos es el que hace referencia al mayor componente “objetivista” y subjetivista” de uno y otro enfoque. Así se considera que las clases sociales están conformadas básicamente a partir de factores objetivos, que hacen referencia a una determinada ubicación en el sistema social de producción y a la ocupación de una determinada posición en la red de relaciones de interdependencias y subordinación.

     A su vez, los estratos sociales son vistos a partir de factores preferentemente subjetivos. Es decir, en gran parte las clasificaciones del continuum de posiciones de ordenación de los estratos, están basadas en la manera en que los demás aprecian y ordenan las posiciones sociales, a partir de valoraciones básicamente subjetivas (estimación, prestigio social, etc.), aunque están relacionadas con desempeños  ocupacionales concretos y con algunos datos objetivables, como niveles de renta y consumo.

     En definitiva, el concepto de clase social nos sitúa  en el “plano de la objetividad social” y el de estrato social en el “plano de la subjetividad recíproca”. El punto de partida del análisis de Davis y Moore es la constatación de que no existe ninguna sociedad sin alguna forma de estratificación. Lo que plantearán es la necesidad de “explicar en términos fundacionales la necesidad universal que origina la estratificación en cualquier sistema social”.

     La necesidad de la estratificación conduce a formularse la pregunta sobre la función social que cumple. Como mecanismo en funcionamiento, una sociedad debe distribuir de alguna manera a sus miembros en posiciones sociales e inducirlos a realizar los deberes de esas posiciones. Por lo tanto, toda sociedad deberá tener, en opinión de Davis y Moore, un conjunto de retribuciones y premios que cumplan un papel incentivador, y unos mecanismos  por los que dichos “premios” puedan ser atribuidos o negados, de acuerdo a los comportamientos de los individuos.

La desigualdad es una idea por la que las sociedades aseguran que las posiciones más importantes estén ocupadas por las personas más cualificadas.

     El siguiente paso del análisis  es determinar cómo y con qué criterios se atribuyen los rangos de los puestos sociales. Para ellos los puntos más “premiados” son, los que tienen una mayor importancia en la sociedad. Seguidamente los puestos  que “requieren una mayor capacidad o talento”. El tema de la capacitación o el talento es visto desde una doble perspectiva: la de los puestos que requieren un talento natural muy especial y la de aquellos que requieren competencia  y conocimientos adquiridos. Por lo que es preciso garantizar que los individuos con talento tengan el entrenamiento necesario, que al ser largos y costosos y exigir esfuerzos, tienen que ser adecuadamente recompensados socialmente, si se quiere que los individuos más capaces se apliquen a realizar el esfuerzo y sacrificio exigido.

     En la segunda medida que los sistemas de estratificación no son plenamente aceptados por todos, dan lugar a hostilidades y conflictos, y en la medida en que son desigualitarios y establecen rangos de mayor o menor significación, dan lugar a actitudes y sentimientos de integración social; lo que supone un debilitamiento de la motivación para participar.

     Por ello, para Barber, el “sistema de estratificación de una sociedad particular tiene relaciones funcionales y disfuncionales con otras partes de aquella sociedad. Es fuente de conflictos tanto como de armonías. Una sociedad en su conjunto no está nunca perfectamente unificada”.

VI. Los roles sociales.

     Las relaciones de los individuos en la sociedad no suelen producirse de forma aleatoria. Los actores sociales tienden a comportarse de acuerdo a unos patrones y pautas de actuación establecidas, de acuerdo al papel, o papeles sociales de cada cual. Esto es lo que los sociólogos llamamos “rol”. Todas las personas tienden a actuar en contextos sociales determinados de acuerdo a las pautas concretas propias del rol que desempeñan.

     El concepto rol está relacionado con el concepto de persona como actor social. El número  de roles que se desempeñan en una sociedad es muy numeroso. Cada rol implica pautas específicas de comportamiento en contextos determinados, pero no iguales en todos los contextos diferentes. En cada caso se esperará de él una forma de comportamiento distinto, según la costumbre y los usos sociales establecidos. Por eso cada persona en la sociedad desempeña un conjunto variado de roles en el desarrollo de sus actividades.

     La sociedad es un complejo entramado de relaciones entre actotes sociales que realizan distintos roles en sus relaciones con otros actores sociales. Los diferentes roles dan lugar a que cada actor se oriente en su comportamiento por los roles de los demás actores y actúe en consecuencia.

     El concepto de rol ha sido definido por los sociólogos como “un sector del sistema de orientación total de un actor individual que se organiza sobre las expectativas en relación con un contexto de interacción particular, el cual está integrado en una serie particular de criterios  de valor que dirigen la interacción con un alter o más en los roles complementarios adecuados”.

Los roles están caracterizados por 5 rasgos:

1.   Son modos de comportamiento estandarizados y socialmente establecidos que son transmitidos de generación en generación.

2.   Enmarcan una serie de normas, están conectados a un orden normativo.

3.   Todo rol forma parte de una estructura social que supone un conjunto de relaciones de interacción concretas.

4.   Los roles definen campos de acción legítima dentro de las competencias propias del rol.

5.   Forman parte del sistema de autoridad más amplio, e implican el cumplimiento de determinados deberes y obligaciones para uno mismo y para los demás.

