regresa a pagina principal www.acilbuper.com.ar ACILBUPER

El Materialismo Dialéctico y la posibilidad de conocimiento:

la vigencia de lo vigente.

 

Lic. Fabián Sánchez
Diciembre 2006


foto Enrique Landsman

 

 

A lo largo de la historia de la humanidad el hombre se formuló preguntas acerca del mundo y del lugar que el sujeto ocupa en éste. La naturaleza y las experiencias cotidianas sirvieron para dar respuestas a estos interrogantes. Es decir, el desarrollo de una filosofía dividida en dos campos de pensamiento: en idealistas y materialistas, posibilitó dilucidar estos misterios intelectuales que a pesar del agnosticismo posmoderno –y sus imposturas intelectuales- que atrapó algunas disciplinas sociales, hoy vuelve a cobrar relevancia intelectual.

 

El materialismo considera la naturaleza como lo primario y el espíritu como lo secundario; pone el ser en el primer plano y el pensar en el segundo. El idealismo hace precisamente lo contrario: lo material no es sólo un reflejo distorsionado de las ideas. Fue Hume y Kant los primeros agnósticos, por llamarlos de alguna manera, quienes coincidieron en la imposibilidad de conocer la realidad que  enfrentamos cotidianamente.

Para Hume no sólo no es posible conocer las cosas, sino que tampoco es posible saber si existe una realidad objetiva. Desde esta visión se declara como metafísico cualquier intento de discusión sobre lo objetivo, pues para Hume lo único que el hombre puede saber está limitado a su conciencia y sensaciones.

Kant reconoció la existencia de una realidad objetiva, independiente y trascendente del sujeto a la que denominó “cosa en sí”, pero que todo lo que hace a la esencia de esa “cosa” (realidad) permanece incognoscible.

            Sin embargo, el materialismo dialéctico evidenció a lo largo de la historia de las ciencias sociales y naturales, que todas las respuestas a estas cuestiones eran posibles desde la práctica.

Rasgos principales del Materialismo Dialéctico:

¿Por qué Materialismo? Porque todo lo que existe es producto del desarrollo de la materia. La naturaleza, la conciencia, la sociedad, el desarrollo, el espíritu es producto de la materia. El mundo material, conocido por los hombres a través[1] de los sentidos y explorado por la ciencia, es real. El pensamiento es un producto de la materia (el cerebro) sin el que no puede haber ideas con existencia propia.

¿Por qué Dialéctica? Porque se centra en la idea que todo en la naturaleza está en un constante estado de cambio y que este cambio se produce a través de una serie de contradicciones internas.

La Dialéctica no se ocupa sólo de los hechos, sino de los hechos en su conexión, de los procesos, no sólo de ideas aisladas, sino de leyes, no sólo de lo particular, sino de lo general. Un pensamiento dialéctico afirma que la ley de lo real es la ley del cambio. Hay transformaciones incesantes, tanto en la naturaleza inorgánica como en el mundo humano. No hay principios eternos, las concepciones humanas y morales se transforman de una época a otra. El mundo real implica una progresión cualitativa, desde la naturaleza inorgánica hasta el mundo humano que también es cambiante.

El Materialismo Dialéctico establece como medular el método dialéctico y la teoría que es materialista. Pensar que la vida social, la naturaleza, “el todo” se encuentra en permanente e incesante movimiento y desarrollo, es reconocer que hay partes que nacen y otras que mueren, que existe lo viejo y lo nuevo. Que el mundo esta en constante proceso de destrucción y reconstrucción.

El Materialismo Dialéctico nos señala que debemos considerar las cosas y la vida como son en la realidad. Que hay fenómenos ideales y materiales. Son dos aspectos diferentes de una misma naturaleza o sociedad. No puede existir uno sin el otro. Existen y se desarrollan juntos. Lenin expuso en su obra [2]“Materialismo y Empirocriticismo” que “el mundo material percibidos por nuestros sentidos, al que nosotros mismos pertenecemos es la única realidad, nuestra conciencia y nuestro pasado, por suprasensibles que parezcan no son más que productos de un órgano material y corporal: el cerebro”. En esa misma tesis Lenin explicó que “la materia no es producto del espíritu; pero el espíritu mismo no es más que producto superior de la materia”. 

Para explicitar su método de ascenso de lo abstracto a los concreto, la esencia del materialismo dialéctico, Marx reveló que no se trata de comenzar desde el todo viviente (real), porque  en tanto es algo concreto tiene una multitud de determinaciones diversas y la única forma de poder captar todas sus determinaciones esenciales sería reproducir  lo concreto en el pensamiento como un proceso de síntesis: [3]“lo concreto  es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidades de lo diverso. Aparece en el pensamiento como resultado, no como punto de partida y representación”. 

A)    La Posibilidad del conocimiento

La concepción materialista dialéctica plantea la posibilidad de conocer desde la práctica

B)    Todo lo que existe es complejo.

