“UNA
APORTACIÓN SOBRE EL VALOR Y LA FE EN LO POSMODERNO”ª
por
José Mussi
“... Y si de ser feliz se trata, pues lo estoy en vista que esta noche dormirá conmigo una bruja catalana, que me rascará la espalda, trece boy scout harán guardia en el apartamento y el fantasma de mi tío Hugo preparará un pollo con limón a las brazas para mi desayuno...”*
Este escrito intenta desarrollar
la idea del “valor y la fe en lo posmoderno”, continuado el artículo de Albrecht
Wellner
[11]
.
Se constituye también como
el trabajo final de la materia: Posmodernismo y Teoría Crítica del Doctorado
en Sociología Avanzada, en curso por el autor.
Interesa releer el artículo
de Wellner y hallar en el algunas líneas teóricas para la profundización, a
modo inicial, del concepto del “valor”, unido al de “fe” y al de “cambio social”.
Quizás esta tarea conduzca, como en un círculo, a reencontrarnos en el principio
de lo posmoderno, pues lo que nos interesa es el “transitar” en estas ideas
y a través de reflexiones enriquecidas por otros autores que se enuncian.
Iniciamos nuestro trabajo con
la obra de Wellner: Con el posmodernismo se ha quebrado la versión de “progreso”,
nada se sabe con certeza, pues los fundamentos epistemológicos son indefendibles,
el pensamiento filosófico rompe las ligaduras del empirismo, el núcleo central
del posmodernismo es un enigma.
Una introducción al concepto
de lo posmoderno nos arroja luz enunciando una serie de fracasos de esta última
mitad de siglo, ellos son: el fracaso de la expansión socialista de los ´60,
el fracaso de la respuesta autoritaria de los ´70, el falso equilibrio del sistema
económico de los ´80, la extinción de la URSS en los ´90.
Wellner nos habla de que el
concepto de posmodernidad anuncia el fin de un proyecto histórico, el proyecto
e la modernidad, de la ilustración europea, el proyecto de la civilización griega
y occidental. El Posmodernismo nos anuncia la muerte la de la razón, este autor
presenta un collage de selecciones arbitrarias de caracterizaciones de la posmodernidad
para crear un “campo conceptual”, desde donde surge la denominación, al respecto
cita a: Jean Francois Lyotard (principios de los ´70) “critica a la razón totalizante
y a su sujeto, a la ´representación del signo´ y de la idea de ´verdad´, para
este autor el sujeto, representación, significado, signo y verdad son eslabones
de una cadena que tiene que ser rota en su conjunto. La artificialidad de la
razón es ocupada por la voluntad, el posmodernismo es la disolución de semiótica
en energética. El sujeto es un producto de la máquina de representación y con
el posmodernismo desaparece con ella.”; Ihab Hassan (1977) “el posmodernismo
es un momento de unmaking (deconstrucción, descentración, desaparición, diseminación,
desmitificación); Frederic Jameson (1982) “se ve en el posmodernismo un rechazo
a lo totalizante y la posibilidad de un nuevo concepto, ve una unidad no violenta
de lo múltiple, se habla de ´una relación por vía de las diferencias´, en política
ve a una nueva izquierda descentrada”; Jean Braudillard (1993) “nos habla de
la ´revolución de la posmodernidad´, de un proceso de pérdida de sentido que
conduce a la destrucción de todas las historias, referencias y finalidades,
habría ocurrido una muerte
de la modernidad, se trataría de una realidad histórica - ahistórica consumada.”
Remarca hábilmente tres criticas
de la razón y del sujeto, se trata de la critica posmoderna contra el racionalismo
-lo moderno-, esta critica se refiere a en primer lugar al descubrimiento de
Freud sobre el deseo y su presencia perenne como fuerza no racional dentro de
la argumentación racional y la conciencia moral, aquí debería citar a Nietzche
como el preclaro antecesor a Freud. Luego enuncia de forma estupenda la critica,
-central- a la modernidad con su Proyecto de progreso técnico, que solo logra
avances técnicos, económicos y administrativos, en vez de la abolición de la
dominación, del autoengaño, la ignorancia y la pobreza, que eran los objetivos
del ese Proyecto “Ilustrado”.