Los roles hacen referencia, a los modos de conducta socialmente establecidos y que forman parte de la estructura de la sociedad. Toda sociedad tiene establecido, un conjunto de roles tipo que adquieren un mayor o menor grado de prevalencia según los contextos sociales y la misma evolución histórica. El desempeño de los diferentes roles implica posiciones sociales diferentes. Lo que supone que cada rol lleva aparejado un status específico.  Se ha llegado a decir que “toda posición social es un status-rol” que tiene 2 aspectos: Las obligaciones que llamamos “rol” y el “status”, refiriéndose a los derechos.

Los grupos status pueden ser tan numerosos como los roles sociales específicos que existan en una sociedad concreta. En las sociedades complejas el status final de un actor dependerá del rol predominante que tenga mayor impacto social. También están más abiertas a los status adquiridos por la propia actividad de los individuos y de los logros profesionales. El concepto de rol implica en principio que cada actor tiene que realizar un esfuerzo por acoplarse al rol social que desempeña y que está institucionalizado.

Sin embargo el hecho de que haya que realizar varios roles simultáneamente conlleva un cierta conflictividad y tensión. O sea, cuanto más activa socialmente sea una persona, más posibilidades tendrá de encontrarse ante conflicto de roles. También hay que tener en cuenta que cada situación social “implica no sólo un papel asociado, sino un conjunto de papeles asociados”.

Las fuentes o causas de conflictividad en el desempeño de roles sociales son muy variadas. Pueden estar relacionadas con el simple hecho del crecimiento biológico, con cambios sociales, o con alteraciones en las costumbres sociales. Sobretodo los conflictos se producen en el desempeño de papeles que entran en colisión entre sí. Los conflictos de roles pueden dar lugar a distintos tipos de trastornos psicológicos y ciertas formas de perturbación de la personalidad. Sin embargo, lo más frecuente es que la mayor parte de los conflictos de roles se resuelvan sin que lleguen a explicitarse de manera consciente.

VII. Procesos sociales y formas de interacción social.

     Los seres humanos establecen sus relaciones con los demás por medio de un conjunto de formas estandarizadas, a las que calificamos en  Sociología como “procesos sociales”, que son como el fluido que mueve lo social, que vincula y orienta la acción de las personas en los grupos y las instituciones sociales.

     Las estructuras sociales no deben ser vistas como realidades rígidas, sino como conjuntos interdependientes y dinámicos y debe aplicarse a nivel macro sociológico y en el ámbito de los procesos sociales concretos en torno a los que se articula la interacción social. Los procesos sociales están relacionados con el aspecto dinámico de lo social. Podemos decir que los procesos sociales son las formas más tipificables y repetitivas de interacción social en que las personas organizan y orientan sus conductas sociales en las diferentes instancias grupales e institucionales que constituyen el entramado de la sociedad.

     La causística de la interacción social puede llegar a ser tan amplia y variada que resulta difícil tipificar unos pocos modos estandarizados de interacción. Nisbet considera que los procesos de interacción social básicos y universales son 5:

1.  el intercambio

2.  la cooperación

3.  El conformismo

4.  La coerción

5.  El conflicto

A los que añade 4 grandes procesos históricos o tendencias de cambio:

·  Las de individualización (liberación)

·  Las de innovación

·  Las de politización

·  Las de secularización

Con cierta frecuencia los procesos sociales tienden a clasificarse en dualidades. Pero  la verdad es que a medida que se profundiza en su estudio se comprende que éstos representan tal variedad y riqueza de matices que no es fácil encasillarlos en clasificaciones simplistas.

Los procesos de comunicación tienen cierta complejidad social e implican un haz bastante amplio de elementos sociales de interacción. En los procesos de comunicación se produce uno de los más altos grados de interpretación entre individuo y sociedad, en la medida que lo social se haya en gran parte recogido y proyectado en el lenguaje. La comunicación no se realiza solamente a través del lenguaje formal, sino a partir de un contexto comunicativo preciso en el que han intentado profundizar distintas corrientes sociológicas, desde la fenomenología, hasta el interaccionismo simbólico y  la etnometodología.

 Una de las aportaciones más importantes del interaccionismo simbólico es la que nos permite situar la comprensión de los procesos de comunicación a partir del concepto de “situación social”. Un ejemplo claro es el “Teorema de Thomas” que afirma que “si los hombres definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”.

George Herbert Mead en su libro “Mind self and society”, puso el énfasis en el papel desempeñado por el gesto como elemento de señalización recíproca en la conducta social. El gesto es entendido como un elemento de transición desde la acción al lenguaje.

En los procesos de comunicación intervienen distintos elementos codificados que adquieren su significado en grupos  determinados que los entienden y son fluidos por ellos, en la medida que forman una “comunidad de discurso”. La sociedad influye con sus formas  de comunicación lingüística y gestual en los comportamientos mutuos, en los que cada uno de los actores se pone en el lugar de los otros y actúa guiado por gestos y  formas de comunicación que le hacen saber el comportamiento que los otros esperan de él. En este proceso recíproco  de influencias comunicativas, la sociedad ejerce una influencia importante en la conducta de los individuos, mediante lo que los interaccionistas simbólicos califican como “el otro generalizado” que refleja la actitud de la sociedad.

