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Semblanza Santiagueña a 450

 

por Guillermo José Tagliotti

(Revisión Abril 2005)

  Prólogo

Está dicho que “ la Historia es el lugar del Hombre y el Futuro es el lugar de la Humanidad ” . El hombre -móvil pasar y cambiante circunstancia- no se agota en la historia, pero los procesos socioculturales ( civilizadores o aculturizadores ) sólo pueden ser comprendidos desde sus antecedentes.

Bernardo Canal Feijóo, lúcido crítico del historicismo convencional, definió al NOA como “la región más histiológicamente unificada” . Sin embargo, no demasiadas analogías han mediado entre el acogedor remanso del Estero y los insurrectos valles calchaquíes (a) ; menos aún con la activista serranía de los comechingones o el martirizado Ayacucho peruano, reducido por aniquilación de la resistencia aborigen.

En las bucólicas riberas del Mishki Mayu (b) eufóricos soles y cómplices lunas incentivaron compatibles pulsiones carnales, confluyentes en el crisol refundacional de la silvestre Oikoumené (c) . La nueva estirpe se fue macerando al reparo de la agreste, frutal y medicinal espesura enmarcada entre los nutrientes ríos Dulce y Salado, delineando progresivamente la progenie indohispanoarabeafroamericana (santiagueña).

El poder militar instituyó la Colonia y el clerical, aunado al señorío seudocastizo, subrogó la incipiente nacionalidad. Bajo esas riendas congeniadas el yugo encomendero amarró a hijos de la tierra, mancebos, negros esclavizados, pardos y cobrizos. El absolutista bagaje, incorporado con alta dosis de relativismo moral, fue cubriendo la raigambre atávica bajo el manto sacralizado de una tradición injertada (d) . Mientras la lengua quichua, solapada en los salones, se atesoraba en montes, pampas y serranías, las letras castellanas quedaban reservadas a los miembros del clero y a la descendencia decente de españoles bien posicionados.

La hibridizada identidad “santiagueña” fijaría un folklore emergente de la fusión de fondos étnicos allegados en razón de antropológicas afinidades polinizadas por milenios en la Hispania (e) y Amerindia. Tras varias generaciones adquirirían intensidad la tonalidad y armonización afro, encarnadas en el rítmico “moreno santiagueño”. En la “religiosidad popular”, transida de paganismo, persistirían reacomodadas las creencias ancestrales indianas, legado espiritual de la Anterioridad. La intromisión latina en la cuna del ser nacional sólo tendría lugar en las misas (f) .

De resultas el NOA andino absorbió el replegamiento del remanente de los pueblos originarios que resistieron la bota de los godos, y el monte y el bañado recluyeron al doblegado y mesturado indígena lugareño. El criollón terrateniente señoreó sobre el criollo pobre en el feudo asignado por merced real y parcelado por linaje, acentuando las prácticas extractivas y extensivas. Bajo parámetros medievales de casta, servidumbre y montonera permanecería el Santiago pastoril durante el sangrante proceso ( nuestra Guerra Civil ) de la Organización Nacional.

A posteriori la europeización de las élites y el energizante cosmopolitismo del puerto se consolidarían con el aluvión inmigrante diseminado en el centro-sur a fines del siglo XIX y a principios del XX, determinante en la definición del argentino moderno. La República adscribía culturalmente a Occidente mientras Santiago, impregnado de casticismo, se repoblaba rearabizándose. Autoabastecido y dual -criador y cultivador en el cerco, provisto, educado (g) y conspicuo en la urbanidad- el país primero perdería el tren del desarrollo conservando el diseño feudal, el carácter concesionario y la tónica expulsora.

En nuestros esclarecidos días resuenan patéticos el Santiago clerical aduciendo que “el proyecto original fue de convivencia”, y el esclerosado hispanismo subsidiario arguyendo “una autocrítica correctiva del genio ibérico, en pro de los derechos humanos de aborígenes e indianos” . Los predicados del presente no se compadecen con la tragedia indiana y el calvario transitado por los sujetos primordiales durante buena parte de los 450 años de la novación racial y social en los esteros.

Sometimiento, embargante religiosidad, parsimoniosa espectación, exacciones, éxodo y subdesarrollo mediante, a la vista están los efectos de las causas históricas no documentadas oficialmente.

(a) Gentilicio aplicado al valle-morada de los diaguitas, en mérito a la preponderancia adquirida por el curaca Juan Calchaquí en la férrea defensa de su territorio.

(b) A su paso por el asentamiento de los conchos (Río Hondo) y posterior estada con los soconchos (hoy Dpto. Avellaneda), previa batalla de Maquijata, la avanzada liderada por Diego de Rojas se relacionó carnalmente con las indigenas del lugar. A testimonio del cronista Diego Fernández, el palentino, las naturales eran muy agraciadas, vestían como “odaliscas de egipto” y además se bañaban frecuentemente (costumbre no española) desnudas en el río. Merced a estas virtudes femeninas , cuando Aguirre arribó encontró una tornasolada camada de “mestizos” en las márgenes de Dulce.

(c) Oikoumené : término griego que significa “parte o región habitada por comunidades con cierto grado de civilización”. El poblamiento de Soconcho (ubicado entre Atamishqui y Salavina), con unas mil chozas (“bohíos”) que demandaban un transcurrir reglado, era el centro de la civilización de los Esteros. Por esos medios los españoles construyeron su primer fuerte-villorrio, al que denominaron Medellín, ya que Francisco Mendoza -quién reemplazó a Rojas tras su temprana muerte- provenía de Medellín de España.

(d) Reemplazando soberanos, ritos y objetos de culto y abominando de los sacrificios humanos realizados en algunas ceremonias religiosas amerindias. En nuestros días el ritual católico dispone -consagradamente- comerse el cuerpo y beberse la sangre del Salvador como corolario de la misa.

(e) En el contexto europeo medieval el límite oeste de «occidente» eran los Pirineos; España se encontraba intensamente orientalizada por la extendida presencia árabe y judía.

(f) En hispanoamérica la liturgia Católica se ofició en latín hasta 1962.

(g) Cuando gracias, entre otros, a don Absalón Rojas, se ofreció escuela pública a la población en general...¡ se prohibió a los educandos el habla de la lengua quichua !

 

 

CONQUISTA Y CONVERSION

 

Partiendo desde el reino menos helénico de Europa y transportando el lastre de disputas sustanciadas en el Viejo Mundo (además de la viruela y la sífilis, plagas desconocidas en el Nuevo Mundo), el catolicismo desembarcó en “Indias” para reclutar almas, acumular preseas y aventajar a Lutero . A incautar metales preciosos (*) , usurpar posesiones y marcar hitos, los capitanes ibéricos que ya habían saqueado Roma en 1527. Invasión y evangelización mediante, la reducción física y espiritual, los traslados compulsivos y el no menos traumático cambio de dieta (1) , signarían el devenir de la población autóctona.

Posicionados por mandato de distante emperador, los conquistadores hicieron entender inequívocamente a sus vasallos amerindios que sobrevivían por y para servirlos, obviando la mita y extremando el yanaconazgo incaico. La religión ultramarina, proveniente del «hemisferio superior» (2) , ubicó al buen dios frente a la plaza principal (regida por el discrecional Rollo de Picota) y al demonio en todos los sitios no mojonados por la tergiversada Fe de Cristo (**) .

Cotejando la fundación de Santiago con el posterior asentamiento de Santa María del Buen Ayre, a las tribus “bárbaras” de las riberas del Plata (serviciales pero irritables querandíes, esquivos y fieros charrúas) se anteponen las civilizadas aptitudes de los mansos habitantes del Estero. Aprovechaban el pulso estacional de los cursos fluviales (cultura del bañado y la cockcha) y colectaban de la flora y fauna sin ofender el balance natural; dominaban el cultivo del maíz, cucurbitáceas y legumbres varias, imbuidos de la técnica agraria incaica trasmitida en lengua quichua por mitimaes (enviados pacíficos) ; domesticaban plantas y animales silvestres para completar la proveyente huerta y granja tribal; poseían criterio estético (***) , eran artesanos, tejedores, alfareros y no levantaban parapetos que les eran innecesarios ni construcciones monumentales (****) ; honraban a sus ancianos y los muertos aguaitaban la paz eterna en trabajadas urnas funerarias, depositadas en ordenados cementerios. Apacentarlos fue “hazaña” de arcabuces, corceles y alanes, y se los supone tan incrédulos que con un crucifijo, una imposición de manos y una ininteligible invocación latina (tal vez traducida al quichua) alcanzó para ascenderlos del bajo estado de “salvajes inocentes” a la elevada categoría de “convertidos culpables” .