Wellner continúa, define al
posmodernismo como una imagen con dos caras, una nos muestra al proyecto de
la ilustración como el proceso de un incesante racionalización, burocratización
y cientifización de la vida social, junto con la economía capitalista, la burocracia
moderna y el progreso técnico y finalmente el disciplinamiento del cuerpo, analizado
por Foucault que “ha alcanzado las dimensiones de un poderoso proceso de destrucción”
-de las tradiciones, del sentido y del entorno ecológico-. La razón identificante
planificadora, controladora objetivizante sistematizante en una palabra una
razón totalizante. En la práctica política, en el contexto del proceso de modernización,
se convierte en una técnica de conservación del poder, de la organización y
de la manipulación, y las democracia se convierte en una forma eficiente de
la organización de la dominación política. En el arte se integra en la economía
capitalista como “industria de la cultura”, queda reducida a una vida pseudo
autónoma.
“...Tienen
dos caras los locos de hoy, que caminaron y se rieron en el metro; bruja: ¡dadme
la llave!, que no tengo copia para entra al corazón de las muchacha que me miran;
aunque no la dejaremos subirse a la escoba voladora, aunque nos lo pidan por
un minuto y déjame acariciar tus pálidos ojos rubios y raros...”*
Con el posmodernismo cambia
la interpretación del sentido del hombre y de su producción basada en la razón,
hija de la ilustración europea. El proyecto de la ilustración nacido de las
mejores intenciones -yo diría de fe en el hombre y en su capacidad de transformar
al mundo-, cambió en el camino hacia el cinismo, irracionalismo y particularismo.
La razón se torna cínica, y positivista, se convierte en un aparato de dominación,
el sujeto se contrae a un complejo de relaciones convencionales y modos de funcionamiento
que el sistema exige de él.
Ha muerto la modernidad, finaliza
una aberración horrible, finaliza la razón productora de sentidos que oprimían
y contenían el carácter “transformador” del hombre, concluye la ilusión -falsa-
del progreso, el sentido de él reificado ha estallado y el posmodernismo observa
los fragmentos -ya inconexos-, finaliza la paranoia del sistema creador de la
norma y del sentido racional.
Finaliza
Wellner: La ilustración europea parece haberse consumido a si misma mientras
el proceso de la modernización industrial sigue imperturbablemente su marcha;
y agrega: Existiría en nuestra época un impulso posmoderno que sería el impulso
a una autotrascendencia de la razón. La posmodernidad sería un proyecto de búsqueda
y de registro de las huellas de cambio.
Las preguntas con las que cierro
la aportación de este autor son: ¿a partir de ahora el hombre regresa a la naturaleza
interna de su tendencia a la felicidad anárquica?, ¿creará otra convención normativa
de su conducta posmoderna ?, ¿se negara a este cambio?, ¿cuál será o es el papel
de los símbolos, el valor o los significados en este posmodernismo?.
Es interesante observar a los
niños cuando se les pregunta sobre sus objetos mas queridos, no siempre resultan
ser los mas “valiosos” para los padres, los niños son entidades no racionalizadas
pero como sabemos el proceso de socialización se encargará de adecuar su mundo
total, su mundo de la vida, su universo simbólico, para crear un cosmos simbólico,
racional de lo que es “valioso” y lo que no lo es.
También
los locos cuando observamos su comportamiento, atesorando objetos para su entendimiento
valiosos, para ellos tiene valor, ellos han depositado desde sus razonamientos
un determinado valor para sus cosas, etc.
Si el núcleo central del Posmodernismo
es un enigma, pues entonces dejémoslo así, para que se motorice el mismo desde
un plano de “ausencia de razón”; quizás esta proposición alude a la “trampa”
de la modernidad que fue pensar en el “proyecto”.
Con esta idea de “proyecto”
-una dominación futura sobre las cosas- se desarrollaron innumerables esfuerzos
materiales y espirituales -la salvación-, la trampa de racionalizar -los recursos,
las ideas, las acciones, la conducta, la moral- en pro de un futuro mejor, un
futuro de libertad.