     Como ha señalado Gerth y Mills, “el contexto que da significado a las palabras es social y conductual tanto como lingüístico. Esto está indicado por la falta de significado  de palabras que oímos sin conocer el contexto. La mayor parte de las situaciones lingüísticas contienen referencias ocultas que debemos conocer para que la expresión sea significativa.

Los etnometodológicos han intentado fijar la atención de la Sociología en la vida cotidiana, procurando desvelar la “otra” estructura de la vida social, que han calificado como las “normas superficiales”, pero que conforman  un substrato fundamental en lo social. Ellos han puesto el acento en la “estructura de las reglas y el comportamiento tácito, que hacen posible una interacción social estable”. Para ellos el mundo social es una densa estructura colectiva de entendimientos tácitos.

Erving Goffman entiende la interacción como un proceso gradual y escalonado que va desde la indiferencia educada, hasta el encuentro que implica un conjunto de gestos de reconocimiento. Las interacciones sociales también han sido estudiadas por Goffman en sus contextos generales, la interacción implica una disposición corporal que comprende un “lenguaje simbólico corporal” y un proceso comunicativo como tal que supone un intercambio de información conceptualizada, y un conjunto de posiciones o disposiciones mutuas.

La forma general en que los actores sociales “se presentan” con el fin de definir la percepción que los demás tienen de ellos es lo que Goffman califica como “fachada”. Los elementos que la integran son:

·         El medio que incluye el mobiliario, el decorado, etc.

·         La apariencia que puede dar información sobre el status social del actor social.

·         Los modales a través de los que se desarrollan estímulos que intentan reforzar el rol que desempeña.

Podemos decir, que los procesos de comunicación implican elementos de contextualización social. Por ello la comunicación se realiza a partir de estas situaciones. Y también con el llamado “paralenguaje” (que abarca acentos y énfasis específicos en las palabras y tonos de voz), así como empleando los comportamientos cinéticos de la comunicación. A través de estos elementos se proyecta una parte de la realidad social.

6. CULTURA, PERSONA Y SOCIEDAD.

     Lo primero que se observa al estudiar una sociedad es que hay multitud de comportamientos, pautas de actuación y costumbres repetitivas. La Sociología basa sus estudios en el carácter repetitivo y regular de los comportamientos humanos. Lo social se produce en nuestras sociedades conforme a un cierto orden.

Aunque podemos distinguir entre ellos conceptualmente, la sociedad no puede existir sin la cultura y la cultura sólo existe dentro de la sociedad.

I. Cultura y sociedad.

     La  cultura es el rango distintivo de lo humano. Herskovits señala que la “tendencia a desarrollar culturas consolida en un conjunto unificado todas las fuerzas que actúan en el hombre, integrando para el individuo el ambiente natural en que se encuentra él mismo, el pasado histórico de su grupo y las relaciones sociales que tiene que asumir. La cultura reúne todo esto y así aporta al hombre el medio de adaptarse a las complejidades del mundo en que nació, la cultura es la parte del ambiente hecha por el hombre”.

     De la misma manera que el hombre ha sido calificado como “animal constructor de cultura”, la cultura ha podido ser descrita como el verdadero “nicho ecológico del hombre”, o la “herencia social de la humanidad”.

     El hombre no sólo hereda unos rasgos biológicos, sino que hereda también un importante componente social. Mientras que la vida social de otros seres vivos está fundada básicamente en el instinto, la muestra está basada en el aprendizaje.. La comprensión de lo que es lo social, resulta imposible, sin entender la importancia del proceso de aprendizaje por el que los seres humanos llegan a adecuarse a las características de lo que hoy entendemos por hambre.

La socialización ha sido definida como el proceso por medio del cual:

·         Los individuos desarrollan una personalidad como resultado del aprendizaje de los contenidos de una cultura dada.

·         Una cultura es transmitida de una generación a otra.

La cultura se aprende mediante un proceso de socialización por medio del cual los individuos son enseñados a comportarse de acuerdo con los patrones culturales que una determinada sociedad ha desarrollado a través de largos procesos históricos de acumulación. En toda sociedad existen determinadas formas de conducta institucionalizadas socialmente establecidas, a las que calificamos como roles sociales. De esta forma, en las sociedades todos los individuos tienden a ajustar a sus papeles y a actuar conforme a lo que de ellos se espera en cada caso, de acuerdo con el papel social que desempeñan.

Como ha subrayado Kluckhohn, “la cultura determina en parte cuál de los muchos caminos de conducta elige característicamente un individuo de una determinada capacidad física y mental. El material humano tiene tendencia a adoptar formas propias, pero de todas maneras una definición de la socialización en cualquier cultura es la posibilidad de predicción de la conducta diaria de un individuo en varias situaciones definidas”. El concepto de cultura es también una herramienta metodológica de gran utilidad, que nos permite situar y precisar la verdadera naturaleza y contenido de lo social. Es en este sentido en el que el concepto de cultura ha podido ser considerado como el concepto de mayor importancia para la Sociología”.