Una fiel justipreciación del “modus vivendis” aborigen (3) , incluida la actitud reverencial ante la magnificencia de la Creación , no parece haber sido tema de los exégetas del colonialismo hispano y del criollismo latifundista sucedente en la hegemonía. A la impropia calificación de “descubiertos” (*****) -por el flechado Diego de Rojas- y a la condescendiente justificación del atropello invasor, la historiación vencedora sumaría falaces transcripciones (4) y la subestimación de católicas intimidaciones y neocoloniales tropelías...

(*) Regidos por una economía basada en el trabajo y la producción -no en la renta- los pueblos bajo dominio incaico no le dieron valor a los “metales preciosos” ni acuñaron moneda. Para ellos el oro era “sudor del sol” y la plata “lágrimas de la luna”, poético criterio filosófico compartido de las civilizaciones amerindias ininteligible desde el materialista punto de vista europeo.

(**) Contemplando que fue la propia institución Católica quién, aliándose a emperadores y reyes se apartó de la proletaria vocación de Cristo, la Cruz y la Espada cumplieron, a su modo y con fines de dominación antes que de liberación, con la admonición atribuida al insurrecto (¿y esenio?) Jesús de Nazareth, registrada en los versículos 34 -35 del capítulo 10 del Evangelio según San Mateo : “No crean que he venido a traer la paz sobre la Tierra. No he venido a traer la paz. He venido a traer la espada. He venido a separar el hijo del padre, la hija de la madre, la nuera de la suegra”. Hecho en América...

(***) Sustanciales ciclos evolutivos prehispánicos : Cultura de las Mercedes, 400 al 700 d.C.; Cinchutúyoj, 800 al 1400 d.C. y de Averías, 1100 al 1550 d.C. La cerámica es el primer estadio plástico de los pueblos civilizados. Al solo efecto de minimizar la profusa faceta creativa de los pueblos originarios se llegó a achacarles “zoomorfismo mental”, aduciendo que convertían la mayoría de sus inspiraciones artísticas en representaciones de animales (¡!). En cuanto a lo pictórico, se puede apreciar que los indígenas manejaban los efectos de descomposición de la luz y visualizaban en abstracto mucho antes que definiese ese estilo el ruso Kandinsky, en 1910. En su ilustrativo tratado «Las culturas panandinas y el noroeste argentino», Carmen R. de Dassen hace expresa mención del “innato sentido artístico de los conquistados“. En el extraordinario Museo de Arte Prehispánico del Cusco se puede comprobar que el exquisito arte del incanato es la síntesis de las vanguardias plásticas primigenias.

(****) La indiana y legendaria Esteco en principio fue admirada y enaltecida. Repoblada por aguirrianos y portugueses judaizantes, sería reprobada por voluptuosa “Jardín de Venus”. Su ponderación bordeó lo fantástico y su estigmatización conllevó contrarreformistas “propósitos ejemplificadores”.

(*****) ¿ Descubiertos ? , ¡ vía urbanizado Camino del Inca, tachonado de aviados tambos y postas, y munidos (los ibéricos) de la información topográfica, toponímica y poblacional disponible en el regimentado imperio del Cusco ! A propósito del génesis hispanoamericano, ¿ cuándo nuestros educadores harán al alumnado la pregunta correcta ? : -“¿ Quién fue el primer confundido europeo qué, tras misión oficial, dio a conocer a sus ávidos contratantes y demás coterráneos ignorantes la existencia de las “indias occidentales” y de los originarios, organizados y autoabastecidos pobladores del Caribe, que muy pronto la irreprimible ambición conquistadora extinguiría?”. Se podría orientar a los alumnos comentándoles que calles, avenidas, plazas, clubes, poblaciones y hasta al teatro más exquisito de hispanoamérica aduladores criollos le han impuesto el apellido de aquel osado navegante.

 

«Pachamantacka Sonckon»

Subsumido en catequizada continencia, el «corazón de la tierra» comenzó a latir con dispar frecuencia en la oikoumené de los esteros. Naufragado el Barco (¿III ?), los habitantes de ésta mediterraneidad derivarían en protosantiagueños a partir de que el cesáreo Aguirre catastrara a Sain Tyago (“hijo del trueno”). Al belicoso apóstol se le atribuye la evangelización de Tarsis (*) y la férrea defensa de las mezquinadas doncellas asturianas (**) . Los prosternados bajo su patronazgo en los esteros andinamente culturizados lo apodarían “Illapa” (rayo) .

Merituando el aplacado nomadismo preexistente y la quichuista receptividad, el fantasmal Santiago el Mayor instaló una antilogía en ciernes de la novada nacionalidad. Los hospitalarios aborígenes cedieron provisiones y mujeres para iniciar una urgida “compenetración no vinculante”, a satisfacción del extraeuropeo (***) español medieval y su notoria (y salá) porción morisca. En el génesis del mestizaje la apetecible tonocoté “María”, amancebada por el joven aventurero andaluz Hernando Mexía Mirabal (****) en aprobada posición misionera, sería vestal prenda de leonino trato . (*****)

(*) Nombre que en la Biblia se da al territorio que hoy contiene a España (Libro de Jonás, Salmos)

(**) Tras la invasión musulmana (711 d.C.), capitaneando un contingente hispanovisigodo fundido con autóctonos asturianos, Pelayo capitaneó un foco rebelde que inició la extendida saga de la Reconquista. Las hostilidades continuaron con su hijo Fáfila, Alfonso I, Fruela y Alfonso II, el Casto. Cuenta la leyenda que en 814 el Emir de Córdoba exigió al Rey de Asturias el tributo de cien doncellas. Ramiro I le presentó batalla a Abderrahamán y estaba por declararse vencido en Clavijo, cuando en sueños se le apareció Santiago, instándolo a continuar la lucha. En medio del reiniciado combate un gallardo jinete de monta blanca terció enarbolando la bandera del apóstol, y blandiendo una espada flamígera avanzó entre la morería como guadaña en la ciega...Un óleo de Casado del Alisal, que se encuentra en la iglesia de San Francisco El Grande (Madrid) da cuenta de la definitoria participación de Santiago ante los musulmanes. A finales del siglo VIII, el monje Beato del monasterio de Santo Toribio de Liébana promovió la independencia de la Iglesia de Asturias y la exaltación del apóstol Santiago como “patrono de nuestra tierra y cabeza refulgente de España”. Y fue en una “noche de Santiago” en la que aquel ”gitano legítimo” inmortalizado por Federico García Lorca, llevó al río a La casada infiel “creyendo que era mozuela, pero tenía marido” .

(***) Esta condición -superada con el reciente ingreso de España a la Comunidad Europea- perduraría por varios siglos más : “El problema de la España , esa rezagada de Europa echada sobre el Mediterráneo y el Océano entre la Edad Media y el siglo XIX, unida a la Europa culta por un ancho itsmo y separada de la Africa Bárbara por un angosto estrecho”, abundaría Sarmiento en su inspirado, descriptivo y pronunciativo «Facundo».

(****) Primer ibérico en “descubrir” fragmentos del Mesón de Fierro en el Chaco Hualumba (Otumpa), aleación de hierro y plata caida del cielo -a pesar de Aristóteles- con la que el herrero Juan Carmona moldearía en aguirrianas orillas del Dulce tornillos, alacranes y clavos de herrar .

