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Mirando a Santiago por la tele

  por Dr. Alberto Tasso

 

En las últimas semanas el gobierno provincial enfrenta uno de los periódicos asedios a que lo somete la prensa metropolitana. En este caso, un folletinesco programa del Canal 9 fue el catalizador de una mini crisis de gabinete.

Ya sea por hechos concretos tales como un resultado electoral, un escándalo jurídico, económico o cultural (¿se acuerdan de la prohibición de El Cartero?), o por mera curiosidad malsana sumada a la frenética búsqueda de audiencia propia de su negocio, los medios de Buenos Aires –y hasta Córdoba- saben que un viaje a Santiago del Estero siempre promete buena cosecha.

 

El mundo ya está aquí

Más allá de que Santiago del Estero siempre ofrezca leña para echar a su propio fuego –porque sus gobernantes son infatigables productores de anacronismos y excesos- vale la pena preguntarse por qué sucede esto, por qué viene sucediéndose cada vez con más frecuencia... y por qué, según estimo, esa frecuencia aumentará.

Es que la globalización circula por senderos informativos. El mundo está cada vez más comunicado, y este proceso recién comienza. El drama de las mujeres afganas, el Mundial de fútbol, Pinochet enjuiciado en Inglaterra, el crack de las Torres o la guerra que ha desatado, son algunos entre innumerables sucesos que pueden ser leídos de este modo: ningún lugar del mundo es apartado, ningún hecho nos es ajeno, si lo reconocemos desde un interés propio.

Una nueva sensibilidad cuya gestación comenzó hace dos siglos está naciendo ahora, a pesar de obstáculos y conflictos, y es la de sentirse habitante de la tierra. Las comunidades humanas tienen fronteras, pero sus problemas no. Desde ahora, será cada vez más difícil construir murallas, cerrar las ventanas, y pretender que el mundo es sólo lo que vemos, o sólo lo que queremos que sea.

Las banderas de los nuevos movimientos sociales nacieron en lugares precisos pero se extendieron sin cesar por todo Occidente: las luchas obreras y el socialismo fueron precursores: la siguieron la democracia, los derechos humanos, el feminismo, la defensa del medio ambiente. Ahora, hasta la resistencia a la globalización económica y cultural es una causa que utiliza estrategias globales, tales como Internet y foros mundiales.

Contra la teoría del reino aislado

Sin embargo, muchos santiagueños se amparan en la distancia y en sus singularidades para pedir un trato diferencial. “Nosotros somos así”, se dice. “Qué tienen que venir los de afuera a meter las narices en nuestros asuntos”, se argumenta para evitar que su conducta sea examinada por otros.

Yo digo que si en Santiago hay problemas –y los hay, como en cualquier otro sitio del planeta- esos problemas nos interesan a todos. La idea de un remoto reino aislado, de un feudo invulnerable a otro arbitrio que el de su señor, ya no es practicable hoy.

Y sin embargo, aquí estamos participando en este conflicto que no es sólo de intereses sino también de sensibilidades, de formas de entender la sociedad y de mirar a nuestro alrededor. Si esta noche miramos el canal 9, por ejemplo, no será sólo para saber como nos ven, sino también para enterarnos de cómo somos, porque nuestra prensa sólo puede editar una parte de lo que piensa.

Estoy de acuerdo en que la mirada porteña tiene sus sesgos, sus intereses y sus excesos. Pero en este momento, como en otros de los años recientes, nos ayuda a saber, si es que no lo sabíamos, que este no es un paraíso, y que nunca lo fue. “No nos dejan subsistir / cómo sufrir tantos males / donde usurpan propiedades. / En Santiago ya no hay hombres / huyen para todas partes / andan como el judío errante / de miedo de los ladrones. / Solo los jefes son “dones”, / metidos dentro un chiquero / afilan bien sus aceros, / previenen bolsas y lazos, / un infierno sin descanso / es Santiago del Estero.”

Estos versos de José Enrique Ordóñez, apodado el Shunko viejo, se escribieron en 1860. No estoy diciendo que Santiago sea hoy un infierno, desde luego, pero lo sugiero para que evitemos esa posibilidad. Y entretanto, si esos versos conservan algo de actualidad, ¿por qué Santiago podría estar al margen de la crítica?

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