“La dominación por parte del sujeto sobre los
objetos obtenidos por las ciencias y las tecnologías contemporáneas no viene
acompañada de una mayor libertad, como tampoco trae aparejado más educación
pública o un caudal de riqueza mayor y mejor distribuida. Viene acompañada de
una mayor seguridad respecto de los hechos”
[12]
El Posmodernismo significa
el pensar en el umbral de una posibilidad de una situación distinta del sentido
del hombre en el mundo, una realidad distinta a la moderna, distinta a las realidades
pasadas, una realidad, un significado y un valor distinto al que conocemos.
Entiendo que esta instancia
posmoderna, se refiere a lo que denominaríamos un “cambio social”, asunto o
materia que ocupa un lugar de estudio privilegiado entre los sociólogos, si
bien se detallan las características de esta nueva instancia de la humanidad,
a mi parecer no se ha elaborado del todo el concepto del “valor” y su papel
en este “cambio”.
No deberíamos entender en esta
instancia posmoderna que se destruye la producción humana, solo se destruye
la producción de un determinado modo
(racional) de producción humana, el concepto de producción es otro. Así
el valor es una producción social, es el acto de conferirle o asignarle “una
posibilidad a algo”, el omnipresente mecanismo del fetiche.
El “valor” en la posmodernidad
se vincula con el desvalor, en principio digamos para aclarar que el desvalor
será aquello en que se cuestiona su cualidad de valor, como ser las instituciones
reencauzadoras del “orden racional” -cárceles, institutos correcionales, escuelas,
etc. Podríamos citar los trabajos y estudios socio-antropologicos que se refieren
al dinero como un ente creador de valor, la sociedad y su creencia -como un
acto de fe ciudadana y Roussosiana- como un “acto de fe otorgado” a un pedazo
de papel, a elementos metálicos, la imagen virtual en la pantalla de un cajero
automático, etc.
La instancia posmoderna cuestiona los valores modernos, pero no impugna
el acto de otorgar valor, ni de poseer fe. Los valores ideológicos y su
fe en ellos se hallan vinculados al derrumbe de la Unión Soviética, a la construcción
de nuevos estados -separatistas-, que buscan independizarse, buscan ser autónomos,
buscan crear su propia nación o su propio sentido de “valor” de la identidad
con respecto a un territorio y a sus riquezas, lo que obviamente también constituye
un acto de “fe en los valores”.
Se cuestiona desde lo Posmoderno
el “valor” de la religión, su racionalidad, como sabemos, ésta parte de un entendimiento
no racional, como lo es la fe y que -en el caso del cristianismo- pensar en
glorificar a un ser aparentemente humano que es crucificado y que resucita,
que luego de fallecido y regresa a la vida, esta es la idea “irracional” que
hemos escuchado, sin embargo su difusión, su expansión, su creencia de verdad
y su funcionalidad para crear una estructura de poder -históricamente en vinculación
al Estado-, se desarrolló tanto como para ser aprehendido como un acto “racional”,
un acto ensillado en el orden creador de una sociedad, por su puesto con un
alto “valor” conferido, eso lo que se cuestiona hoy de religión.
Y continuamos la expresión
de lo que seria el valor en la posmodernidad, así pues el concepto de valor
y el de fe están unidos, vinculados para formar una unidad, un equilibrio que
en la modernidad los racionalizaban bajo un orden-equilibrio,
este equilibrio era funcional para distribuir, bajo la concepción del valor
a las riquezas, instaurar un orden, gerenciar el poder, asignar roles a las
instituciones y a las personas; lo que el posmodernismo nos trae es la destrucción
de este orden racional y por lo tanto se cuestiona la fe y el valor que se les
confiere a las cosas ordenadas-equilibradas
racionalmente.
Es llamativo el impulso de
los programas de desarrollo al 3er. Mundo, que ponen acento en la razón, que
intentan “racionalizar” recursos económicos y que se otorgan o se conceden a
condición de que se transforme en un esquema “racional” de produccion-consumo.