(*****) Luego de darle cuatro hijos, que le serían arrebatados para educarlos en el Perú, la indígena fue sustituida por una mujer blanca española (unión sacramentada ) y casada de oficio con el tonocoté Andrés. Recogida años después por una de sus hijas y alojada en Córdoba, en alusión testamentaria la fiel María reconocería a Mexía como “Mi amo y señor” . La escritora santiagueña Ana E. Zaidman , desde una piadosa e hispanista óptica, laudó en favor de la copulante sangre invasora. En el ensayo «La mujer santiagueña» presupuesta un deslumbramiento de las hembras indígenas ante el viril tipo ibérico, en tanto a las españolas les atribuye una edulcorada feminidad : “Sacrificará todo en pos de la vida, porque es la mujer aborigen la que entregará su vientre conquistada por el español, que será vencido por el vibrante murmullo de esta selva en flor, que tenía en su seno las raíces de su raza” . Distinguiendo a Catalina de Enciso (esposa de Diego de Rojas) entre las primeras ibéricas desembarcadas en América, refiere : “Su presencia haría más tolerable la vida por el aporte de feminidad y dulzura. Sin duda daría valor para poder continuar hacia lo ignoto, aquello que estremece el alma por el temor a lo desconocido. Aquella fémina se prodiga con las huestes luchadoras : es el amor que signa su destino”

Perplejidades

En tanto los perplejos cedentes eran instruidos en la pleitesía a la Corona (la de espinas de oro), el ayllú contenedor -disuelta la marka y abolido el tupo (*) - fue parcelado en “suertes de tierra” , “mercedes reales” y otros apoderamientos no menos cortesanos.

Se quedaron sin Madre los hijos de la Tierra embelesados por el rabel de Sánchez Solano, embajador de un omnipotente padre Celestial que había permitido humillar y lacerar a su hijo en el calvario, para dejarlo morir desahuciado en la cruz de Jerusalén : -“¿ Padre, por qué me abandonas?” . En el recién ampliado Occidente, ¿ la Pachamama imitaba al dios de los judíos en el trance amerindio supliendo el vía crucis por la encomienda y la crucifixión por la horca ? A poco trajinar ( dividió pasajeramente las aguas en Río Hondo, cual Moisés las del Mar Rojo ) el mentado violinista abandonaría el paisaje profanado, dejando perplejos a recién despojados y cristianizados. Más adelante, avanzada la Colonia , ante incoada autoridad Real se alzaría y claudicaría el “medio criollo” Silverio Leguizamón, híbrida víctima de reiterada perplejidad. Afianzada la República , cientos de miles santiagueños migrantes comprobarían, sin salir de su perplejidad, que podían escapar de la servidumbre “naturalizada” en su terruño y ser respetados cual ciudadanos comunes, con derechos y obligaciones.

Tal vez la mayor perplejidad subsistente en una provincia con casi catorce millones de hectáreas de superficie y cerca de ochocientos cincuenta mil habitantes, parte de una Nación que adhiere al sistema capitalista mundializado fundado en la propiedad privada, es que haya santiagueños nativos que no sean dueños de un pedazo de tierra donde caerse muertos.

(*) El inclusivo Ayllu (nada que ver con las modernas y atosigadas “villas de emergencia”) fue la institución social básica de los pueblos andinos. Consistía en el nucleamiento de familias unidas por lazos de parentesco o por saberse descendientes de un lejano antepasado común. Los incas denominaban “marka” a la parcela de tierra que disponía un Ayllu para el laboreo comunitario, y “tupo” a la que se entregaba al hombre casado por cada hijo varón que le nacía. “Y cuando comenzaban las labores del año / con cantos y chicha se distribuían las tierras / y al son del tambor de piel de tapir / y al son de la flauta de hueso de jaguar / el Inca abría el primer surco con su arado de oro” , (Ernesto Cardenal, «Homenaje a los indios americanos»). Contrapuéstamente, para los “caballeros” españoles el trabajo de la tierra era envilecedor.

 

Maquijata

A las prosaicas discreciones precedentes, sin tono épico ni validación sacramental, las sobrevuela el magistral preludio del nacimiento de la raza rimado por el profesor Domigo A. Bravo, quichuista santiagueño de pura (hibridizada) cepa, en el poema «Maquijata» :

Bajó la expedición del Altiplano

en pos de las quiméricas hazañas,

vadeó los ríos y escaló montañas

el soberbio coraje castellano

 

Del Aconquija se lanzó hacia el llano,

en la marcha triunfal de sus campañas,

donde mora del bosque en las entrañas,

el hijo de la selva, el soberano

Relinchó en el monte el corcel de guerra

y un alarido contestó en la tierra

del agreste solar de Maquijata

 

Y en la batalla que el furor desata

en el mismo coágulo se traza

el augurio fecundo de una raza

Impulsos y obstrucciones

Inevitables encontronazos amerindios e inopinados procesos inquisitoriales atizados por disidencias trasoceánicas ( acólitos de la «Católica Majestad» versus adalides de la «Sacra Majestad Cesárea» ), le costarían a Francisco de Aguirre el arrebato de la capitanía del Tucumán, Juríes y Diaguitas. Lo suplió el capitán Juan Gregorio Bazán , y ante el severo reclamo de quienes querían abandonar el poblamiento del Estero accedió a introducir desde Chile (desde el propio fundo de Aguirre, en La Serena ) frutales “de Castilla”, semilla de trigo, algodón y cebada, pie de viña...y al cura mercedario Juan Cidrón. Aunque agriculturizado el afincamiento, Santiago “ciudad” seguía sola...

En 1557 asumiría como lugarteniente de Gobernador el propiciador Juan Perez de Zurita. Conciliando intereses regionales (*) con el curaca diaguita Calchaquí (que le había sido reacio a Nuñez y al mismísimo Aguirre) iniciaría un período de prosperidad para el centenar de “vecinos decentes” de Santiago, abriendo el mercado del Perú a sus artesanías y manufacturas (tejidos, ropa, alpargatas y “frutos del país”), introduciendo ganado bovino, ovino y asnal... y un medio revolucionador del transporte de cargas : la carreta fabricada en Cañete (ciudad fundada por Zurita en el sur del Tucumán). La fundación de Córdoba de Calchaquí, acordada entre el pacificador Zurita y el converso y bautizado “don Juan”, marcó el mayor acercamiento en la difícil relación de convivencia entre invasores e invadidos.

Apenas un lustro después, destituido el progresista Zurita, el fructífero intercambio se coartaría cuando Gregorio de Castañeda insistiría con la jurisdicción chilena. El necio lugarteniente no sabría tratar con Calchaquí y demás curacas, empeñándose en obstructor belicismo. En 1562 alterarían la pax vallista los ataques indígenas a Londres (Catamarca) y Cañete; las hostilidades se potenciarían con la persecución y matanza de los habitantes de la concertada Córdoba de Calchaquí. Enfrentamientos varios, guerrillas, crueles asaltos y horrendas venganzas se sucederían en el marco de tres grandes guerras . Los usurpados, de revancha tan feroces como los usurpadores ( que reclutaban “indios amigos” que se dejaban reclutar), prolongarían por más de cien años la beligerancia. El chispeante rescoldo se apagaría por 1664, deshecha la fabulación tripartita del carismático andaluz Chamijo, más conocido por Pedro Bohorquez, intrépido embustero dicho descendiente (¿?) del inca Atahualpa. La resistencia heroica de los calchaquies de Juan, quilmes, diaguitas de Chelemin y demás, prueba que algunos pueblos originarios no se rindieron ni pronta ni blandamente ante la superioridad de las armas españolas, ni aceptaron de buen grado el absolutismo político y religioso impuesto a sangre, fuego, saqueo, pésames y absoluciones.

El permanente pie de guerra no impediría que desde Santiago las corrientes colonizadoras fundaran San Miguel de Tucumán (1565), Córdoba de Andalucía (1573), Salta (1582), La Rioja (1591), San Salvador de Jujuy (1593) y Catamarca (1683).

(*) Salvando la enorme diferencia de intereses, Zurita y Calchaquí -que defendía su autonomía a ultranza- comulgaban en que el Tucumán no debía depender ni política ni administrativamente del gobierno de Chile.