La cultura presenta diferentes facetas y contenidos, pudiendo identificarse en ella, al menos, un componente socio-estructural, un referente conductual y una base material. Los conceptos de cultura y sociedad deben considerarse íntimamente imbricados, habiendo llegado como conceptos cuyo sentido no puede entenderse cabalmente si no es  en su mutua relación. El matiz que puede establecerse en estos conceptos es básicamente de naturaleza analítica.

II. El concepto de cultura.

     El concepto sociológico de cultura  es utilizado con un significado diferente al que tiene en el lenguaje común. La 1ª definición moderna de cultura la dio Tylor  en 1871. La decantación del concepto moderno de cultura ha venido directamente asociada a la generalización más reciente de su utilización por sociólogos  y antropólogos.. Un hito importante en el desarrollo del concepto de cultura lo encontramos en la obra de Malinowski. Entre los aspectos de su definición general, hay que referirse 1º a su acento en que la “teoría de la cultura debe basarse en los hechos biológicos”, en cuanto que “los seres humanos constituyen una especie animal”. En 2º lugar hay que precisar que, “con todo el equipo de artefactos, con su aptitud para producirlo y valorarlo, el hombre crea un ambiente secundario”, para mejor adaptarse al medio y mejorar sus condiciones de vida. En 3º, Malinowski insistirá en que la definición de cultura ha de tener en cuenta otro “concepto esencial”, como es el de “organización”, ya que “con el propósito de lograr cualquier objetivo o alcanzar un fin, los hombres deben organizarse”. Tales hechos están relacionados por cierto acuerdo, por leyes o costumbres  tradicionales, por algo que corresponde al contrato social de Rosseau.

     Ralph Linton, propondrá definir la cultura de manera más sintética, como “la configuración de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cuyos elementos comparten y transmiten los miembros de una sociedad”.

     Herskovits proporcionará una definición paralela de cultura y sociedad. “Una cultura es el modo de vida de un pueblo; en tanto que una sociedad es un agregado organizado de los individuos que siguen un mismo modo de vida....; una sociedad está compuesta de gente; el modo como se comportan en su cultura”.    

La cultura puede ser enmarcada a partir de los siguientes rasgos:

1.   La cultura es una característica de los seres humanos. El hombre es el único ser con cultura, capaz de crearla y transmitirla.

2.   La cultura sólo puede desarrollarse en sociedad. Proporciona el componente de referencia que identifica a las sociedades y da a los individuos sentido de pertenencia a las comunidades.

3.   La cultura es una adquisición. Constituye algo que no  es innato al hombre, ya que los rasgos culturales son asumidos por medio del proceso de aprendizaje y socialización.

4.   La cultura está institucionalizada, en toda sociedad existen mecanismos institucionalizados de comportamiento, que tienden a conformar la personalidad de los individuos.

5.   La cultura hace posible una mejor adaptación del hombre al medio físico. Mediante la cultura el hombre “recrea” un “ambiente” propio. El hombre es a la vez artífice y esclavo de sus creaciones culturales.

Respecto a los componentes y contenidos de la cultura, ya se desprende que éstos pueden ser bastante amplios y variados, dependiendo de los diferentes tipos culturales, de su complejidad y desarrollo. Por encima de estas variaciones, los componentes de una cultura pueden ser divididos en varios tipos de elementos materiales de la cultura (artesanía), a los elementos cinéticos (conductas manifiestas) y a los elementos psíquicos (conocimientos, actitudes), lo que constituye el “aspecto encubierto” de la cultura, en oposición a los otros elementos.

III. Cultura y personalidad.

     Una dimensión importante en la consideración de la problemática de la cultura es la determinación del influjo real de lo socio-cultural en la personalidad. Es necesario empezar por precisar que el concepto de personalidad es más amplio que el de individuo.  En concreto el concepto de personalidad hace referencia a los “contornos sociales estereotipados conformados por la cultura”, tal como son asumidos por los individuos.

     Con el concepto de personalidad se hace referencia a las formas más típicas de comportarse de una determinada cultura. Estas ejercen una fuerte presión en los individuos, que tienden a comportarse según determinadas personalidades, que reflejan las características propias de los contornos sociales estereotipados de dicha cultura. Esto es lo que los científicos sociales llaman personalidades básicas. Cada cultura tiende a crear una “personalidad básica tipo”, formada por el conjunto de características de la personalidad concordantes con el “orden total de las instituciones” de una determinada sociedad.

     Lo interesante de los estudios de Kardiner y Linton fue que, al centrarse en los desajustes de los individuos a las instituciones, aportaron luz al campo de investigación de tanto interés como el de las relaciones cultura-personalidad.

