Procedencia
De origen
asiático, habrían venido del Asia Siberiana,
38.000 años a.C. En el momento del descubrimiento, salvo raras
excepciones, se encontraban casi en la prehistoria, no guardan en
su herencia arcaica ningún registro de haber pasado por la
Edad Media ni por etapa similar, lo cual les otorga características
muy particulares a los procesos regresivos inconscientes, diferentes
a las de sus primos asiáticos que han llegado ahora y a las
de los descendientes de europeos. Freud utiliza el concepto de herencia
arcaica para referirse a experiencias vividas por nuestros antepasados
remotos, que hemos recibido a través de los siglos, vivencias
ajenas que tenemos incorporadas en nuestro inconsciente. La influencia
que tiene sobre la identidad de estos compatriotas la falta de registro
del Medioevo, en su herencia arcaica, es mucho más fuerte
que la del imaginario social, noción con la que el filósofo
Castoriadis describe la trama institucional y social que con sus
reglas condiciona, de manera inconsciente también, la conducta
de las personas, pero sólo a lo largo de sus vidas, constituyendo
una articulación entre lo subjetivo y lo social. Este anacronismo
y desfasaje, en relación a la herencia arcaica, es más
fácil de comprender si nos imagináramos, como hipótesis,
que una civilización, 38.000 años más evolucionada
nos colonizara, hoy, a nosotros: nuestros bisnietos y choznos no
tratarían tampoco de buscar mayores progresos que los que
recibirían de los conquistadores, sino, más bien, por
el contrario, sentirían nostalgia por nuestra cultura y desearían
recuperarla, suspirarían por un plato de sopa o un churrasco,
en lugar tener que aspirar para alimentarse un fluido nutricio y
perfumado que les brindarían unos supuestos aparatos electrónicos,
por poner un ejemplo, o desearían acostarse en una cama, si
algún moderno suministro les hiciera innecesario el dormir
cotidiano. Algo similar es lo que ocurre ahora con gente que mantiene
nostalgias y añoranzas inconscientes, antiguas y telúricas.
El desconocimiento o negación de este fenómeno nacional
constituye una forma de cruel racismo, una discriminación
secreta que mantiene a esta gran parte del país fuera de la
comprensión, de la cultura, del poder, del bienestar y de
la salud o atención médica…, o sea más cerca
de la muerte. Ningún gobierno se ha planteado esto como un
problema que trasciende lo económico y lo educativo. Sólo
se los tiene en cuenta en el momento de obtener sus votos. Los individuos
de la clase alta y media se identifican, en general, con los europeos;
en cambio, en los citados perdura la fantasía inconsciente,
que los transporta a la época salvaje, primitiva y soberbia
de la América precolombina; quizá sienten que los han
hecho evolucionar mal, de golpe y demasiado para su capacidad de
adaptación. No sólo habría que mejorarlos económicamente
e incluirlos en la cultura, sino, fundamentalmente, esclarecerlos
en relación a los mencionados conceptos psicosociales. Como
se comprende, esto tendría que llevarse a cabo a través
de un verdadero trabajo psicológico, de una elaboración
que permitiera la comprensión y la evolución de las
personas. Eso llevaría a una real integración nacional.
Todos debemos subir al carro, pues el que no lo haga tirará para
atrás… o, sin darse cuenta, hacia fuera, para los que nos
engañan con los vidrios de colores. Esto último es
de fundamental importancia, pues es justamente lo que obra a favor
de las corporaciones y países subdesarrollantes ,
que crecen, prosperan y viven a costillas de los subdesarrollados… que
sobreviven.
La
fascinación de la toldería
Todo
esto es algo más complicado, pues también el
resto de los individuos mantiene, aunque en zonas más lejanas
de su filogenia, huellas de comportamientos y respuestas primitivas.
Esto predispone a cierto mimetismo con el grupo descrito anteriormente,
que genera una tendencia regresiva también en otros compatriotas.