 

Exportaciones y extracciones

Instalado en Santiago en 1582, el domínico fray Francisco de Vitoria hizo construir la primera catedral y universidad canónica, introdujo a los jesuitas y a la caña de azúcar y organizó la industria textil. De ascendencia hebraica detectada por el Santo Oficio, del que era Consejero (ergo : “informante”) , de Vitoria actuaba como un dinámico converso . Cuestionado por su “liberal accionar”, para justificar su “libre comercio” el marrano afirmaba que la mediterránea aldea carecía de abastos que él mismo acaparaba.

Liberando flujo por el puerto del Buen Ayre, por donde ingresó a los primeros africanos esclavizados, el activo de Vitoria sería promotor de la primera exportación de cabotaje : costales de harina, arrobas de lana en bruto, varas de sayal, lienzo y telilla, cordobanes y sombreros, provenientes del Tucumán (que contenía a Santiago), con destino al Brasil.

De Vitoria aprovechó aquel inaugural embarque del 2 de septiembre de 1587 para remitir, escondidos en la carga, lingotes de plata provenientes de Potosí, comercio particular prohibido por la Corona (*) . La fecha, después declarada «Día de la Industria » , coincide con el movimiento registrado en la Aduana de Buenos Aires (página inicial del Libro de Tesorería) ... y también con el primer contrabando (¡!). Siendo así la ganancia se esfumó, ya que de regreso la nao utilizada para la“ violación del bando” fue asaltada por corsarios ingleses. Versiones no oficializadas indican que el intrépido obispo volvió caminando a Santiago del Estero, donde más se lo tenía por mercader que por pastor...No así en los ámbitos universitarios europeos, donde su ambivalente dialéctica le permitió justificar la violenta conquista de Indias a partir de la unilateral aplicación del «derecho de comunicación», con la yapa de “la salvación eterna que ganarían los pueblos conquistados” (**) .

Antonio Caponnetto (***) , sin tener en cuenta qué, además de contrabandista de Vitoria fue encomendero de más de 20.000 indigenas y negrero de la primera hora, exalta al prelado como “severo objetor que sometiera a discusión la autoridad temporal del Pontífice y del Emperador, en cuanto a la disposición de la propiedad americana” (¡ el primer “americanista” ! ).

En cuanto al capitalismo extractivo y transferente qué, bajo capitulación con los Reyes Católicos, atracó en “Indias” en 1492 sin ningún sacerdote a bordo, sigue fondeado en concesionados puertos americanos. Informáticamente globalizado, el referido modelo de expoliación navega a discreción sobre la faz de la Tierra que conserva o produce “comodities” de importancia estratégica (****).

(*) Según verificable investigación del historiador Felipe Pigna. El contrabando mayor y menor de mercaderías y de “piezas” del género humano provenientes del Africa, que dió vida a aquella plebeya aldea del Plata politica y comercialmente sometida a la Lima virreynal de los pelucones, es una práctica tradicional qué, adaptada a la modalidad de contenedores, valijas y maletines, y condicionada en la actualidad por la vigencia de inallenables derechos humanos, perdura en el puerto de Buenos Aires y se ha extendido a los aeropuertos internacionales del país.

(**) Por algo el Centro Universitario de Pozuelo de Alarcón (Madrid) lleva su nombre, y sus tomasianas disquisiciones sobre la cuestión amerindia todavía son material de estudio.

(***) CAPONNETO : ultracatólico contemporáneo, autor de Hispanidad y leyendas negras, La Teología de la Liberación y la Historia de las Américas, y asaz detractor del veraz cristiano Bartolomé de las Casas (primero en denunciar formalmente la desposesión y el exterminio de los indígenas, aconsejando piadosamente reemplazarlos por africanos esclavizados), ensalza a de Vitoria : “Francisco de Vitoria, maestro admirable del derecho de gentes, funda los títulos de la hispanidad a la posesión de las tierras descubiertas (¡¿?!) , en las más altas razones de bien común y de justicia (¡¡!!) . Insiste en la protección que se le debe a los indios por ser súbditos (¿?) , en la necesidad de preservarlos de las aberrantes idolatrías y de los gobiernos tiránicos de los propios caciques. Recalca de un modo especial el fin prioritario de la evangelización, y vuelve una y otra vez sobre la legitimidad (¡¡!!) del ejercicio -es decir gobernar al servicio de los gobernados- para sostener los justos títulos (¡¡!!) de España a regir las tierras por ella descubiertas (¡¡!!) .(entre paréntesis y en negrita, signos de perplejidad, admiración e interrogación intercalados en el párrafo, con inocultable estupor, por el autor de este Estudio)

(****) Los paises que poseen petróleo o pueden producir soja, hoy tienen asegurada su liberación y custodia a cargo del Centinela Universal. En breve se incluirá el comoditie agua potable .

 

«Civitas Dei»

Abastecida por mano de obra de la tierra, la incipiente fase expansiva se constreñiría con el desvío del camino del Perú. El alineamiento de las ciudades de Córdoba, Tucumán y Salta haría que las corrientes económicas dejaran a un lado la aldea pionera, provocando su desahucio...y el realce de la Nueva Andalucía. A la postre Córdoba le birlaría a Santiago la primera Universidad Canónica y afirmaría doctoralmente su perfil escolástico, erigiéndose en la plaza más “española” del Virreynato del Plata (*)

El estrechado derrotero del reformista genio aguirriano (primero en visionar los Estados Unidos del Sur) afianzó la vocación dogmática atada al autárquico Santo Oficio, capaz de subalternizar provisiones del mismísimo rey Católico. Mientras la centrifugante acción fundadora extraía fuerzas vivas y bastimentos de la hidalga «Llajtaspa Maman», la concepción de civitas dei moldeaba enclaustradas y contemplativas personalidades. Discontinuadas las transacciones mercantiles y menguado el reflujo cultural, el aislado transcurrir marcaría un cadencioso paso del tiempo, fijando los rasgos sustanciales del carácter santiagueño.

Sobre la mestura étnica resultante en los Esteros, consecuente en receptividad, se produciría una vigorosa impregnación bruna (**) vía africanos esclavizados, prohijando al noble y rítmico moreno (a) santiagueño . Empática sería la fusión con el mestizo trigueño, eventual rigoreador del “medio hermano” en función aspirante.Las familias raigales guardarían la tez alunada, una piadosa intolerancia...y las castellanas apariencias.

Hibridizada síntesis -intuitiva, displicente, resistente y festiva- fruto de la introversión amerindia, la soldadesca chocarrera y el pagano gen afro en silvestre consustanciación, catalizó penurias y desdramatizó el presente, parámetro excluyente de los que viven al día. De“Religiosidad popular” se tituló a supersticiosas exteriorizaciones (***) de eufórico corolario : concatenados martirologios derivados en “fiestas”, el festín cosechero (desde diciembre hasta el barreado carnaval ), las trincheras, las chaleras, las necrológicas alumbradas y los rezabailes. Las riñas, el naipe y las tabeadas, competencias de agresiva destreza y engreído azar, desbordarían sobre el común denominador de la extroversiva macha...

(*) Dos siglos y medio después, ¿ adónde si no a la tomista Córdoba, intrínsecamente adversa a cualquier escisión de la Corona , acudiría Santiago de Liniers para reclutar españoles y criollos realistas? El héroe de la resistencia porteña ante los ingleses, a quién en España le esperaba un Juicio de Residencia para poner en claro sus exagerados “gastos públicos” y sospechoso enriquecimiento personal, acabaría sumariamente ejecutado (fusilamiento) junto a los cinco realistas con cuyas iniciales se integraba el contrarrevolucionario CLAMOR (Concha, Liniers, Allende, Moreno, Orellana -finalmente exceptuado por su calidad de sacerdote católico- y Rodríguez). Desde la misma Córdoba, siglo y medio después (1955), se alzarían militares y civiles revolucionarios que derrocarían al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón y fusilarían a sus adeptos más consecuentes. También el popular “Cordobazo” que voltearía al obtuso general Juan Carlos Onganía, a su vez derrocador del estadista radical Humberto Illia.