     El concepto lógico de personalidad debe considerarse también como uno de los elementos importantes para una adecuada intelección de lo social. Como ha señalado Stephan Spitzer, la personalidad puede verse como un producto de la estructura social, o recíprocamente, la estructura puede verse como un producto de las características de la personalidad de sus miembros. La 1ª perspectiva nos lleva a plantear la cuestión de cómo las instituciones sociales transmiten los valores y orientaciones, por medio de las cuales la personalidad se desenvuelve y se estructura. La 2ª perspectiva lleva a plantear la cuestión de cómo la personalidad contribuye al mantenimiento y funcionamiento de los sistemas sociales y cómo la personalidad determina las características de las instituciones sociales. Una 3ª forma de contemplar las relaciones entre personalidad y estructura social es la de ver ambas como niveles de análisis separados aunque interdependientes.

     En toda sociedad existen determinadas experiencias y necesidades comunes a todos los hombres y determinadas formas institucionalizadas de enfrentarse con tales experiencias y de resolver tales necesidades. Las instituciones, modalidades fijas y aceptadas para resolver tales necesidades en cada cultura fueron divididas por Kardiner en 2 grandes grupos:

·         las instituciones primarias (familia, formación del grupo propio)

·         las instituciones secundarias (la religión, ritos, las técnicas de pensamiento)

Aunque la mayoría de individuos se adaptan bastante bien a los tipos predominantes de personalidad, siempre hay de no adaptados culturalmente. Estas faltas de adaptación revelan que la relación individuo-sociedad no es siempre una relación armónica. Al hablar de las relaciones entre cultura y personalidad, es evidente que los seres humanos poseemos importantes márgenes de libertad que, a un nivel global, garantizan las posibilidades de desarrollo dinámico y creativo de las culturas, y a un nivel particular, hacen posibles las propias singularidades personales.

     También es necesario plantear cuáles son las consecuencias que pueden o crean a los individuos los desajustes con los marcos institucionales de la cultura. Los datos empíricos en las sociedades complejas demuestran que:

1.   Realmente existen más clases de variación en los tipos de personalidad que los que hay en algunas clasificaciones esquemáticas.

2.   En las sociedades concretas se dan  distintos grados de ajustes a las pautas dominantes.

3.   Hay bastantes tipos de desarreglos de personalidad, consecuencia de los problemas de ajuste entre las influencias culturales posibles y los diferentes papeles sociales que desempeñan simultáneamente los individuos y que dan lugar a conflicto de roles.

El hecho de que en sociedades complejas todo individuo tenga que desempeñar a la vez varios roles lleva aparejado un importante germen de conflictividad. Sólo si un individuo asumiera un rol único en su vida, desaparecería todo conflicto. Pero en una sociedad moderna, en virtud del elevado nivel de diferenciación social, han de existir más posibilidades de conflicto de roles. Estos incluso llegan a producir “incertidumbres” de conducta, comportamientos articulados y perturbaciones de personalidad. Por ello la idea de ajuste  absoluto a los patrones culturales, no se corresponde con la realidad. Porque la cultura homogénea no existe en nuestro tiempo.

En las sociedades complejas lo que en realidad existe es una cultura dominante y otras secundarias, lo que abre la posibilidad de que los individuos  reciban las influencias de ambientes culturales diferentes y a veces, contrapuestos. La interdependencia mundial y la revolución en los sistemas de comunicación han multiplicado las posibilidades de conocimiento y de influencia culturales, por lo que resulta más exacto utilizar el concepto de “pluri-cultura”.

En las sociedades actuales se puede constatar la existencia de importantes tendencias culturales grupales, a partir de la acentuación de las diferencias con el conjunto social (nuevas tribus urbanas). En una perspectiva general el aumento de las migraciones y la mayor complejidad social, tienden a agudizar las mutuas influencias de tradiciones culturales.

Hay que tener e cuenta que los ajustes entre cultura y personalidad están influidos por otro conjunto muy diverso de circunstancias, como la misma forma diferenciada en que los distintos individuos experimentan los procesos de socialización y aprendizaje. Hay que tener en cuenta que, realmente la cultura influye en los individuos a 2 niveles. Por una parte “a la cultura se debe el grueso del contenido de cualquier personalidad y por el énfasis que pone en determinados intereses y objetivos”. Sin embargo, “los tipos psicológicos, no pueden explicarse completamente sobre la base de las influencias culturales”, ya que las personalidades en sus perfiles detallados son el resultado de la interacción de factores múltiples y variados.

En resumen, la dialéctica cultura-personalidad es muy compleja y se produce tanto a partir de las influencias desde la sociedad, como a partir de opciones que pueden ser libremente desarrolladas por los individuos, en unos contextos sociales caracterizados por unas crecientes complejidades y una considerable heterogeneidad de las influencias culturales.

7. SOCIEDADES HUMANAS Y ANIMALES.

    

     Augusto Comte, se refirió al método comparativo como una de las 3 grandes vías de la indagación científica, ya que la “comparación racional entre las sociedades humanas y las sociedades animales” venía reforzada, por el carácter natural de las principales relaciones sociales.