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El cristiano que se refugiaba en las aldeas indias,
al
poco tiempo, se volvía más agreste y salvaje
que
los mismos indios; fenómeno al que se denominó:
“ La
fascinación de la toldería”.
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Relataba el ingeniero A. Ebelot en su libro sobre las
pampas, que el cristiano que se refugiaba en las aldeas indias, al
poco tiempo, se volvía más agreste y salvaje que los
mismos indios; fenómeno al que se denominó: “ La
fascinación de la toldería”. Todo este conjunto
de elementos inconscientes psicosociales, que incide sobre una gran
parte de la población, constituye el núcleo de los
problemas del país, al cual núcleo se van agregando
otros males, que son los que más se ven y se denuncian, en
general de índole económica
Psicología política
El poder
trabajar psicológica y socialmente, sobre esas causas
centrales, posibilitaría una mejoría global, aunque
los factores externos y más visibles serían quizás,
a la postre, elementos que se opondrían de distinta manera
al desarrollo y al alcance de las metas ambicionadas. No hay que
dejar de tener en cuenta que, aparte de la elaboración psicológica
que sería necesario llevar a cabo, como hemos establecido,
también sería imprescindible hacer, desde luego, que
estos grupos discriminados mejoraran económica y culturalmente;
tal empeño, en su conjunto, produciría un progreso
de todo el país. Dicho sea de paso, la psicología mejoraría,
también, el funcionamiento de cualquier gobierno de
Europa y del primer mundo; podrían dejar de gastar sus energías
y capitales en luchas vanas y desatinados emprendimientos tendientes
a mantener una preeminencia narcisista, y una
hegemonía sobre el tercer mundo y utilizar todos sus
recursos, por poner un ejemplo, en mejorar la salud y enfrentar
enfermedades propias de nuestra época que nos vienen jaqueando
y derrotando, y en algunas otras metas más convenientes y
enriquecedoras. Además, así como en
Latinoamérica las clases ilustradas se beneficiarían
con el progreso cultural y la maduración psicológica
de los sectores de la población a los que nos venimos refiriendo;
del mismo modo, el primer mundo adelantaría con la salida
del estancamiento de los países del sur: habría un
florecimiento global. Por ahora estas metas se presentan
distantes y utópicas. La psicología está difundida
ampliamente como ciencia terapéutica, también es utilizada
cada vez más, en las áreas laborales e institucionales;
sin embargo, no se tiene en cuenta a la hora de gobernar, ni para
los fines antedichos ni para ninguna otra aplicación. En las
empresas y en muy diversas instituciones privadas, verbigracia, se
hace un estudio psicotécnico y de aptitud de los candidatos
a desempeñarse en distintas áreas ocupacionales, pues
se ha comprendido lo favorable de estos estudios, y se usa la psicología
y otros recursos para la capacitación de las personas; no
obstante, no se adoptan medidas semejantes para la elección
e ilustración de funcionarios y autoridades que asumen la
responsabilidad de regir el destino del pueblo. Esta omisión,
que nos cuesta cara, es una muestra, y habla de por sí, de
la inutilidad, por el momento, de esperar que la psicología
pueda tener un lugar en las esferas gubernamentales, y que sus beneficios
alcancen a mejorar al país en su conjunto. Es considerada
como especialidad terapéutica en las empresas de medicina
prepaga e incluso, en ese mismo sentido, es tenida en cuenta en los
servicios de psicopatología de los hospitales que dependen
del Ministerio de Salud Publica y en los peritajes judiciales; pero
no se contempla la importancia de sus aplicaciones en lo social y
político.
Mientras
tanto, se mantiene en el país una idea despectiva
hacia aquellas personas, mencionadas al principio, algunos hacen
como si no existieran; menosprecio rayano en la indiferencia…, desdén
sólo comparable al que sienten en Europa hacia los latinoamericanos.
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Médico
- Docente de Salud Mental - Facultad
de Medicina de la UBA
sicardi@sicardialejandro.com - www.sicardialejandro.com
Foto: Severino (Accion Fotográfica)