(**) Una “africanización” primera sobre los naturales huárpidos habría estado a cargo de brasílidos, de tez oscura, provenientes de la Amazonia (¿y mucho antes de las cercanas costas occidentales del Africa ?). Según Canals Frau, los tonocotés habrían sido indígenas de tipo racial huárpido, fusionados con amazónicos y culturalmente andinizados.

(***) Hecha la excepción de malsanos ritos rayanos con la hechicería (indoamericana, claro) achacados a mujeres indígenas, por lo general mayores, quienes confesaban la obtención y uso de perversos poderes “mágicos” (que tanto podrían sanar o implantar un mal) tras algunas reglamentarias sesiones de tormentos, que bien podían culminar en una pena capital aplicada por la Justicia Capitular , que en Santiago iniciaba procesos inquisitoriales alentados por la Santa Madre Iglesia Católica, corroborando una vez más que el demonio (un ángel descarriado) es una creación funcional del dios de los cristianos. Vade retro satanás...

 

 

 

 

Borges y Mayo

Desharenadas dos azarosas y vegetativas centurias, cuidar la acequia, cobrar impuestos y decretar contribuciones especiales para sufragar los gastos del culto omnipresente y del rey indivisable, eran las pautas tutelares acatadas por aquellas pocas y sencillas gentes, familieras y devotas. El Cabildo, fuente de prerrogativas y ostentaciones antes que de ponencias valederas e iniciativas de pro, no iba más allá de las fórmulas cortesanas y las menudencias aldeanas.

Para alterar la convivencia convencional en 1810 retornaría, designado Comandante de Armas, un “hijo impródigo” : el temperamental, explorador y viajado Juan Francisco Borges. Contagiado en la Europa napoleónica de aires libertarios, desafió la rutina de timoratos vecinos que repudiaron a coro su arrogancia e insolencia. Amonestó la tímida adhesión de burocráticos cabildantes a la Revolución de Mayo... y prestamente se puso a la cabeza de quienes respaldaban con armas y bienes el facto americano. Alistando el novel cuerpo de «Patricios Santiagueños» partió hacia el Alto Perú a combatir a los godos. Con parejo arrebato y desobediencia a las autoridades acortó los tiempos de la emancipación nacional, de la autonomía provincial y de su propia existencia (*) .

(*) Hijo de un comerciante portugués y de una criolla (doña María Urrejola y Peñaloza), el joven Borges estudiante en La Paz era ayudante mayor de Milicias cuando estalló la “sublevación” del incrédulo Túpac Amaru, atroz y vengativamente cancelada. En defensa de la sitiada ciudadela española cambatieron padre e hijo, perdiendo la vida don Manuel Pedro. En su estada en España, donde fue ascendido a Capitán de los Ejércitos de la S. M. y se le concedió el título de Caballero Cruzado de la Orden de Santiago, Juan Francisco aspiró los perfumes de la Revolución Francesa y captó los ideales de Libertad, Fraternidad e Igualdad... entre criollos . Vehemente como el apóstol Santiago y entreverado en rebeliones, destituciones y apoderamientos, el postrer indulto de Manuel Belgrano no llegó a exceptuarlo de ser fusilado en 1816, en Santo Domingo ( hoy Departamento Robles, S. del E.).

Sangre shalaca y mishquila consagrada en altares veteranos de Las Cruzadas (*) , encomendada a imagen o reliquia venerada ( a veces incitada por una zamba, como en Pozo de Vargas, defección antiamericanista de Antonino Taboada), coagularía derrochada y generosa en disputas provincianas y batallas americanas. “Declaradas” la Independencia -donde sobresalió el coronel Lorenzo Lugones- y la Autonomía -reconocida al “saladito” Juan Felipe Ibarra- la dominante estirpe santiagueña , guardadora de piedras armeras de linaje europeo (**) , se pronunció prescindente de las etnias aborígenes. Invisibilizado el “indio” (***), soslayado al negro (****) y aislado el medio-criollo cristianizado de la condición de “runa”, el Santiago raigal entronizó terratenientes apellidos, promovió beatas y doctos, apacentó autocráticas dinastías, concentró heredades, animó montoneras y, ora de un bando, ora de otro y entre el “polvo y el espanto” (*****) se tiznó en las humaredas fraticidas de la organización nacional .

(*) “Esas guerras inútiles por la tumba vacía de un dios muerto” (Friedrich Nietzsche)

(**) En una Piedra Armera se talla el escudo de armas de un linaje o de una institución. Una de las que se conservan en Santiago (Museo Histórico Orestes Di Lullo), cuyo tamaño ronda los 90 cm de alto, 75 de ancho y unos 15 de profundidad, habría pertenecido a un miembro de la iglesia -obispo de Córdoba del Tucumán entre 1731 y 1740 - Jose Antonio Gutierrez y Cevallos. La otra, que se encuentra empotrada en una pared de la iglesia de Santo Domingo y mide 1,79 x 0,92, sirvió para cubrir la tumba de Alfonso de Alfaro, un ignoto alférez Real que llegó a teniente de Gobernador (1713) y a gobernador Interino (1725).

(***) En la contemporaneidad, donde la verificación del ADN resuelve toda demanda identitaria o elusión de responsabilidades, no es infrecuente la negación del medio origen indiano : “Vos te crees que yo soy indio”, o la social descalificación de las clases bajas del campo y la ciudad : “Esos son indios” . Encontrada con la observación de Canal Feijóo, “La voz secreta del indio campea tras la promulgada no indianidad del santiagueño” , la aseveración oficial , “En Santiago no hay indios“ (Carlos Arturo Juárez, 1974), tal vez inspirada en la del sociólogo José Luis Grosso, “Los indios están todos muertos” .

(****) En el siglo XVIII arreciaron en el Virreynato del Río de la Plata la discriminación y depreciación racial. Mientras los diezmados indígenas se replegaban (coercionados) a zonas desfavorables poco apetecidas por los criollos pudientes e “inversores” extranjeros, mestizos pobres, gauchos y negros serían carne de cañón en la guerra por la Independencia , las batallas entre unitarios y federales y en la ominosa guerra tripartita contra el Paraguay. En Santiago el negro Juan Balumba fue azotado en la plaza principal por haber osado vestirse como las “gentes decentes”, a la usanza española.

(*****) «Polvo y espanto» , obra de Abelardo Arias.

 

Sangría y poesía

Para el pedagogo Domingo Faustino Sarmiento, acérrimo defensor de la salud de las ideas y confeso raleador de gauchos saludables (¡!) , las encarnizadas luchas intestinas de los pueblos hispanoamericanos fueron consecuencia de arraigados vicios sociales traspolados desde la Madre Patria. Sostenía : “Esa falta de capacidad política e industrial que mantiene a los españoles revolviéndose (en sus cabalgaduras) sin Norte fijo y sin objeto preciso“ .

El poeta santiagueño Enrique Ordoñez, cuyo rescate de las oquedades del S XIX debemos al riguroso investigador Orestes Di Lullo, compilando versos del payador «Zunco Viejo» pintó el quehacer caudillesco de su época : “Gritan que robó Taboada (*) / yo digo que él no robó / porque aquel siempre pagó / elementos que ocupaba / Hoy la Provincia angustiada / a todos hace sentir / quitándonos el vivir / ¿ Cómo ganarnos un cobre ? / ¿Con qué vive tanto pobre? / ¡ Hay que Provincia tan vil ! ” . Refiriéndose a “funcionarios sin despacho”, Ordoñez convalida la visión sarmientina : “Siguen una ley muy dura / esta gente desalmada / diciendo que es ley sagrada / cuando es ideal sangriento / con razón dijo Sarmiento / ¡ Qué Provincia desgraciada ! ”

(*) Fallecido en 1871 Manuel Taboada, el “talento político” de la familia, corridos por las bayonetas nacionales Antonino y Gaspar morirían solos y olvidados en Tucumán, en 1883 y 1890 respectivamente. Manuel y Antonino tienen sepulcro en la Catedral de Santiago.

Asantiagueñamientos...