Muchos pequeños productores minifundistas de America Latina, por ejemplo, no
apoyan su lógica reproductiva en la racionalización del mercado, o del consumo,
más bien su lógica se apoya en la racionalización de su subsistencia, en un
determinado entorno
[13]
.
En el posmodernismo encontramos
la convivencia de lo múltiple y lo heterogéneo como práctica cotidiana, la destrucción
de los valores institucionalmente racionalizados, la fe en la compra-venta de
lo exótico como una acto comercial no extraño, la ambivalencia no precisada
de la búsqueda hacia el ayer.
La paradoja es la critica a
la racionalidad que la hacemos racionalmente, la paradoja se repite en desmistificar
los valores modernos y crear -desde lo moderno- valores posmodernos, el reto
posmoderno es plantearse estas cuestiones para eludirlas o enfrentarlas con
el presupuesto de que todavía existen. Será una tarea para los cientistas sociales
estudiar el “valor”, la “fe” hacia el “posmodernismo”, para entrar al próximo
milenio.
Yo acuerdo con su presentación
del “Manjar de los Dioses”
[14]
, comparto la afirmación de que los pueblos antiguos tenían
otras vinculaciones con el entorno natural y social
[15]
y comparto también su aportación bibliográfica como posmoderna,
en vista que es congruente a la crítica del racionalismo
[16]
.
No estoy de acuerdo con Begonia
cuando afirma la sobre benignidad de todos los vegetales, tampoco en un retorno
-salto- desde nuestra cultura moderna
en transición posmoderna, a la del estadío arcaico. No podría asentir que
un piloto tome el mando de un avión en un estado sensitivo alterado por alucinógenos,
menos aún si en él estoy de regreso a mi país.
Antes
la vinculación de los pueblos -antes del uso de la razón-, con la naturaleza
se mediatizaba irracionalmente, era en ella dónde vivían los dioses cerca de
los hombres, se aceptaba la convivencia de “fenómenos” y de que el shamán que
curaba todo se “comunicaba” con los dioses, se trataba de una lógica no racional,
no moderna, una lógica preracional, ancestral, de convivencia socio-cultural
con un determinado equilibrio.
En tanto llegó el “descubrimiento”
de América y la modernidad con su racionalidad, se cubrió a ese tipo de vinculación,
se la tapó con el fuego, con el hierro y la cruz, se “encubrió” América, a ella,
sus culturas, a sus dioses, a su naturaleza, a su identidad.
“... Y la bruja me cuenta lo que escuchó: Al indio pongámosle ropa, a esos dioses que viven en el bosque ¡destruyámoslos! junto a su morada, que es fea y negra. Dios está en la claridad, en la luz, lejos de esta maldita tierra, ¡él esta en el cielo! . Y yo se que él nos ama por lo que hacemos, y a mi me gusta que me amen, porque yo también soy blanco y bello como Dios, soy blanco como la luz del cielo...”*
Hoy podemos ver cómo se esforzaron
los pro-hombres del iluminismo en trasladar la cultura moderna-racional hacia
el “Nuevo Continente”, con la inmigración
[17]
, reconstruyendo ciudades modernas europeas en América, así
la Av. de Mayo en Buenos Aires es una copia de la Gran Vía de Madrid. Si creo
que hubo una buena intención, fue la del despliegue del uso de la razón del
hombre, por detrás estaba la confianza en él para manejarla, el hombre centro
en ese momento del universo, trató de racionalizar y de ordenarla, pero con
el propósito de desplegar el poder de una cultura “mejor” que otra.
“..., la razón cognoscitiva estará inscrita
en el orden social, económico, político. La ciencia proporcionará más justicia,
más bienestar, mas libertad. Eso pensaban, a grosso modo, Europa y Norteamérica
hace dos siglos, cuando creyeron en los grandes relatos de la emancipación proclamados
por las Luces.”
[18]
El texto de Begonia es posmoderno
porque atenta, cuestiona y discute el orden instaurado por la razón y en pro
de la Ciencia. Lo mítico, dice la epistemología, es la referencia a una instancia
precientífica, por lo tanto no es válido; ¿será entonces necesario crear una
epistemología posmoderna?.
