Sobreviviendo entre cadáveres

Isaac Bigio

Analista Internacional

Pareciera que la vida política de Tony Blair, y también de George Bush, estuviese determinada por recientes y próximas muertes.

El doctor Kelly, al quitarse la vida, ha puesto en jaque la sobrevivencia de varios ministros británicos. Por otra parte, casi una semana después del suicidio del principal experto británico en armas de destrucción masivas, Blair, Bush y sus secretarios recibieron un soplo de vida con la anunciada caída en combate de los hijos de Hussein.

El suicidio de Kelly ha exasperado la peor confrontación entre un gobierno británico y la BBC, el cuasi monopolio público de la TV y Radio, y ha acentuado el clima de desconfianza en la opinión popular. Una reciente encuesta muestra que por primera 2 de cada 5 británicos creen que Blair, el líder laborista que más tiempo ha estado en el poder, debería dejar el premierato.

El tuvo la dificil tarea de ir hacia una invasión contra el grueso de su base partidaria y de la población. Dos millones marcharon contra la guerra en la protesta más grande de la historia británica. Para convencer a la mayoría parlamentaria presentó dos informes que después se ha mostrado fueron plagiados de una tesis estudiantil o la Internet. Allí afirmó que Irak poseía miles de litros de gases, los cuales podía enviar al exterior a 45 minutos de darse la orden y en mísiles de extenso alcance. Durante el conflicto se evidenció que Irak no poseía mísiles ni si quiera de medio alcance y no ha aparecido una sóla arma de destrucción masiva aunque sea mucho después de 45 días de haberse producido la invasión.

También se ha mostrado como falsa la aseveración que Irak estaba a uno o dos años de fabricar una bomba nuclear. Los propios inspectores de Naciones Unidas tildaron de fraudulenta la afirmación hecha por EEUU o Reino Unido en sentido que Bagdad había adquirido uranio africano o tubos especiales para elaborar cabezas atómicas.

El espectro de Kelly ha perseguido al primer ministro británico a lo largo de su periplo alrededor del planeta. Para tratar de librarse de toda culpa asegura que él no ordenó acusar a quien se suicidara como alguien que filtró información confidencial. Blair ha mostrado estar dispuesto a sacrificar a Alistair Campbell, su director de comunicación, y Geoff Hoon, su ministro de defensa. Sin embargo, la comisión de investigaciones presidida por Lord Hutton ha planteado que durante 2 meses hará audiencias televisadas. Dentro del laborismo hay muchos quienes piden la dimisión de Blair y que el premierato pase a manos de Gordon Brown, Robin Cook u otro líder de su partido.

Con la muerte de los hijos de Hussein, Bush y Blair tratarán de cubrir la del doctor Kelly. No obstante, existen una serie de cuestionamientos acerca de los informes infidedignos sobre las armas iraquíes y la cuestión Kelly apuntará a exasperar. Además, está el hecho de que casi a diario vienen siendo emboscadas tropas extranjeras y que los costos en vidas y dinero es muy alto. El presupuesto militar en Irak está subiendo de $2 mil millones mensuales a $ 3,900 mil millones mientras que tanto en los EEUU como en Gran Bretaña hay sectores que se quejan por la falta de inversiones sociales en educación y salud.

Queda por ver si el fin de los delgfines de Saddam desmoralizará a la resistencia. El número de soldados anglo-americanos muerto por día sigue aumentando. La mayoría iraquí no simpatiza con la ocupación y la muerte de éstos o de Hussein podría se interpretada como que se confirma que la presencia extranjera se hace más innecesaria. Quienes marchan en las calles o se enfrentan a las tropas representan diversas tendencias: desde radicales chiítas hasta socialistas.

Si se profundizan las investigaciones y el descontento tanto en Irak como también dentro de EEUU y Reino Unido ante la ocupación, es posible que se produzcan serios remezones dentro de los propios gobiernos de los países atacantes.

La muerte de dos hijos de Saddam permite a Blair y Bush mostrar una significativa victoria pues hasta la fecha no han dado con Bin Laden, Mula Omar, Saddam Hussein o las mentados gases mortales iraquíes.

Mas, ello no basta. Para apaciguar voces opositoras y sobrevivir necesitan mostrar a Hussein aunque sea como cadáver. Si no consiguen ello o ir frenando la creciente resistencia iraquí, y si los cadáveres de soldados ocupantes empiezan a aparecer a un ritmo de más de uno por día, la sobrevivencia de varios ejecutivos en Londres y Washington estará en cuestión.


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SANTIAGO DEL ESTERO, ARGENTINA