I. Etología y Sociología

     Los hombres no podemos ser contemplados como los únicos seres sociales, a pesar de tantas resistencias psicológicas, existe un cordón umbilical que nos mantiene unidos a la lógica global de lo social. Durante los últimos años muchos estudios nos han permitido conocer mejor la realidad de otras “sociedades animales”, dando lugar a que el debate sociológico acuse una incidencia importante de estos temas, a partir, entre otras cosas, de la popularidad adquirida en el campo de la Etología, es decir, desde la ciencia que se ocupa del estudio del comportamiento y las costumbres o hábitos de los animales.

     En los años posteriores  a la II Guerra Mundial, la atención por la vida social de los animales se va a incrementar, ya que algunas de las investigaciones sobre la vida social de los grandes monos produjeron resultados llamativos, especialmente en el campo de los intentos de socialización y aprendizaje de los primates. Desde otra perspectiva, la influencia de las nuevas orientaciones analíticas de aquellos investigadores que partieron de unas metodologías propiamente etológicas han abordado, el estudio de la realidad social y biológica del hombre (Robert Ardrey “hipótesis del cazador”). En ellos se ha perseguido utilizar las perspectivas metodológicas de la Etología para llegar a un mejor conocimiento sobre la realidad humana. De ahí la importancia de estos temas para la Sociología.

     En estos últimos años el impacto causado por libros como el de Wilson, “Sociobiología” ha contribuido a dar un sesgo distinto proporcionando una fundamentación biológica del fenómeno social, e intentando reencontrar el cordón umbilical que mantiene unido a los hombres a la lógica global de lo social.

     La Sociobiología será definida “como el estudio sistemático de las bases biológicas de todo comportamiento social”. Se ha llegado a una cierta situación de clara “desconfianza” entre determinados círculos sociológicos ante las nuevas perspectivas abiertas desde estas plataformas analíticas, a las que se pretende reducir intelectualmente a un común denominador. El tema de las diferencias y similitudes entre las sociedades humanas y animales no puede ser despachado de forma sencilla ni simplificadora debido a  importantes razones de fondo relacionadas con la significación específica de los fenómenos sociales.

II. El debate sobre el continuo social.

     En las primeras etapas de desarrollo de la Sociología parecía que se habían abierto importantes vías de comunicación próximas a la Biología. Sin embargo la línea abierta por Spencer vino dificultada no sólo por la lógica de las propias necesidades internas de la Sociología para alcanzar un desarrollo autónomo, sino también por la misma proyección y alcance socio político más general que adquirieron enfoques del llamado darwinismo social. Junto a la influencia de tal tipo de factores de descrédito histórico, también se ha querido ver un componente de “resistencia psicológica”. Sigmund Freud interpretó algunas resistencias, como una reacción psicológica defensiva a lo que todas las teorías de la evolución pueden implicar de cierta agresión y ofensa al narcisismo humano.

Otro factor de resistencia frente a la aceptación de la tesis de la continuidad de las formas sociales, procede de la manera en que la llamada “hipótesis del cazador”, aparece asociada a interpretaciones que llevan a contemplar dicha hipótesis con cierta antipatía. El desarrollo de la práctica social de la caza debió jugar un papel importante en todo el proceso de hominización, desde el punto de vista de la subsistencia, y en todo lo que se relaciona con el perfeccionamiento, especialización y evolución de las primeras formas de organización social.

Algunos datos arqueológicos han dado lugar a la formulación de ciertas hipótesis de acuerdo con las cuales en el largo camino de la hominización, el proceso de diferenciación respecto a otras especies, tanto en la misma práctica de la caza, como en la más necesaria defensa del territorio, acabó gestando un componente social fuertemente agresivo (Robert Ardrey).

Hoy  estas hipótesis han sido objeto de una viva contrastación, ya sea por la propia validez de las pruebas arqueológicas como a la explicación antropológica del papel de la agresividad. Sin embargo, lo que no puede negarse es que la historia conocida del hombre ha estado fuertemente marcada por una practica muy intensa de la guerra y la violencia.

Hoy un gran nº de estudios que han puesto el énfasis en intentar resaltar, las diferencias entre las sociedades humanas y las de primates. Pero en este tipo de comparaciones generalmente se piensa en términos de las sociedades humanas modernas, sin tener en cuenta la verdadera naturaleza de ciertos tipos de sociedades muy primitivas. Lo que sería preciso conocer, para poder establecer con rigor la verosimilitud de la hipótesis del continuum social, es cual fue la verdadera naturaleza de las sociedades de australopitecos, homos habilis, etc., que vivieron en este planeta hace millones de años. Lo que, nos lleva a reconocer la necesidad de no entender el concepto “homo”, como un concepto cerrado y  limitado.

Lo social en el hombre no es un simple impulso general, sino que la sociedad es para los humanos parte constitutiva de su propia realidad. De ahí que los sociólogos hemos reclamado la especifidad de lo social en el hombre y fijar unas barreras diferenciadoras entre el tipo de sociedad humana y las restantes. Sin embargo, actualmente la “claridad” de estos argumentos tienden a quebrase.

Philip Slater ha señalado que  definimos la existencia en sociedad como un permanente vivir dentro de un grupo definible que se distingue de otros similares, en condiciones tales que:

·         Sea imposible la supervivencia fuera del grupo

·         La interrupción del proceso normal de socialización impida que se alcance un comportamiento plenamente adulto

·         El comportamiento adulto de cada día se encuentre limitado, controlado y conformado por otros miembros del grupo

En tal caso habremos de admitir que la mayoría de los primates viven en sociedad y no es un “estado naturaleza”.