No existen las cosas aisladas, sino en múltiples relaciones y estas relaciones no son unilineales sino reciprocas. “El materialismo pone conscientemente en la base de su teoría del conocimiento la convicción “ingenua” de la humanidad... consiente en admitir que las cosas, el medio, el mundo existen independientemente de nuestra sensación, de nuestra conciencia, de nuestro Yo y del hombre en general” (Lenin). El materialismo dialéctico concibe al conocimiento como un proceso complejo.

C)    La verdad objetiva

Para la dialéctica materialista la verdad absoluta se constituye de verdades relativas. “El pensamiento humano, por su naturaleza, es capaz de darnos y no da en efecto la verdad absoluta, que resulta de la suma de verdades relativas” (Lenin). El materialismo dialéctico insiste sobre el carácter aproximado, relativo, de toda tesis científica acerca de la estructura de la materia y de sus propiedades; insiste sobre la ausencia de líneas absolutas de demarcación en la naturaleza.

 

2)       SOBRE OTRAS CONCEPCIONES FILOSÓFICAS Y POLÉMICAS CON EL MATERIALISMO  DIALECTICO.

Para poner de relieve algunas concepciones sobre el conocimiento y en consecuencia las polémicas suscitadas con el materialismo dialéctico, creemos necesario plantear inicialmente las primeras postulaciones de una filosofía que Engel abordó en dos grandes dimensiones. Según él “el gran problema cardinal de la filosofía, especialmente de la moderna, es la relación entre el pensar y el ser, entre el espíritu y la naturaleza: ¿Qué está primero: el espíritu o la naturaleza?”, se pregunta.

En esta gran dicotomía intelectual, creemos enraíza una de las polémicas más sustanciales entre las filosofías contrarias al materialismo dialéctico. Desde el idealismo racionalista hasta el realismo crítico se dieron respuestas a estos supuestos planteados por Engel, que posteriormente con el devenir de las ciencias sociales y naturales irán perdiendo la supremacía que supieron tener: primero los que creían que el espíritu estaba antes que la naturaleza y, que por lo tanto, reconocían en última instancia, una creación del mundo bajo una u otra forma, es decir, una visión idealista de la cuestión.

Desde esta concepción las cosas reales quedan suprimidas, sólo existen dos clases de objetos, los de conciencia (representaciones, los sentimientos) y los ideales (los objetos de la lógica y de la matemática). Por lo tanto, este idealismo va a considerar necesariamente los presuntos objetos reales como objetos de conciencia o como ideales. Dicho en otras palabras, toda realidad está encerrada en la conciencia del sujeto: las cosas no son nada más que contenidos de la conciencia, tanto pronto como dejan de ser percibidas por nosotros, dejan también de existir. Para este idealismo, la conciencia con sus variados contenidos es lo único real.

Uno de los representantes de esta línea es  el filosofo inglés Berkeley, aunque debemos decir que el idealismo tiene sus bases en la filosofía clásica. Para Berkeley el ser de las cosas consiste en su ser percibidas; “la pluma que tengo ahora en la mano no es otra cosa que un complejo de sensaciones visuales y tácticas. Detrás de estas no se halla ninguna cosa que la provoque en mi conciencia, sino que ser de la pluma se agota en su ser percibido”. Esta línea intelectual será completada años después por David Hume, quien dirá “no hay posibilidad de demostrar el origen objetivo de las sensaciones”.

El otro extremo intelectual estaba representado  por los que reputaban la naturaleza como principio fundamental, adhiriendo a distintas escuelas del materialismo, pero alejados del pensamiento dialéctico. Algunos autores entendieron esta corriente intelectual también como “realismo”, una posición epistemológica según la cual hay cosas reales, independientes de la conciencia.

Desde esta concepción, según explica, J, Hessen, en su libro “Teoría del Conocimiento”, las cosas no nos son dadas en sí mismas, en su corporeidad, inmediatamente, sino sólo como contendido de la percepción. Y como identifica los contenidos de la percepción con los objetos, atribuye a éstos toda la propiedad  encerrada en aquéllos.

Las cosas son para este “realismo ingenuo”, como llama Hessen,  exactamente tales como la percibimos; los colores que vemos en ellas les pertenecen como cualidades objetivas, lo mismo pasa con su sabor, su dureza o blandura. Sin embargo, dentro de esta línea aparece un “realismo crítico” que se acerca más al materialismo dialéctico pero que más allá de su cercanía será refutado por en el pensamiento Marx.

El realismo crítico cree que todas las propiedades o cualidades de las cosas que percibimos solo por un sentido, como los colores, los sonidos, los olores únicamente existen en nuestra conciencia. Es decir, que estas cualidades surgen cuando determinados estímulos externos actúan sobre nuestros órganos de los sentidos.