Desde fines del siglo XIX se produciría una repotenciación de la sangre árabe desembarcada con los adelantados, al arribo de importante inmigración siria y libanesa (*) , tan legas como embebidas de saberes y vicios milenarios. De abarcante inserción y extrema -criticada- “adaptabilidad” (**) , la vocalización aglutinante les facilitó el aprendizaje de la lengua quichua. A favor de una predisposición mental y complexión física aptas para soportar los rigores climáticos y la escasez de agua, el aquerenciado musulmán hizo buenas migas con el poblador montaraz, trasmitiendo e incorporando usos y costumbres.

Con preferencia volcado al comercio, el “turco” acaparó manualidades, productos del cerco y corral y piezas provenientes de la mecánica colectora ancestralmente aplicada por los paisanos sobre la flora y fauna, alentando una escala extractiva degradante de los recursos. Dominando la colocación de bienes primarios con nulo o ínfimo valor agregado (pieles, cueros) y otros empapados de barato sudor (postes, durmientes, leña, carbón de parva y horno ), abonados en especie (mercaderías e insumos varios), el “yanasu” negociante capitalizó la intermediación y ganó relevancia en la sociedad vernácula. Según Canal Feijóo, la inmigración árabe se caracterizó por la postergación del elemento ético ante lo tomado entre manos (por caso, los recursos forestales), imbuida de un “beduinismo” desprovisto de sentido compensatorio (al obraje no le siguieron la estancia o la agricultura -menos la industria- sino el fachinal) y depreciador del paisaje como escenario armonizador de una cultura.

(*) Una mayor propensión a las artes y las ciencias prima facie diferenciaron a la descendencia libanesa de la siria qué, en general, prohijó comerciantes y empresarios en diversos rubros. La llevadera convivencia en Santiago ha dado lugar a la singular conformación institucional de la Sociedad Sirio-Libanesa , comunión improbable en la región de origen. Recientemente Santiago se ha reconocido «ciudad hermana» de la de Hama (Siria),y viceversa.

(**) A partir del primer tercio del siglo XX, en que los “turcos” comenzaron a pechar y ganar espacios en la sociedad influyente santiagueña, más que criticar su ventajosa “adaptabilidad” desde sectores castizoconservadores y reaccionarios “hispanonacionalistas”, directamente se los escarneció. Ejemplo fueron pintadas callejeras de los años cuarenta, que aún podían observarse en los años cincuenta : “Haga Patria, mate un turco”. En los cincuenta remedaría el anatema racial la Alianza Nacionalista Revolucionaria de Guillermo Patricio Kelly con su “Haga patria, mate un judio”. Bárbaros, las etnias inmigrantes no se deguellan, se integran...

Por un segundo “descubrimiento” llegarían cejijuntos y tesoneros labriegos españoles, y en minoría industriosos y expansivos italianos y variedad de otras nacionalidades europeas (dinamarqueses, franceses, vascos, judíos, ucranianos, etc.) de escasa incidencia en la ya consolidada argamasa santiagueña.

Apoyado en el firme establecimiento de aquel contingente dinamizador de la economía y en la acomodada continuidad de apellidos “patricios”, un controversial axioma disiente con los censos de población : “Santiago no tiene riendas, pero sujeta” (*) . Simplista y engañosa valoración, de las tantas promulgadas a contrapelo de la desflecada ocupación del territorio provincial. Se sobreentiende que alguna sustancia atrayente debió poseer aquella tierra del malón postrero (**) , el “bochinche cívico”, el cuatrerismo con aval político, los asesinatos impunes y las detenciones ilegales, para arraigar y fundir étnias de tan disímiles idiosincrasias...pero no ha sujetado demasiado a los hijos de la tierra.

(*) Menos mal que “sujeta”, de lo contrario en el siglo XX el éxodo hubiese sido terminal y solo hubiesen quedado los santiagueños con patrimonio o cargo público (por aquí, una equivalencia) y personal de servicio, los representantes del pueblo exiliado y personal de servicio, y los descendientes de inmigrantes acriollados, ya acostumbrados al accesible personal de servicio. A fines del siglo XX se inició un selecto proceso de migración interna desde provincias de Cuyo (productores frutihortícolas, cosecheros) y del centro-sur (agricultores y ganaderos), reactivado en los primeros años del tercer milenio por el «boom sojero», una rentable actividad privada con riesgo ecológico público.

(**) En el ocaso de su breve período ecuestre, sanguinariamente concluido por las milicias Nacionales, los indígenas colectores-cazadores “del otro lado del Salado” (guaycurúes provenientes del Gran Chaco ) devenidos en rapiñadores de a caballo, incursionaron en los departamentos Figueroa, Ibarra y Taboada hasta bien entrado el siglo XX.

Dualidades

El país de la ciudadela precursora y el solar dilatado proyectaría una escala de dualidades : un Santiago rural y sudoroso (primigenia fuente de recursos genuinos) y otro urbano y bachiller (dirimidor de la renta). Uno de “chácara”, majada y telar, y otro de engolada prosapia hispana y oficio timbrado. Uno de a pie, indocumentado, analfabeto, y otro de linaje, sala, rodeo y yerra. Uno“más criollo que la tuna” (*) y otro pacato y conspicuo. Y las vertientes desencontradas, que aún fluyen, de criollitos pobres y criollones pudientes : el Santiago de los moradores del campo y el de los que gozan las mieses del surco ; el de los que resisten en el campo (**) y el de los que idealizan la ruralidad ; el de los que pueblan el campo bajo inestable “derecho adquirido“ y el de los que acaparan títulos inmobiliarios; el de los campis que acuden a la ciudad y el de los citadinos que, fraternalmente (“hermaaanos”), los subordinan. Estos con “don” (jerarquía social) y aquellos con “dones” (atributos naturales) .

Paradoja : coetáneos foros ilustrados han sido tan inobservantes de las asimetrías de convivencia, cuan indolentes las mayorías oprimidas o postergadas. Piantes círculos aúlicos transitoriamente desplazados ; comidillas de influyentes en atrio dominguero; entrevero comiteril de sectores internos ; pujas sindicalizadas de unidad básica; una que otra minoría circunstancialmente contestataria. Luchas sociales de denso entramado popular, en Santiago no .

Aquí pudieron haber opresión y hambre, pero no hubieron sublevaciones indígenas antirreduccionistas y degolladoras, como las de San Antonio de Obligado y de San Javier (1898 y 1904, norte de Santa Fe); un antiterrateniente Grito de Alcorta (agringado sur de Santa Fe, 1912), un levantamiento obrero criollo al estilo de Macachín ( La Pampa ) o el del obraje de los Hardy (Territorio del Chaco, 1922), o la huelga de tobas y mocovíes que habilitó el genocidio de Napalpí (Chaco, 1924), ni menos una «huelga de hambre» al estilo de las mujeres mineras bolivianas. Dichas y penas, musicalizadas, danzan en la intemporal Salamanca.

(*) Impostura identitaria : siendo una planta originaria de las “Indias Occidentales”, correspondería calificar “más indiano que la tuna”.

(**) El poeta Rolle Nassif, con conocimiento de causa, graficó las peripecias rurales en «Penas de campesino» : “Son penas de campesino / cuya existencia se agostó / andando como el peregrino / que marcha de su ideal en pos / Mi pena es pena del sembrador / que en el surco tapa esperanzas / regando la tierra con el sudor / para cosechar frutos amargos...“

 

Antes y después de los “ismos”

Ni aquellas atemperadas disposiciones del gobernador Gonzalo de Abreu, ni las “humanizadas” ordenanzas de Francisco de Alfaro (célebres, por su incumplimiento), ni los aculturizadores jesuitas (*) que tan bien plagiaron el «Santo Sudario» ( maestros de oficios, “alborotadores de indios” y embozados paladines del Imperio Reduccionista) libraron a los indígenas del trashumante yugo encomendero y el abyecto “servicio personal”.