     Hay 2 tipos  de sociedades animales que, en cuanto constituyen arquetipos bastante diferenciados, no pueden ayudar a comprender mejor las especifidades de la sociedad humana. Aunque un análisis riguroso de las formas sociales en la naturaleza, nos llevaría a distinguir, al menos, 3 grandes categorías ( lo que Wilson califica junto a los humanos como “los 4 pináculos de la evolución social”): Las colonias de microorganismos e invertebrados, los insectos sociales y los mamíferos no humanos. Aquí consideraremos 1º  las sociedades de insectos y 2º  la de primates.

III. Sociedades animales.

     Las sociedades superiores de insectos constituyen, uno de los tipos de sociedades animales más antiguas conocidas. Las sociedades de insectos son básicamente estáticas en las que no se producen modificaciones y en las que no existen márgenes significativos de variación en el comportamiento de los individuos, casi como si fueran un “gran organismo viviente”. Ha señalado Marcel Sire, que las sociedades de insectos y las humanas tienen como puntos comunes los siguientes: división del trabajo, jerarquía, reparto de los individuos en clases, construcciones colectivas, lenguaje, nuevo enjambre cuando la población se hace superabundante en un lugar,  y equilibrio cualitativo y cuantitativo de las poblaciones por autorregulación. Pero se trata de convergencias y no identidades, pues las sociedades de insectos se basan en lo automático y lo orgánico, y la de los vertebrados están basadas en lo psíquico.

     Esta clase de instinto social de los insectos, no se presenta igual en las sociedades de animales vertebrados, los cuales están vivamente orientados a la sociabilidad, pero sin embargo sus sociedades no están tan rígidamente estructuradas y los individuos mantienen márgenes bastante amplios de independencia. Así, mientras que los invertebrados aceptan pasivamente una situación de subordinación tiránica al todo  social, entre  los primates la jerarquía social y las situaciones de dominación, no vienen determinadas por los rasgos morfológicos heredados, sino que se producen entre individuos iguales, en procesos de afirmación en los que influyen tanto los rasgos propios del individuo (su fuerza, su agresividad, etc.), como la experiencia social del grupo.

     La vida de comunidades, como los babuinos, incluso con sus reglas de adaptación y selección, ha ido determinando la desaparición de los animales menos gregarios, al tiempo que se han ido reforzando todos los factores que potenciaban el aprendizaje y la misma práctica de la sociabilidad (carácter emocional de los vínculos sociales).

Melotti ha señalado la necesidad de distinguir al menos, entre “7 grados de vida social”, correspondientes a otras tantas  formas de organización social.

·         El grupo materno constituido por una hembra adulta y su prole inmadura.

·         El grupo biparental, constituido por 2 individuos adultos de sexo distinto y por los  hijos inmaduros de la hembra.

·         El grupo promismo simple, la asociación estable, pero poco organizada de una pluralidad de individuos de ambos sexos y de todas las edades.

·         El grupo múltiple monomasculino, constituido por la asociación de un macho adulto con varias hembras adultas y sus crías.

·         El grupo complejo coactivo, integrado por varios machos y hembras con sus crías, así como por grupos juveniles, caracterizados por su carácter estable, impuesto por las duras exigencias del medio.

·         El grupo plurimasculino ordenado por edad.

·         El grupo complejo abierto, constituido por la convivencia libre, gracias al desarrollo de la tolerancia recíproca, consecuencia de un aumento del control de la corteza cerebral sobre los comportamientos instintivos.

A su vez los 4 tipos básicos de sociedades que Melotti  cree que hay que distinguir:

1.   Las sociedades de los primates arborícolas del bosque, se trata de sociedades poco organizadas, con una vida pacífica pero individualista.

2.   Sociedades de los primates de la sabana, en medios peligrosos que exigen una organización social rígida.

3.   Sociedades de los primates de las zonas áridas, que se agrupan de noche y se dispersan de día.

4.   Sociedades de grandes antropoides, son las más evolucionadas y presentan una mayor variabilidad intra específica, en función del hábitat.

Las observaciones permiten establecer algunos rasgos comunes a casi todas ellas:

·         Sentimientos de territorialidad, que influye en la estructura de dominación interna.

·         Autorregulación demográfica, mediante prácticas de exclusión.

·         Diferenciación de lazos sociales y de estructura de dependencia que reflejan la misma complejidad de sus sistemas sociales.

·         Relaciones afectivas entre individuos del mismo sexo, en forma de solidaridad (grupos compadres o “camarillas”.)

A todo esto  debemos añadir la existencia de una cierta diferenciación de papeles por sexo, edad y función en el desarrollo de ciertas actividades de cooperación instrumental de caza. Hay algunos aspectos cruciales en el debate sobre el continium de la naturaleza de lo social: estas hacen referencia a la naturaleza de los sistemas de comunicación entre los primates, a la fabricación de utensilios y a las características de las “protoculturas” de los primates y a la manera en que se produce la “innovación cultural”.