Acaso nos sería imposible,
acaso deberíamos “demostrarlo” cual fenómeno físico y/o lógico, en esta instancia
no debemos apoyarnos en nuestros sentidos que son escasos y que distorsionan
la vinculación con el entorno, debemos elaborar no racionalmente una nueva comprensión,
apoyada en la negación del mundo moderno y de sus frutos.
O quizá sea mejor, dejar que
su núcleo central permanezca en una incógnita, pues si intentamos descifrar
esta incógnita, lo haríamos racionalmente.
La posibilidad de lo nuevo
esta presente, aquí, entre nosotros, esto no era pensado 20 o 30 años atrás,
salvo durante la revolución de 1968, nunca antes estuvo tan evidente el fracaso
del iluminismo, de la racionalidad y la negación a la estructuración jurídica
y legal de la injusticia y la opresión de unos sobre otros. El cambio, el quebrantamiento
de la homeostásis del sistema no fue premeditado, ni planificado en palabras
de Wallerstein:
“Una de las más fuertes y, quizá, la menos
útil de las herencias de la Ilustración es la creencia en que desde el momento
en que el cambio es posible, solo lo era o lo será del modo óptimo mediante
la planificación social racional. Hemos tenido cambio social planificado hasta
la náusea, desde Jeremy Benthan a los bolcheviques. Y los resultados han sido
menos que felices.”
[19]
No pensemos racionalmente en
un futuro posmoderno ajustándolo al que conocemos, destruyamos el preconcepto
racional, hagamos el esfuerzo abstracto de crear desde la nada, “en otra cosa
a la que no se parece”. De lo que se trata, al querer pensar en el posmodernismo,
es el de evitar la extrapolación de las variables “modernas” para identificar
un futuro “posmoderno”, se debe entonces crear un nuevo valor, un nuevo significado
para el hombre y para su sentido en el mundo y diría que esto sí se trata de
un acto de “fe” en un valor, como diría San Agustín: “es propio de la fe creer sin llegar a comprender”,
así pues no comprendamos no racionalicemos, tengamos al posmodernismo a su reflexión
como en los umbrales de una creencia, donde no es necesario demostrar nada,
ni justificar, ni experimentar, solo se trata de creer, de tener “fe” en este
“valor” dado.
La tarea estimulará la inmaginación,
la intuición, la voluntad, pero con la experiencia de los errores pasados:
“Quizás tendríamos que deconstruir sin erigir
estructuras para deconstruir que acaban siendo estructuras para mantener lo
viejo bajo el disfraz de lo nuevo. Quizás tendríamos que tener movimientos que
movilicen y experimenten, pero no movimientos que busquen operar dentro de las
estructuras de poder de un sistema-mundo que están intentando deshacer. Quizá
tendríamos que entrar de puntillas en un futuro incierto, intentando recordar
meramente en qué dirección estamos yendo. Quizá tendriamos que re-evaluar constantemente
si de hecho lo que estamos haciendo es deconstuir un sistema desigualitario
o reforzarlo.”
[20]
Sobre la lección actual, diría
que no se trata de ser permisivo, ni ecléctico, al convivir en un mosaico, de
aceptar felizmente la multiplicidad y la heterogeneidad, el posmodernismo se
presenta desplazando a la “razón y abriendo el campo para una nueva creatividad
liberada del yugo racional”, paradójicamente esta situación nos obliga y nos
somete a redefinir las características de una nueva sociedad, anhelaríamos que
ésta sea más justa y humana, aunque esto tan solo sea una triste reminiscencia
moderna.
“...Regresaremos del viaje y limpiaremos nuestras espaldas,
del lodo, de la lluvia verde. Comeremos raíces de piedras para dormir una siesta, que será larga pero corta. Cambiaremos figuritas con Dudi, aunque su padre no nos deje entrar a la cancha de bochas de cartón...”*
La nueva redefinición del los
valores en una sociedad, implica dos cosas: si esta redefinición es coyuntural
dentro de un proceso de cambio -no de transformación-, pues implicaría que los
nuevos valores son funcionales a las nuevas formas de dominación, como desarrollamos
arriba; si por el contrario, este impulso posmoderno ha de redefinir los valores
y esto implicaría la destrucción de las estructuras de dominación, pues entonces
estaríamos frente a la transformación de la sociedad
[21]
.