La regla cortesana,“se acata pero no se cumple”, recaería sobre mestizos y criollos pobres, y en los tiempos modernos del Derecho Laboral prevalecería sobre hacheros y trabajadores rasos. Ni el inconsecuente pronunciamiento irigoyenista (**) ni el impositivo justicial ismo, alcanzarían a aplicar plenamente el Estatuto del Peón y una relación normada para con las domésticas de todo uso . No habría ley ni remozado “ ismo ” que pudiera con el rancio conservadur ismo imperante (5) . La distribución de riqueza dispuesta por decreto peronista, en Santiago no descendió más abajo del inflamado sector público. Evita pasionaria, adalid de la lucha de clases, desparramó ( a veces, desde trenes en movimiento) entre los“ grasitas norteños” un puñado de las finitas mieses del Estado de Bienestar.

El concepto de servidumbre, naturalizado sin objeción de conciencia ni impugnación social, atañe a quienes lo usufructuan, a quienes lo sufren y a quienes lo disimulan...Sin meter baza en las causales de las desigualdades mundanas, la religión solventada con los dineros públicos persistió en la misericordia diaria, con réditos a futuro : “Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el Reino de los Cielos ” (***)

(*) Según historiadores noroesteños, la mayoría católicos practicantes, el despotismo del nuevo dominio (el español suplantando al incaico) fue atenuado por algunas órdenes religiosas, como la de los franciscanos, los dominicos y, por sobre todas, la de los jesuitas.

(**) De entre gobernantes insensatos, insensibles o directamente “negreros” (como los azotadores “ruices” de Antagé, promotores de la obra de riego de La Cuarteada ), se debe exceptuar al radical Santiago Maradona y a su ministro de Gobierno, profesor Julio Olivera. Diferenciándose del líder partidario Hipólito Yrigoyen -impulsor de la movilidad social en activos sectores urbanos del país central, derivante en la pujante clase media argentina - que permitió o mandó reprimir a los obreros de los talleres Vasena, a los hacheros de La Forestal y a los peones rurales de la Patagonia Rebelde , Maradona y Olivera instituyeron en 1929 las modernas “Conquistas Sociales” en Santiago, reglamentando la Ley Nacional 11278 (que databa de 1925) y creando el Departamento de Trabajo.

(***) En los esteros urbanizados no campeó un cid a la hechura de Mariano Moreno, que conminase a los sacerdotes a leer y explicar desde el púlpito el «Contrato Social» de Rousseau, con fines de concientización cívica de fieles instruidos y analfabetos. Sin Moreno, nuestro “primer desaparecido”, la Revolución de Mayo se constriñó a una gradual emancipación sofrenada por otras riendas extranjeras.

Mediocracia y academicismo

A expensas del popul ismo una ávida mediocracia ganó las antesalas y los despachos oficiales , y noveles institutos republicanos no superarían el diseño protocolar. La afiliación y el dedo suplirían el concurso...y la intriga partidaria de mesa chica a la convicción doctrinaria con gimnasia de asamblea. No escasearían demonizados colaboracionistas “cristianos” (por católicos) ni altoburgueses para administrar las irrupciones golpistas cívico-militares, ni “demócratas” radicales que aceptaran de buen grado la proscripción de adversarios ideológicos para ocupar escaños y el sitial de Ibarra...Nadie podría aseverar que “Dios no pasó por aquí”, pero Cicerón y Voltaire seguro no lo hicieron.

En medio del todo la aplicación de la investigación académica se agotaría en un tecnic ismo declamado o abortado (6) , la nostalgia presuntuosa ganaría las tertulias literarias, la poesía recalaría en el cancionero popular...y el folklor ismo macollaría potenciado. Si bien el ceremonial y el formal ismo resultaron indemnes, agotadas las mieses del bosque, insuficiente la economía pastoril y escasa la iniciativa fabril, el lento reacomodamiento de las explotaciones reavivaría el éxodo de urgidos y dotados. En lares ajenos de los cuatro rumbos se acuñaría la añoranza, y a la fecha el lamento ha sido institucionalizado (*) .

(*) la chacarera “Añoranzas”, del discepoliano Julio Argentino Gerez ( “no hay amigo, no hay hermano / del pariente ni que hablar / sólo el cariño de madre / eso sí es verdad” ) , fue instituida «Himno Cultural de la Provincia » en 1995.

 

Abstracciones y deserciones

El Santiago raigal hizo abstracción de indigenismo y de caudillismo agrario, “revulsivos sociales” reservados a americanistas insurgentes del tipo José Gervasio de Artigas o Felipe Varela (Ibarra y los Taboada encarnaron el versátil “feuderalismo” de los “nacionales”); el ecléctico se esforzó por conciliar antagónicos intereses de “madre patria” (¿?) versus hijos emancipados. El Santiago ilustrado se enfrascó en la enciclopedia; el formalista se pobló de inocuos e inicuos doctores; el gentil se solazó en la bonanza; el creyente se encolumnó tras la imagen de culto preferida, en variedad disponible para sentidas devociones y superficiales pirincheos; el inconforme tragó su resquemor junto con la hostia. Las excepciones, para garantir la regla. Todo en una armonía propia de Arcadia, pero el shanti -con hábito o por hábito- siguió yéndose...

El estereotipo migrante encarnado en María Antonia de Paz y Figueroa (*) , que emulando al violinista Solano (**) se fue con sus ejercicios de San Ignacio a otra parte y terminó sus días en el receptivo imán portuario, señaló un destino recurrente a las generaciones venideras (***) . Más que atraídas por el expansivo y asimilador Gran Buenos Aires de la modernidad, generador de “villas miseria” y de competitivos espacios de reubicación que numerosos santiagueños supieron ganar con idoneidad y persistencia dignas de encomio, durante el S. XX los pobladores del interior santiagueño migraron expelidos por el modelo pastoril de señorío y servilismo aún prevaleciente.

(*) La Casa de Ejercicios Espirituales que la Figueroa instaló en el centro de Buenos Aires en 1795, desafiando la autoridad real que había prohibido cualquier manifestación jesuítica, permanece incólume. En una actitud vanguardista para la época, Mama Antula recogía solidariamente a mujeres desgraciadas o de vida disipada. En 1942 la Casa fue declarada Monumento Histórico Nacional, y a la fecha continúa bajo la dirección y protección de la Comunidad del Divino Salvador, conservando arquitectura, reliquias y magnolias y jazmineros doblemente centenarios.

(**) Desde La Rioja ( no desde Esteco) donde en una casa principal se le habría ofrecido pan manchado con sangre de encomendados, Solano se habría retirado afirmando : “No comeré jamás en la mesa en que se sirve pan manchado con sangre de los pobres; de ésta tierra, ni el polvo”. La misma tierra que cuatrocientos años después absorvería la sangre cruentamente derramada del obispo Antonio Angelelli y otros mártires tercermundistas.

(***) El indiecito “Martín”, recogido en el Chaco por un comerciante santiagueño y criado en el departamento Figueroa como “krystianu”, fue otro de los tantos que no pudieron sustraerse del influjo expulsor. Ya mozo y habiendo constituido familia con una chinita figueroana, también marchó rumbo al Puerto en los años cincuenta. El “tío Martín Indio”, como se lo conocía en los arrabales del G.B.A, falleció por los noventa sin haber vuelto a escuchar los sonidos guturales de los bosques impenetrables y de los ríos rumorosos de su niñez.