En estas sociedades hay un tipo de tensiones de competencia y confrontación que no son posibles sino a partir de un cierto desarrollo de los sentimientos de individualidad. Por otra parte, en las sociedades de primates, hay un considerable grado de dinamismo interno e incluso de aparente desorden, que contrasta con el termitero. Como ha señalado Edgar Morín, “la complejidad aparece en esta combinación individuos / sociedad acompañada de desordenes y se conforma a partir de la permanente ambigüedad de su complementariedad, de su competitividad y en el límite de su antagonismo”.

La manera en que esta peculiar conformación social puede influir en las propias posibilidades dinámicas de innovación y cambio reviste una importancia indudable. Es la amenaza permanente  representada por el desorden la que otorga a la sociedad su carácter complejo y vivo de reorganización permanente. El desorden renace sin cesar y lo mismo hace el orden social, aquí aparece el misterio de la complejidad y el sentido profundo del término auto-organización: una sociedad se autoproduce sin cesar porque constantemente se está auto-destruyendo. Uno de los principales efectos de esta combinación de elementos es que ofrece la posibilidad de cambio e innovación social.

Las formas de comportamiento de las sociedades de primates, hacen posible el “descubrimiento” de nuevas pautas de conducta socialmente útiles, que pueden pasar a formar parte del acervo de sus “proto-culturas” y ser transmitidas de generación en generación. El equilibrio de elementos de orden-desorden hace posible, que en ciertas sociedades se produzcan innovaciones que dan lugar a una cierta evolución socio-cultural.

IV. Los orígenes de la sociedad humana.

     Muchos sociólogos han insistido en la especifidad de la sociedad humana. Wossner define el campo de lo social humano a partir de 6 puntos de elementos diferenciadores:

1.   la superior capacidad de aprendizaje del hombre

2.   al lenguaje como algo propio de la especie humana

3.   al carácter no instintivo de los sentimientos humanos

4.   a la posibilidad de innovación y desviación de las pautas sociales establecidas, merced a la libertad

5.   a las limitaciones del potencial psicofísico de propulsión y carga

6.   al encuadramiento de la realidad humana en la “herencia cultural”

La tendencia de sociólogos y antropólogos ha sido la de establecer una clara barrera cualitativa diferenciadora en torno al mismo concepto de cultura. La capacidad de tener, hacer y transmitir la cultura viene a ser considerada como el verdadero rasgo diferenciador entre las sociedades animales e humana.

El área de interrogantes se desplaza, al campo de la indagación sobre el tiempo y la manera en que surgen las culturas humanas. Un triple orden de cuestiones a considerar aparecen entonces asociadas:

·         las hipótesis sobre la influencia cooperativa de la caza.

·         Los orígenes de la producción social de útiles, armas y herramientas.

·         El papel específico del lenguaje humano.

John Tyler Bonner, ha manifestado su convicción en que es posible “seguir” el rastro de la capacidad cultural humana “hasta los primeros pasos de la evolución biológica”. Para algunos analistas la continuidad de este proceso socio-cultural es una posibilidad que descansa en ciertos paralelismos importantes. Barton M. Schwartz y Robert H. Ewald situarán estos paralelismos en torno a los siguientes polos:

1.   La habilidad de los primates para manipular objetos y herramientas proporciona las bases para la emergencia del uso humano de herramientas.

2.   la capacidad de los primates para comunicarse mediante el empleo de sistemas de llamadas (precondición para el desarrollo del lenguaje)

3.   La capacidad para implicarse en acciones concretas proporciona las bases biológicas para la aparición de la cooperación.

Lo que en el análisis de estas cuestiones casi siempre se mantendrá en penumbra será la manera en que se produce, o se ha podido producir, la dinámica del desarrollo de estas potencialidades. Algunos antropólogos coinciden en situar el elemento decisivo en la aparición y desarrollo del lenguaje verbal. Pero por otra parte, numerosos lingüistas insisten en las diferencias del lenguaje humano, con cualquier forma de comunicación animal.

En lo que casi todos coinciden es en que mientras que los humanos tienen un sistema de comunicación complejo, apenas tienen capacidad de comunicación en todo lo que se refiere a su entorno físico.

Si tenemos en cuenta que el proceso de hominización se ha prolongado durante millones de años, y que cientos de especies de primates han desaparecido por completo en este complejo proceso de evolución, estaremos en condiciones de llegar a la conclusión de que más que pensar en términos de un dudoso proceso de evolución plagado de lagunas nos encontramos ante una cierta línea de puntos, en la que la falta de algunas piezas, no nos impiden prefigurar las líneas maestras de todo el proceso en lo que a su orientación general se refiere.

Parece evidente que existe una Inter.-imbricación importante entre los procesos de evolución fisiológica y de evolución socio-cultural. Podemos acabar concluyendo, que de la misma manera que ya estamos “acostumbrados a la idea  de que nuestra fisiología, desciende de los primates, debemos hacernos a la idea de que sucede lo mismo con nuestro cuerpo social”.

 

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