Entonces,
¿que propone el posmodernismo?, pues diría que hasta el presente,
solo se trata de un cambio, no de transformación, se trastocan los valores,
cambian pero solo de lugar, se mantienen unidos como las bases de las estructuras
de dominación que permanecen indemnes.
Estas estructuras no son otras
que las estructuras que otorgan el desarrollo de la sociedad, su trabajo, su
mantenimiento, su funcionamiento, estas estructuras son las del sistema político
y económico de una sociedad, solo ocurriría una transformación cuando se destruyan
los valores y las creencias que sostienen a esta estructura, por ello pensemos
que los cambios “posmodernos”, nos muestran solo un inicio de cambio, pero nada
mas. El inicio, de un suceso que por ahora no ha llegado a trastornar a los
“valores” de una sociedad, solo ocurrió una transformación, en cuanto a la concepción
de lo posible, al aceptar abiertamente
la critica al racionalismo -aceptación tardía-.
Por ahora podemos tomar distancia
y decir que estamos cambiando de lugar las cosas, no las estamos transformando,
solo cuando dejemos totalmente de lado el apoyo racional, en el que se funda
el valor, cuando ocurra el salto irracional hacia otros valores es que habremos dejado atrás a la modernidad
y estaremos pisando lo posmoderno con total amplitud, quizás este salto no sea
posible de darlo en forma de una decisión o de un acuerdo colectivo, quizás
este salto este impulsado no a partir de una decisión racional, sino más bien
sea el producto del sistema mismo que nos impulse, que su agotamiento como sistema
que su homeostasis rota, que sus contradicciones internas nos expulsen de él
y allí sí nos encontremos delante de una transformación, aunque esto no necesariamente
implique que el salto irracional hacia nuevos valores sea mejor que el mundo
tal como lo conocemos, tal como lo racionalizamos.
Utilicemos esta libertad para
desarrollar nuestra creatividad, ¡ volemos con las brujas.!
“Final:
...se escapan mil trescientas pesetas o dólares
por mis ojos, en forma de lágrimas.”*
ª Universidad de Barcelona. Facultad
de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales. Doctorado en Sociología Avanzada
Posmodernismo y Teoría Crítica, Prof. Carmen Dominguez
[11]
WELLNER, Albrecht
“La dialéctica de Modernidad y Posmodernidad” Debates 14 (1985), págs 67-87.
[12]
LYOTARD, Jean-François
“La Posmodernidad (Explicada a los niños)”, Gedisa 1996, pág.30
[13]
TSAKOUMAKOS, BENENCIA
“El minifundio en la Argentina II” SAGYP, 1972.
[14]
Mc KENNA, Terence
“El Manjar de los Dioses” Paidos, 1993.
[15]
“... lo arcaico
hace referencia al Paleolítico Superior, un período de hace siete o diz mil
años que precede ala invención y difusión de la agricultura. La época arcaica
fue de pastoreo nómada y compañerismo, una cultura basada en la ganadería,
el chamanismo y el culto a la Diosa.” Ibidem. pág.19
[16]
“...las drogas
psicoactivas hacen peligrar la asunción cristiana de la inviolabilidad y el
status ontológico especial del alma. Del
mismo modo, desafían la idea moderna de la invilabilidad del ego y sus estructuras
de contro. Resumiendo, el encuentro con las plantas psicodélcas pone totalmente
en cuestión la visión del mundo de la cultura dominante.” Ibidem pág.23
[17]
Ver SARMIENTO,
Domingo F. “Civiliación o Barbarie” Buenos Aires (obra del siglo pasado).
[18]
LYOTARD, Jean-François
Ob. Cit. pág.76
[19]
WALLERSTEIN, Immanuel “El Futuro de la Civilización Capitalista” Icaria
Antrazyt, pág. 38 Barcelona, 1997
[20]
Ibidem, pág.39