Sumisión confesional

La estrategia de intervención desplegada por el catolicismo en el «Nuevo Mundo» ameritó la reflexión del agnóstico autor de «La cabaña del tío Tom» : “ La Iglesia Católica Romana inventó el derecho divino de los reyes y lo sustentó punto por punto, ladrillo por ladrilllo, valiéndose de las bienaventuranzas, tergiversándolas para fortalecer una finalidad dañina. Predicó (al plebeyo) humildad, sumisión a los superiores, la belleza del sacrificio de sí mismo; predicó (al plebeyo) mansedumbre ante el insulto; predicó (siempre al plebeyo, todavía al plebeyo) paciencia, mezquindad de espíritu y no resistencia a la opresión, e introdujo los rangos y las aristocracias hereditarias y enseñó a todos los pueblos cristianos de la Tierra a prosternarse ante ellos y reverenciarlos. Aún en el siglo que yo vi la luz ese veneno seguía circulando en la sangre de la Cristiandad.. .” (Mark Twain, párrafo de «Un yanqui de Connecticut en la corte del rey Arturo»)

Régimen de castas instalado por la Corona en la Colonia y prorrogado por obispos de Roma, linajes patricios, hacendados criollos, jefes montoneros, rentistas de la ciudad y nepóticos caudillos que mientras se golpeaban el pecho pontificando la autonomía y el nacionalismo de provincia (no la soberanía de República), expelían paisanos en dirección al centralismo repudiado. Que quede claro, haciendo previa reserva de la imprescindible dotación doméstica, de discretos contables, de celosos encargados, de vigilantes capataces y de la exprimible peonada general. Para los reducidos de insidiosa instrucción mediaba la dispensa del cargo público, desde el cual deberían honrar -en la persona del jerarca concedente- la confianza brindada. Como marco legal, una influenciable disposición de Justicia al alcance de “asociados”, parientes, amistades, conmilitones y allegados del autócrata en ejercicio de la suma de los poderes públicos.

 

Construcciones y desniveles

La vanguardia cultural de principios del siglo XX que hizo de Santiago atalaya hispanoamericana, no escapó al influjo sincrético ; aquellas insignes personalidades pergeñaron una identidad fluctuante entre lo arcaico, el voluntarista reconocimiento de una civilización chaco-santiagueña (¿?) y lo moderno. Estetizaron la historia maquillando linajudos caracteres bajo un aperturismo enriquecedor y prejuicioso, servidor de una clasista finalidad.

Inmersa la Provincia en altisonantes disputas entre parcialidades conservadoras -tinte ideológico predominante- a finales de los cuarenta los lineamientos rectores se distendieron con la partida de Canal Feijóo (¿ cumpliendo con el fatalismo expulsor, o a costa de su freudiana interpretación de causas y efectos?) y de otros individuos pensantes y actuantes. A consecuencia de la sangría intelectual la elaborada proyección identitaria pareció difumarse en la subjetividad de los tiempos posmodernos.

En la hora del masivo despertar cívico (1945), cuando ni Buenos Aires, ni menos Rosario o Córdoba eran las agigantadas urbes de hoy, el Santiago capitalino disponía del confort y el refinamiento de la modernidad y estaba posicionado a máximo sobrenivel del rural (*) . Al son de broncíneos cencerros de majada y tenues ecos de consignas soberanas provenientes del populoso Movimiento que agitaba el puerto cosmopolita alfilerado de cabecitas negras, lentamente se despejaba la bruma colonial estacionada sobre la impasible campaña y el monótono obraje. Por los años cincuenta campo y ciudad eran en Santiago medio ambientes tan diferenciados como la quichua del castellano castizo y la zorra mular del sedan motorizado.Los giros remitidos desde el país central al pago chico por las santiagueñas empleadas como domésticas equivalían, en orden de premura, a los aportes de la Nación al Tesoro de la Provincia , cuya distribución bienhechora se apocaba traspasando los límites del departamento Capital. En breve la talada y eyectante eventualidad campesina contribuiría a un desordenado amuchamiento suburbano en una y otra margen del Dulce.

No obstante, a mérito de una riñonada constructora con aportes de la Nación (***) y de una civilidad oportunamente enjundiosa, el cuatrocientos aniversario exhibió una Madre de Ciudades esbelta, limpia, cuidada, con paseos, estatuas, monumentos -maimanta indígena (**) , maimanta negro- coliseos y edificios de esmerada arquitectura, levantados con las módicas regalías de la portentosa exacción forestal y humana permitida por gobernantes y cipayos santiagueños (****)

(*) Todavía el barroco y sinfónico teatro-anfiteatro 25 de Mayo no hacía lugar al criollaje munido de guitarra, bombo, caja y coplas populares, que pretendía levantar polvareda con toscas botas de jinete sobre un tablado alistado para ballet. Por otra mala parte había quedado atrás la etapa de máximo crecimiento poblacional y de changos santiagueños bien comidos y bien formados ( mediados del siglo XIX hasta principios del XX ) bajo la nutriente cultura criadora , sembradora y recolectora de nobles frutos y piezas del monte :(leche de vaca y cabra, quesillo, miel, carnes frescas, anco, mazamorra, maíz tostado, patay, arrope de tuna, bolancheao, pasteles de vizcacha, estofado de guasuncha, etc.), recrudeciendo crónicos padecimientos (chagas, desnutrición infantil, deserción escolar, etc,) .

(**) En el año 1995 la concejal capitalina Juana Yurquina (partido Memoria y Participación) conseguiría la aprobación de un proyecto para levantar un monumento al indígena originario de la región, que a 2003 todavía no fue erigido.

(***) Obras de los gobiernos nacional y provincial justicalistas, a saber : Hogar de Ancianos, Hospital de La Banda , Mercado de Abasto, Palacio de Gobierno, Escuela Normal y Portal de Entrada a la ciudad (por la Belgrano Sur ). El imprescindible y hoy inoperable dique Figueroa, sobre el río Salado, también fue construido durante la presidencia de Perón.

(****) Tarde -para Santiago- sobrevendría la advertencia de Arturo Jauretche : “No me preocupan tanto los gringos que nos quieren comprar como los criollos que nos quieren vender”

Los 400

Al reminiscente compás del vals “Santiago del Estero”, en 1953 el tano-aindiado Juan Perón Sosa laudó en favor del camarada “renacentista” Aguirre sin hacer mención que el osado vasco prescindía de la liturgia, desoía los mandatos del clero y fue reincidente abofeteador de clérigos, y sin atisbar siquiera el agonal enfrentamiento con la iglesia Católica que se le avecinaba. El pendular General estadista agradó a casi todos manifestando que Santiago había sido una ciudad “muy leal a la corona de Castilla y muy leal a la Patria ” ( ni mencionar alguna esporádica adhesión local a la constitucional, socialista, antifeudal, anticlerical y depuesta República Roja. Por esos tiempos un militar fascista “amigo”, Francisco Franco Bahamonde, llevaba tres lustros posesionado sobre una España políticamente retrotraida al inquisitorial medioevo).

Seguramente tampoco convenía ensalzar en aquel Santiago Raigal la batalla de Ayacucho, por la cual el mariscal Antonio José de Sucre acabó de librar a indohispanoamérica de la dominancia de sus “descubridores”, con el alto objetivo de unificarla respetando sus particularidades. Asesinado Sucre por una canalla y divisionista burguesía criolla, y a poco fallecido Simón Bolívar -distanciado de José de San Martín y desahuciado de sí mismo- la balcanización tornaría al continente “independizado” en fácil presa de los imperialismos consolidados (Inglaterra, después de Trafalgar) y crecientes ( Estados Unidos, tras la “domesticación” del oeste y el apoderamiento del norte mexicano).

En magníficos versos dedicados a «Esta Ciudad», Mario Navarro (santafecino aquerenciado) enhebró pertenencia y ponderaciones :

“Esta ciudad antigua y española (*)

e indígena por raza y por herencia,

esta ciudad que planta su presencia

con soberbio ademán de tierra sola”

(*) Antigüedad : a tenor de coplas de Alfonso Nassif, melodiosamente musicalizadas por Shalo Leguizamón, “ Icaño es un pueblo antigüo / el más viejo de Santiago / las razas que lo fundaron / lo hicieron de cielo y barro”. Icaño era habitado por los indígenas sanavirones (fusionados con los comenchingones, influenciados por los diaguitas, expertos agricultores, ganaderos, domesticadores de flora y fauna autóctona) al tiempo de la intromisión hispana. Desde yacimientos cercanos a la actual población (al norte, zona de las llamadas «lagunas encadenadas») los hermanos Wagner extrajeron gran cantidad de piezas arqueológicas con que dotaron el museo provincial. Asistido Emilio por la brillante Olimpia Righetti, por 1948 tenían clasificadas y registradas 75.000 piezas. Al presente la mayoria han sido descuidadas o directamente están “desaparecidas” .

 

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