La concepción filosófica de Marx rechazaba enérgicamente el idealismo, es por ello que adujo que “lo ideal no es, por el contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del hombre”. Tal es así que el mismo Engel apoyó las teorías de Marx agregando que [4]“la unidad del mundo no existe en su ser, sino en su materialidad que ha sido demostrada en el largo y penoso desarrollo de la filosofía y de las ciencias naturales.

En este sentido, Engel explicó que “el movimiento es la forma de existencia de la materia. Jamás ni en parte alguna ha existido ni puede existir materia sin movimiento, ni movimiento sin materia. Pero si seguimos preguntando qué son y de dónde proceden el pensar y la conciencia, nos encontramos con que son productos del cerebro humano y con que el mismo hombre no es más que un producto de la naturaleza, desarrollado en un determinado ambiente natural”.

Marx concluyó en torno a las primeras concepciones filosóficas con una critica cardinal que forma parte de su pensamiento materialista dialéctico: ambas filosofías concebían la esencia del hombre en forma abstracta, por cuya razón se limitaron a explicar el mundo cuando en realidad se trata de transformarlo. 

En cuanto a las polémicas del materialismo dialéctico con respecto a los nuevos paradigmas, el primer debate puede situarse en torno al antagonismo del materialismo dialéctico con respecto a la concepción metafísica, la cual  imagina la realidad como algo estático, concibe los cambios como mínimos e impulsados por fuerzas externas. Esto nos lleva a pensar en que las cosas no pueden cambiar, al conformismo, a la adaptación. Las cosas son así, siempre fueron así y así seguirán siendo. Frases como “siempre hubo pobres” podrían acomodarse a este modelo epistemológico.

La polémica de la concepción metafísica con la materialista dialéctica, es explicada por Engel en el sentido de que para el pensador metafísico, las cosas y sus imágenes mentales, los conceptos, son objetivos de investigaciones dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otros y sin necesidad de contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos. El pensamiento metafísico sentencia a diferencia del pensamiento dialéctico, que una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diverso.

Asimismo, podemos ubicar la concepción mecanicista, la cual reconoce que el mundo esta compuesto por cosas y, en último término, de particularidades materiales que se combinan entre sí de un modo “inerte”. Y traslada las leyes de la mecánica, a donde no rigen estas leyes, para explicar los fenómenos a través de la relación causa y efecto como una relación unilineal. O sea, a través de causas externas. Se intenta explicar todo a través del hombre máquina.

Esta concepción aparece también con regularidad en el pensamiento positivista-mecanicista, de Spencer y Comte, incluso el joven Durkheim, quienes intentaron modelar las ciencias sociales a una lógica simplista de causalidad: esto significa que un hecho social, se explica con otro hecho social y nunca con una multiplicidad de factores concatenados, dinámicos, contradictorios.

A estas dos grandes líneas de pensamiento (metafísica y mecanicista), la concepción Materialista Dialéctica, refutó sus postulados filosóficos evidenciando que vemos el mundo desde su desarrollo interno, con sus contradicciones. Para esta concepción, los cambios en la naturaleza y la sociedad se producen por las contradicciones entre lo viejo y lo nuevo, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre clases sociales. Para el materialismo dialéctico la respuesta a estas cuestiones sólo es posible desde la práctica, porque a partir de la práctica se aborda lo complejo y se conoce la realidad. 

Este método dialéctico concibe a las cosas y sus reflejos conceptuales esencialmente en su conexión, en su encadenamiento, su movimiento, su origen y su perecer. Dice Engel: “la naturaleza es la piedra de toque de la dialéctica, y tenemos que reconocer que la ciencia moderna ha suministrado para esa prueba un material sumamente rico y en constante acumulación, mostrando así que, en última instancia, la naturaleza procede dialéctica y no metafísicamente”.

 

 BIBLIOGRAFÍA.

Aron, El pensamiento sociológico.

Samaja Juan: Epistemología y Metodología . Edit. Eudeba 1993

Samaja Juan: “La epistemología Dialéctica”, 1994. Lugar Editorial

J, Hessen,  Teoría del Conocimiento. Editorial Eudeba

Bourdieu, El oficio del sociólogo. 1994, Editorial Siglo XXI

Cuaderno Marxista. Editorial Siglo XXI

 

[1] “... él no veía con lo ojos sino a través de ellos.” William Blake. Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. Dora Freíd Schnitman. Pag.91.

[2] “Materialismo y Empirocriticismo”, 1908, Paris, Editorial Sociales.

[3] Grundrisse, página 21. Cita extraída de “Introducción a la Epistemología Dialéctica”, Samaja Juan, Lugar Editorial 1994

[4] Extraído de la separata “Dialéctica Marxista”, página 22, Ediciones Cinco.

 

Imprimir Página Web


regresa a pagina principal www.acilbuper.com.arregresa a pagina principal www.acilbuper.com.arregresa a pagina principal www.acilbuper.com.ar ACILBUPER - REVISTA DE SOCIOLOGÍA DE SANTIAGO DEL ESTERO - www.acilbuper.com.ar